El gatopardo

Tras conseguir una de sus obras maestras, Rocco y sus hermanos, e intervenir en el filme de episodios Boccaccio 70, Luchino Visconti, a la sazón duque de Modrone, pone en escena uno de sus filmes más carismáticos, El gatopardo. Ambientada en la turbulenta Italia de los años de la unificación de Garibaldi, narra la historia del príncipe de Salina, un noble que contempla el derrumbamiento de una época y el nacimiento de otra etapa totalmente distinta. Se acuña entonces el aforismo "ha de cambiar todo para que nada cambie", tan utilizado por columnistas y politólogos.

Basada en la novela homónima de Giuseppe Tommasi di Lampedusa, quien prácticamente se autobiografía camufladamente en el personaje central, El gatopardo supone un eslabón más en la configuración de Visconti como el cronista por antonomasia de la decadencia, el elegante notario de la muerte de una clase social, la aristocrática, y la llegada de una era nueva.

Es cierto que el tiempo no ha sido clemente con este en otra época incontestable filme, y que hoy resulta con frecuencia falto de gancho y algo aburrido. Trío de lujo al frente del reparto: un Burt Lancaster ya maduro, un Alain Delon aerodinámico, una Claudia Cardinale turbadora.

Estremecedora belleza de la música de Nino Rota, un clásico de la banda sonora.