El cine negro ha sido sustituido últimamente por el thriller de acción, pero no ha desaparecido totalmente como género, puesto que, de vez en cuando, algún director se interesa por una novela de los clásicos de la literatura criminal.
El elegido esta vez es Jim Thompson (1907/1977), quien, aunque no es de los más conocidos, es un excelente escritor al que se le deben varias novelas que han sido trasplantadas a la pantalla: Atraco perfecto, La huida, Los timadores, 1280 almas y El asesino dentro de mí, esta última editada en 1952, de la que ya el director Burt Kennedy realizó una primera versión para el cine en 1976, protagonizada por Stacy Keach, Susan Tyrrell, Julie Adams, John Carradine y Keenan Wynn.
En esta ocasión quien se interesaba en llevarla a la pantalla grande era el inglés Michael Winterbottom, irregular director, sobrevalorado por algunos sectores críticos, que se ha ajustado fielmente al texto.
Lou Ford es el joven ayudante del sheriff de Central City, al que se le pide que expulse de la ciudad a una prostituta, pero se enamora de ella. También le gusta al hijo de un rico industrial. La ambición por el dinero que éste ofrece a la muchacha para que se vaya y deje tranquilo a su hijo, llevará a Lou a cometer un doble asesinato al que seguirán otros al darse cuenta de que no hay vuelta atrás, apareciendo así el implacable asesino que guardaba en su interior.
Winterbottom hace la pintura de un hombre atormentado, un verdadero psicópata, que ejecuta sus crímenes con una violencia y un sadismo brutal, aprovechándose de que con su atractivo físico enamora a las chicas, con su cara aniñada de chico bueno.
El guion de John Curran, que se acopla por entero a la novela, tiene un fallo en la secuencia de la prisión que resulta increíble y que se le oculta al público, el resto funciona perfectamente.
La realización de Michael Winterbottom es eficaz, aunque fría, menos en los momentos violentos en los que se pasa unos cuantos pueblos, haciéndose insoportable, como también abusa de las escenas pasionales de sexo llenas de sadismo.
Logra una correcta ambientación de la Norteamérica de los años cincuenta, con un colorido estupendo en la fotografía de Marcel Zyskind, que recoge una atmósfera malsana, con un empresario dominador que se cree el dueño del pueblo, con un sindicalista que busca venganza, con un político corrupto, con un sádico asesino, elementos todos ellos que el escritor Jim Thompson sacaba de las crónicas de la sección de sucesos de los periódicos de aquellos años.
Casey Affleck da bien el personaje, arropado por el resto del notable reparto para un cine negro de bastante densidad.
El demonio bajo la piel -
by Francisco Casado López,
Feb 18, 2011
3 /
5 stars
Asesinando sin piedad
Uso de cookies
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.