Cosas que diría con sólo mirarla

Rodrigo García, hijo de Gabriel García Márquez y hasta ahora de profesión director de fotografía, afincado en el cine USA desde hace varios años, debuta en la realización con esta sensible muestra de cine de mujeres, dicho sea en el mejor de los sentidos; porque esta película de extraño título presenta, sobre todo, retratos femeninos, destellos de mujer en cinco historias levemente concatenadas.

Desde la doctora plena profesionalmente pero vacía en lo personal a la pareja de hermanas, una ciega y atolondradamente promiscua, la otra con miedo a comprometerse, o la pareja de lesbianas que rememora sus mejores momentos en la agonía de una de ellas, el filme de García es un hermoso muestrario de hembras adultas del género humano, producto inequívoco de las sociedades avanzadas del siglo XXI, donde la supervivencia hace tiempo que dejó de preocupar para ser usurpado su lugar por las relaciones personales, o con frecuencia la ausencias de ellas.

Sutil hasta llegar a pasar inadvertido, el toque femenino de García sugiere una sensibilidad que pocas veces se ve en pantalla en películas dirigidas por hombres. Es cierto que no todas las historias tienen igual altura: la protagonizada por Glenn Close es más bien flojita, pero el tono general de estas mujeres, los hombres que forman un mero paisaje en sus vidas, y sus evidentes deseos de llenar sus existencias de amor, bien merece un elogio sin cortapisas.

No es ajeno a ello el espléndido reparto femenino con que ha contado el cineasta hispano, desde la citada Close a una impresionante Holly Hunter o una Calista Flockhart afortunadamente muy lejos ya de Ally McBeal.