Hay un tipo de cine dirigido a espectadores adultos que tiene y tendrá siempre un lugar en el mercado. A todos nos llega, en mayor o menor medida, este cine de relaciones entre hombres y mujeres, con su neuras, sus deseos apenas encubiertos, sus instintos de posesión, sus dudas. Mike Nichols, recuperado para el buen cine tras años en el que apenas ha hecho nada interesante, presenta esta adaptación de la obra teatral del dramaturgo londinense Patrick Marber, un descenso a los infiernos de las relaciones cruzadas entre dos parejas, que se enamoran, se apasionan, se cruzan y descruzan al ritmo del deseo, de las inseguridades que, tantos años después, el primate conocido como "homo sapiens" sigue teniendo, aunque ahora vista elegantes trajes de Armani o Versace en vez de apestosas pieles sin curtir.
Buena parte del éxito crítico (y, en su proporción, de público) que esta interesante película está teniendo hay que adjudicárselo, desde luego, al texto de Marber, una inquietante incursión a oscuros meandros tales como el deseo animal, la lujuria, los celos, la sensación de propiedad sobre otras personas, turbios pasajes del ser humano que Mike Nichols retrata con crudeza, con un estilo moderno que parecería más lógico en un cineasta joven que en uno que sobrepasa ya de largo los setenta años. Hay un atractivo juego de sintaxis cinematográfica en estas relaciones cruzadas, donde todos terminan sabiéndolo todo de todos, a veces por confesiones, casi siempre por intuiciones.
Mención aparte para los intérpretes: inesperadamente excelente Julia Roberts, en un papel complejo (como todos, pero el de ella más), una mujer escindida entre dos amores, entre la ternura y la pasión brutal, incapaz de quedarse con uno solo; bastante inferior Jude Law, que se sigue confirmando como la cara bonita que es, pero al que todavía le queda mucho por crecer como artista; magnífica Natalie Portman, en un papel tan distinto al de la princesa Amidala que interpretara en las nuevas entregas de la saga de Star Wars, La amenaza fantasma y El ataque de los clones (en ésta ya ascendida a reina: el escalafón es el escalafón...), una joven nihilista, prendida amorosa, sexualmente, a su hombre, y cuya pérdida provocará un repliegue en la abyección; y finalmente Clive Owen, del que se dice que podría ser el nuevo James Bond, un actor de perfiles duros que aquí encarna convincentemente al médico sumergido en una espiral de sexo, posesión y venganza.
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