Manuel Gómez Pereira no termina de levantar cabeza. Su nueva película, que parece un retorno al cine que le dio fama (la comedia romántica), no da tampoco en la tecla. Y eso que ha contado de nuevo con un guión firmado por dos de sus libretistas de cámara, Joaquín Oristrell y Yolanda García Serrano, dos pesos pesados del guión (para la ocasión no ha contado, sin embargo, con Juan Luis Iborra, el tercero de sus autores habituales). Pero esta historia de dos pobres infelices, divorciados, con hijos a los que no atienden demasiado bien, con sus ex cónyuges perfectamente instalados en nuevas familias y con, sobre todo, una espantosa soledad, no termina de calar en ningún momento en el espectador. Hay, desde luego, razones de "casting": no te crees a esta Ana Belén de funcionaria del INEM, con unos diálogos en su boca que parecen escritos por estudiantes de primero de la asignatura de guión de la Facultad de Ciencias de la Información, ni te crees tampoco demasiado que esté tan desesperada como para colgarse de un personaje como el que hace Eduard Fernández, neurótico, pesado, pulgoso, alcoholizado, bizco (bueno, esto no es del personaje, sino del actor...), un plasta que a punto está al final de repetir su "hazaña" (dejar como un vegetal al alumno de autoescuela que tenía a su cargo) con su supuesta amada. Las situaciones están pilladas por los pelos, y la resolución de cada escena roza reiteradamente con la marcianada. Para más inri, los personajes, en "off", nos aburren constantemente con sesudas estadísticas relacionadas con los sentimientos en España, sobre bodas, divorcios, soledades... Un sin fin de porcentajes que terminan siendo más protagonistas que los dos desgraciados que, teóricamente, lo son. Para terminar el desaguisado, los dos popes de la radio progre española, Gabilondo y Nierga, recitan algunas decenas de "cosas que hacen que la vida valga la pena" (laberíntico título donde los haya, además de kilométrico), y si entre ellas hay que contar, como dicen, algunas que pudorosamente omitiré, a lo mejor va a resultar que, finalmente, no vale la pena...
Cosas que hacen que la vida valga la pena -
by Enrique Colmena,
Nov 28, 2004
1 /
5 stars
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