Pelicula:

Esta película forma parte de la Sección Oficial del ATLÁNTIDA MALLORCA FILM FEST’2023. Disponible en Filmin por tiempo limitado.

El cine que habla de las relaciones incestuosas a manos de un pederasta suele plantearse en general, desde el principio, como una denuncia de tales prácticas, y no parece que haya que insistir mucho en lo correcto de esa postura. La novedad de esta Dalva es que, sin huir finalmente de esa posición (como por otra parte hubiera sido más bien impensable...), plantea una situación inicial en la que la protagonista, la Dalva del título, una niña de 12 años, está tan influenciada por el padre que la tiene como amante desde varios años antes, que cuando detienen al felón y lo llevan a la cárcel, toda su energía, todo su pensamiento y todo su tiempo se dedicará a intentar volver a verlo, a intentar que todo vuelva a ser como antes de la detención. Como decimos, esa primera postura irá evolucionando matizadamente, de tal manera que la rebelde que creía que el amor de su padre se canalizaba a través de las ilícitas relaciones sexuales, tendrá que irse desprendiendo de ese lavado de cerebro que el hideputa del progenitor le fue incrustando en su tierno cerebro de niña, hasta hacerle creer que esa abominación era lo más normal del mundo.

Pero esa perspectiva desde la mirada de la niña violada continuadamente por su propio padre, aunque ella insista en que nunca la forzó, supone una mirada distinta a la habitual, y esa es su novedad, su originalidad, sin por ello llegar al extremo de justificar (hubiera estado bueno...) tal práctica.

La cineasta francesa Emmanuelle Nicot (Sedán, 1987), educada en la prestigiosa IAD de Lovaina, hace con este su primer largometraje, y a fe nuestra que le ha salido bien. En su haber hasta ahora sólo tenía algunos cortos, como su anterior film, titulado À l’arreché, también ambientado, como éste en buena parte, en un refugio para menores maltratados, por lo que se ve que el tema lo conoce y le interesa. Tiene buen ojo Nicot con la cámara, que, aunque usa “en mano”, nunca marea, sino que la utiliza esencialmente como elemento para acercarse a la protagonista, cuyo rostro ausculta casi constantemente, rostro que será el termómetro que irá marcando la evolución de esa desdichada niña cuyo mundo “perfecto” se vino abajo cuando la policía detuvo al pederasta de su padre, y que no puede entender por qué les separan. Esa cara, efectivamente, irá pasando del inicial enfurruñamiento, del inicial “Dalva contra el mundo”, a unas etapas en las que, progresivamente, gracias a amigas como la también adolescente Samia (que lo clava cuando le dice “se cree una mujer, pero es una bebé”), colega en el refugio, empiece a darse cuenta de la realidad de las cosas, de hasta qué punto su padre la tenía convencida de que el amor paternofilial consistía en puro sexo.

Hay por parte de la directora un acercamiento entomológico pero no exento de calidez hacia esa chica cuyo mundo se va al traste cuando al padre lo meten entre rejas y a ella en un refugio donde todos los internos la mirarán como la chica que era la puta de su padre y quiere volver a serlo a toda costa. Con un tono claramente realista, Dalva no es una película fácil, ni agradable, porque el empecinamiento de la niña en una postura que a la vista de cualquier persona cabal es un disparate, hace que el espectador se sienta evidentemente incómodo; pero parece interesante que veamos esa opción, la de la víctima que, lejos de creer que lo es, piensa que la situación anormal en la que vivía cotidianamente era la correcta, en una especie de síndrome de Estocolmo de libro. Al fin y al cabo, estamos ante una niña a la que la vida ha puesto en un disparadero, en una situación aberrante que ella no sabe gestionar más que desde lo que conoce, que no es otra cosa que el amor (también, y sobre todo, el sexo) con su padre, que parece haberla mesmerizado, imbuyéndola de sus ideas y supercherías mediante un sutil lavado de cerebro, prevaliéndose de su autoridad paterna para hacer creer a la cría que el sexo entre padre e hija menor es lo más normal del mundo. Aunque en algunos momentos pueda parecer ambigua por ofrecer siempre la  historia desde la perspectiva de la niña, el arco dramático del film irá en la buena dirección, con algunas escenas, como la primera cita “amigable” con la madre de la protagonista, hecha con sensibilidad y sutileza, con emoción contenida, dando ya muestras de que la confundida mente de la cría empieza a ver las cosas de otra forma más razonable, como se confirmará en el extraordinario último plano, ya en el tribunal de justicia, de un contenido conceptual: una mirada del cabizbajo padre pederasta hacia su hija, a la par que una mano, la de la pequeña protagonista, busca el abrigo, la protección de la recién recuperada madre.

Mención aparte (aunque no sea su tema) para la paciencia como de Job que han de tener los educadores que gestionan los centros de refugio de menores: si para los padres es complicado lidiar con adolescentes no especialmente problemáticos, para estos benditos que lo hacen con púberes conflictivos que no tienen lazos de sangre con ellos, es de verdad para hacerles un monumento; son, y así lo reflejan, profesionales vocacionales y con un aguante fuera de lo común.

Notable trabajo de la protagonista, la jovencísima Zelda Samson, sin experiencia previa ante las cámaras, pero que ofrece una composición excelente, en un personaje ciertamente complicado, y no solo por las evidentes y vidriosas connotaciones de su rol, una niña víctima de abusos por parte de su padre.

(24-07-2023)


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84'

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Dalva - by , Jul 24, 2023
3 / 5 stars
Se cree mujer, pero es una bebé