Pelicula:

Lin-Manuel Miranda es sin duda el nuevo gran talento del cine musical en Estados Unidos; nació en Nueva York pero es de obvia ascendencia hispana, de Puerto Rico, concretamente. Se dio a conocer fundamentalmente con su musical In the Heights, montado en Broadway en 2008, multipremiado (cuatro Tonys, nominado al Pulitzer de Drama) y con varios intentos fallidos desde entonces para llevarlo a la gran pantalla. Recientemente Miranda ha obtenido un nuevo y resonante éxito con otro musical, Hamilton, sobre uno de los padres fundadores de Estados Unidos, también abrumadoramente galardonado (once Tonys, un Grammy, el Pulitzer de Drama), que ha sido llevado a la gran pantalla filmando directamente la obra en el escenario de Broadway donde se representaba, estando previsto su estreno en España en la plataforma Disney+ en el mes de julio de 2021.

Pero la fama de Miranda comenzó a cimentarse, como decimos, a partir del musical In the Heights, que tras varios proyectos que fueron cancelados por distintos motivos, ha sido finalmente puesto en imágenes bajo el auspicio de la “major” Warner en este musical que en España lleva el título más bien amorfo de En un barrio de Nueva York, aunque es cierto que la traducción del original, que sería algo así como “En Los Altos” (por el barrio neoyorquino en el que se desarrollan los hechos, el norteño “Washington Heights” o “Los Altos de Washington”), no era tampoco demasiado buena. Washington Heights es, por cierto, un barrio fundamentalmente ocupado por hispanoamericanos de toda procedencia, aunque en los últimos años está sufriendo un proceso de progresiva gentrificación.

En cualquier caso, títulos españoles regulares o no, lo cierto es que este In the Heights nos reconcilia en buena medida con el gran cine musical norteamericano clásico: a ver, no es Cantando bajo la lluvia, West Side Story ni Siete novias para siete hermanos, ni lo pretende, pero es cierto que conecta muy bien con el gozoso sentimiento que aquel cine producía en el espectador, esa sensación vibrante, de puro disfrute, esa “joie de vivre”, esa alegría de vivir, como dicen los franchutes, ese impulso de arrancarse a bailar como los felices bailarines que danzan en pantalla.

Los brillantes números musicales ideados por Miranda (letra y música) se suceden, siendo difícil escoger cuáles son mejores, cuáles más pegadizos, cuáles llenan más; para nuestro gusto, nos quedaríamos con la que se podría considerar canción principal, precisamente titulada “In the Heights”, como el musical y el film, y que presenta inicialmente el barrio y sus personajes; pero también, claro está, el número titulado “96.000”, sobre los sueños imaginados por un billete de lotería que premiaría con esa cifra (en dólares) a su afortunado poseedor, danzado y cantado dentro de una gigantesca piscina por centenares de bailarines, con una coreografía con evidentes influencias del maravilloso cine de Busby Berkeley; y, en un registro muy distinto, la hermosa, melancólica “Paciencia y fe”, cantada por la Abuela como testamento vital, dolorosa y a la vez esperanzada.

Tiene En un barrio de Nueva York una vocación coral: en efecto, aunque hay un personaje central sobre el que pivota la acción, el pequeño comerciante treintañero dominicano Usnavi (sí, como el letrero que identifica a los buques de la Armada estadounidense, “U.S. Navy”...), y cuyo sueño es volver a su idealizada tierra natal e instalar allí un pequeño comercio playero, hay otros varios que presentan una amplia panoplia de las muy diversas formas de vivir en “Los Altos” en este siglo XXI, desde Vanessa, la chica que cree que mudándose al centro de Nueva York dejará de ser lo que es, hasta Nina, que vuelve de una elitista universidad (Stanford, en este caso) con serias dudas sobre sí misma y sobre si merece la pena competir en un estirado mundo en el que ser blanco, anglosajón y protestante te blinda ante cosas en las que ella, por el mero hecho de ser hispana, será siempre sospechosa; o el chico adolescente Sonny, uno de los “soñadores” (así llamados los menores de edad llegados a Estados Unidos de forma ilegal, que esperan ser regularizados), cuyas posibilidades de quedarse en el país son dudosas; o la Abuela, la mujer que ha trabajado incesantemente para sacar adelante a su gente, no necesariamente de su sangre, y que llega al final de su vida en paz; o Kevin, padre de Nina, que está absolutamente volcado en la tarea de dar a su hija un futuro mejor que el suyo, en conseguir que esa a menudo entelequia conocida como "ascensor social" sea una realidad.

