Estamos ante la típica y correcta primera obra de un joven director americano que tras una brillante graduación con un film de treinta minutos y la correspondiente experiencia televisiva accede a hacer su primera película de largometraje para la pantalla grande.
Se nos cuenta la historia de una joven madre soltera que de pequeña fue testigo del asesinato de su madre a manos de su padre, y cuyo testimonio hizo que éste cumpliera veinte años de condena. Ahora, al volver el padre de la prisión, se debate ante la duda de si vendrá a vengarse o si verdaderamente se equivocó al prestar aquel testimonio, lo que la hace sufrir tremendamente.
La película se desenvuelve por los caminos del suspense y la inquietud en el espectador hasta mediada su proyección, cuando el film da un giro de ciento ochenta grados para convertirse en una carrera vertiginosa de persecuciones y violencia.
La trama está llevada a buen ritmo gracias a una correcta puesta en escena, un buen trabajo de Donald Sutherland en un personaje ambiguo y cínico, y una Amy Irving que soporta sobre sus espaldas buena parte del peso del film.
Estamos, por tanto, ante un relato que, sin grandes alardes técnicos, mantiene la atención del espectador, al que hace pasar un rato entretenido.
El beneficio de la duda -
by Francisco Casado López,
Aug 30, 2008
1 /
5 stars
Veinte años después
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