Pelicula:

Esta película forma parte de la Sección Sismos del 47º Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. Disponible por tiempo limitado en Filmin.

Álvaro Muñoz Rodríguez (Santiago de Chile, 1979) es un cineasta chileno que se graduó en el Instituto Profesional de Arte y Comunicación Arcos de su ciudad natal. Desde 2005 viene rodando cortometrajes que han obtenido varios premios en festivales. Esta Diablada es su primera película de largometraje.

La acción se desarrolla en un enclave de la zona de Huasco, ciudad portuaria situada en la región de Acatama, al norte de Chile, cerca de los Andes. En ese enclave donde vive mucha gente pobre y alguna gente rica, empiezan a desaparecer chicas entre 13 y 16 años; las denuncias de sus familias se topan con la desidia, cuando no el desprecio de las autoridades, en especial por parte del cuerpo de policía, los Carabineros (conocidos coloquialmente sus miembros como “pacos”), mientras que el gobierno atribuye esas desapariciones a fugas de las chicas por culpa de la miseria y la degradación de la zona, insinuando incluso que se han trasladado a grandes ciudades a ejercer la prostitución. Andrés es un padre con hija adolescente, Nené, que se dedica a la venta ambulante de pescado. Cuando su hija desaparece, como las otras, solo encontrará apoyo en una agente de los Carabineros, la cabo Meneses, con problemas con el alcohol...

Aclararemos que la “diablada” es una fiesta ancestral de carácter pagano (con añadidos cristianos a partir de la colonización de América), que consiste en una serie de danzas callejeras en la que varios de los personajes ocultan su rostro y sus cuerpos con caretas y vestimentas que los asemejan a diablos; esta antigua tradición cultural está muy extendida por amplias zonas de América, desde Chile a Bolivia, pasando por Perú, entre otros países. La coprotagonista, Nené, una de las desaparecidas e hija del protagonista, encarna habitualmente ese papel, el de diablo en la “diablada”, aunque no es demasiado bien visto por los lugareños porque, tradicionalmente, siempre lo hacían hombres.

Diablada nos parece un film irregular pero con puntos de interés. La historia que se nos cuenta tiene una base real, está inspirada efectivamente en una serie de desapariciones de adolescentes que acaeció en la zona, en la que los padres y madres de las desaparecidas solo encontraron burocracia y displicencia en las autoridades locales cuando denunciaron los hechos. Sobre esa lacerante historia Álvaro Muñoz ha montado su film, con un protagonismo coral y diversas historias que más o menos se concatenan alrededor de esas desapariciones, aunque algunos de esos protagonistas corales, como el llamado detective Miletti, enviado a la zona para investigar, resulta un tanto etéreo y su personaje no termina de entenderse demasiado bien. Otros, como el de la cabo Meneses, quizá sea de los mejores, una agente negligente y dada a empinar el codo que, sin embargo, será la única que mostrará empatía y procurará ayudar a los afligidos progenitores para intentar buscar a sus hijas desaparecidas.

Tiene la película un ritmo pausado, con un estilo invisible en el que se aprecia que Muñoz no tiene ínfulas autorales, sino que pretende solo contar su historia, lo cual es un punto a su favor. La puesta en escena del director santiaguino es correcta, sin alharacas, quizá un punto demasiado formalista, aunque es cierto que conviene ese tono sin subrayados al doloroso relato. Lástima que el guion sea un tanto desgalichado, con varias líneas argumentales no demasiado bien imbricadas entre sí, y con una resolución más bien desconcertante, como si faltara un desenlace que diera cohesión a la historia, que aquí queda un tanto inconclusa

Estamos, es cierto, ante una película algo incoherente y elemental, pero cuyo valor sobre todo radica en la denuncia de la sistemática corrupción del poder administrativo y económico, que se guardan las espaldas mutuamente, bien echando tierra sobre los hechos perpetrados por la plutocracia corrupta (drogas, rapto de menores, asesinato), bien burlándose, en sus escalafones inferiores (los coloquiales “pacos”), de las justas demandas del pueblo al que se supone deberían servir. En una de las escenas en la que una afligida madre acude a la “subcomisaría” (que así se llama el centro policial del lugar) para denunciar la desaparición de la hija adolescente cuando fue a comprar el pan, el displicente cabo que le atiende se burlará de ella diciéndole, “¿y qué quiere, que vayamos nosotros a traerle el pan?”. Esa frase vejatoria, esa chanza humillante dicha por un supuesto servidor público a una ciudadana inerme y desolada, constituye ya una denuncia lo suficientemente contundente para que entendamos el valor del film, que no pasará a ninguna Historia del Cine, desde luego, pero que tiene su mayor virtud en la denuncia de conductas inaceptables que, además, solo sirven para ocultar la ineptitud de esos funcionarios vagos e indolentes.

Con buen ojo para encuadrar por parte del director, en especial los espectaculares paisajes andinos, con sus yermas montañas y llanuras, el film cuenta con una buena factura formal, con bella fotografía de Álvaro Cortés, resultando en conjunto una esforzada producción con evidentes carencias, aunque en el fondo nos gana por su ingenuidad fílmica, en un thriller de denuncia entreverado de drama familiar, elemental pero eficaz, con el impresionante paisaje de los Andes como mudo testigo de la tragedia sin nombre y de la pertinaz ineptitud de los supuestos servidores públicos.

De los intérpretes nos quedamos con la frescura y naturalidad de la veterana Catalina Saavedra, que compone una cabo Meneses, la agente borrachuza pero íntegra, ciertamente notable.

(16-11-2021)


Género

Nacionalidad

Duración

93'

Año de producción

Trailer

Diablada - by , Nov 16, 2021
2 / 5 stars
“¿Qué quiere, que vayamos nosotros a traerle el pan?”