Un caleidoscopio, pues, de las distintas visiones del mundo de los moradores del barrio, desde las que buscan escapar de esa realidad, a las que la asumen e intentan afrontarla, quizá cambiarla. Habrá también lugar para una cierta denuncia de la gentrificación del barrio que poco a poco va expulsando a los hispanos del mismo, aunque es cierto que se hace sin acritud y más como un telón de fondo que como una crítica en sentido estricto. Se podría argüir, y nos parece que no sería erróneo, que el film es poco combativo desde la perspectiva de la comunidad hispana que lo protagoniza, una comunidad que en Estados Unidos sigue siendo “de segunda”, pero debe tenerse en cuenta algo importante: In the Heights fue el primer musical ambientado exclusivamente en el mundo hispano que triunfó abrumadoramente en Broadway, y ahora es también el primer musical centrado en ese mundo que es llevado a la gran pantalla por una “major”. En ese sentido, la comunidad afroamericana lleva décadas de adelanto: recuérdense, por ejemplo, Carmen Jones (1954) y Porgy and Bess (1959). Así que, pasito a pasito, o como diría el Cholo (qué propio, ya que hablamos de hispanos...), partido a partido.

Pero es que, al margen de esa posible falta de combatividad y de compromiso social, lo cierto es que En un barrio de Nueva York no juega en esa liga, aunque algo aporte al avance de la comunidad hispana, que entendemos lo hace: la propia existencia de un musical que es en sí mismo un “blockbuster” ya es un avance, y de qué manera. Pero, como decimos, lo que busca fundamentalmente es, velis nolis, hacernos mover los pies, incluso el cuerpo en la butaca, a los acordes de preciosas canciones en “spanglish”, con coreografías espléndidas en las que no es difícil rastrear admirados tributos a los grandes del cine musical, de Gene Kelly a Stanley Donen, de Jerome Robbins a Bob Fosse o al mentado Busby Berkeley, por no hablar de Fred Astaire y el sentido homenaje que los autores de la peli se marcan sobre su Bodas reales (1951), con un prodigioso baile sobre una pared.

El director, el asiático-americano Jon M. Chu, ha aportado su saber hacer en películas musicales (hizo lo propio en films como Step Up 3D y Street Dance), aunque aquí es evidente que se subordina al hermoso texto de la guionista Quiara Alegría Hudes, también responsable del texto en el musical teatral, y sobre todo, al genio musical de Lin-Manuel Miranda, realmente el autor de esta película deliciosa, contagiosamente feliz, aunque tenga sus momentos tristes, como la vida misma.

Buen trabajo coral de los jóvenes actores, todos desconocidos para el público, al menos para el público español. Mención especial para el veterano Jimmy Smits, uno de los actores hispanos pioneros en el audiovisual yanqui, al que recordamos en series televisivas del pasado siglo como La ley de Los Ángeles y Policías de Nueva York, y, sobre todo, para la estupenda Olga Merediz, una anciana actriz cubana afincada en Estados Unidos desde niña, que hace absolutamente entrañable su personaje de la Abuela, que ya interpretó también sobre los escenarios de Broadway.

En el tema principal, “In the Heights”, uno de los versos del pegadizo estribillo canta a los cuatro vientos que “los hidrantes están abiertos”, hermosa metáfora sonora (y visual, con esos hidrantes, las bocas de agua para bomberos, como auténticos géiseres urbanos bañando alegremente las calles de Los Altos de Washington...) que podría resumir esta película tan alejada quizá del compromiso como cercana a eso que solemos llamar felicidad, esa dichosa palabra...

(23-06-2021)


Dirigida por

Género

Nacionalidad

Duración

143'

Año de producción

Trailer

En un barrio de Nueva York - by , Jun 23, 2021
3 / 5 stars
Los hidrantes están abiertos