Cuando el Neorrealismo empieza a dar muestras de cansancio, el cine italiano crea nuevas fórmulas. Pero como el salto en el vacío es siempre difícil, los realizadores de los primeros sesenta en el país italiano deciden hacer variaciones sobre el mismo tema, a la espera de encontrar la veta productiva de una nueva forma de entender el cine, más en consonancia con la Italia desarrollista de esa década, tiempos de expansión económica, utilitario para todos y compromisos históricos de los hoy extintos PCI y Democracia Cristiana (aunque sigan existiendo bajos otros ropajes más actuales…). Damiano Damiani había debutado en el cine poco antes con Il rossetto, cuando llegó la oportunidad de realizar esta especie de policíaco post-neorrealista, en el que un hombre acosado por su acreedor decide contratar los servicios de un “sicario”, lo que aquí llamaríamos un asesino a sueldo, para quitarse de encima a tan pesado energúmeno económico. La trama está razonablemente bien contada, la historia se sigue con cierto interés, mayormente por la curiosidad de saber a donde irán a parar las indagaciones del acorralado para buscar un criminal sin demasiados escrúpulos que haga el trabajo sucio que él sería incapaz de realizar. Entre los actores, la “sex symbol” Belinda Lee, de quien hoy ya prácticamente no se acuerda nadie, y el también director Pietro Germi, él mismo autor de un magnífico policíaco, Un maldito embrollo. La trayectoria de Damiano Damiani como director no deja de ser curiosa y a veces extravagante. En sus primeros años hizo de todo un poco, buscando, por decirlo en términos flamencos, el “palo” que mejor le iba. Parece que lo encontró con el cine de denuncia, con filmes como Por qué se asesina a un magistrado, El caso está cerrado, olvídelo, y el más famoso de todos, Confesiones de un comisario. Después de eso se ha hundido en una dorada mediocridad, con una filmografía ininterrumpida pero manifiestamente prescindible, que probablemente le permite vivir con holgura y puede que hasta con opulencia, pero que nada aporta a su obra ni a la Historia del Cine.
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