La última película de Marisol o Pepa Flores en su etapa edulcorada fue esta “Carola de día, Carola de noche”, en 1969, dándose después un descanso de cuatro años en los que la antaño niña prodigio fue evolucionando hacia posiciones de ultraizquierda, para reaparecer con un filme tan distante como “La corrupción de Chris Miller”, con el que dio un cambio radical a su carrera, aunque no precisamente en sentido positivo.
En esta “Carola…” la mítica niña de “Un rayo de luz” y posterior adolescente de “Tómbola” se había convertido ya en una muchachita con todos sus avíos, y consecuentemente se imponía hacerla ya protagonista de una historia romántica. Aquí, en un guión cuando menos surrealista, la tenemos convertida en heredera de un trono, expulsada de su país por una revolución (¿Constantino en Grecia, tal vez?), exiliada en la España de Franco (que ya son ganas de exiliarse… claro que el General Perón y el rey Simeón de Bulgaria, entre otros magnates destronados, recalaron aquí en aquel contexto histórico), y aburrida de tanta protección y tanto protocolo, la jovencita decide buscar aventura.
Jaime de Armiñán, el interesante realizador de cine y televisión, no estuvo precisamente afortunado cuando aceptó este enojoso encargo, sólo apto para paladares que gusten del empalago y la gazmoñería. Afortunadamente, Marisol no tardaría mucho en convertirse en Pepa Flores: quizá de esta forma la heredera del trono por fin volvió a su país para participar en la revolución… Inesperado final verídico para tan anodina ficción.
Carola de día, Carola de noche -
by Enrique Colmena,
May 13, 2006
1 /
5 stars
Enojoso encargo
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