Robert Benton alcanzó la fama tras ganar 5 Oscar con su notable Kramer contra Kramer (1979), sensible melodrama sobre el divorcio y los conflictos que conlleva toda separación conyugal. Tras ese éxito tuvo algunos títulos de relieve, como este En un lugar del corazón, de nuevo en clave dramática, pero su carrera fue languideciendo poco a poco, con títulos que cada vez interesaron menos, como Billy Bathgate (1991), Ni un pelo de tonto (1994) y La mancha humana (2003), hasta que con El juego del amor (2007) se despidió del cine como director. Durante los años ochenta fue una de las grandes esperanzas de Hollywood, aunque a partir de los años noventa sus films perdieron el favor del público, a pesar de su evidente talento como director y guionista.
La acción se desarrolla en el estado de Texas durante los años 30, en plena Depresión, tras el Crack del 29. Edna Spalding, una mujer en torno a los cuarenta años, enviuda de repente en un desgraciado accidente. Su vida en el campo cambiará entonces radicalmente. Tiene que hacerse cargo de la explotación agrícola que gestionaba su difunto esposo, hacer frente a los acreedores y negociar con los bancos sus deudas. Por si fuera poco, el tiempo meteorológico no le es muy propicio y tiene que afrontar la cosecha con el único concurso de un ciego y un hombre de raza negra, en aquel tiempo un ciudadano de segunda categoría.
Robert Benton, el autor total del film (como guionista y director), es un hombre de declarado fervor religioso, y no lo oculta en esta película hecha en este sentido contra corriente, pero que termina en los mismos trillados senderos del voluntarismo narcisista del cine norteamericano de los años setenta y ochenta. De todas formas es una obra sólida, muy bien interpretada, donde descolló en cine por primera vez John Malkovich, pero que también contó con una eximia actuación de Sally Field, que conseguiría justamente su segundo Oscar, tras el primero que logró con Norma Rae (1979); Benton también sería premiado con la estatuilla correspondiente a Mejor Guion Original, aunque la película estuvo nominada a un total de 7 galardones de la Academia de Hollywood. Del resto del reparto nos quedamos con dos eximios, Ed Harris y la estupenda Lindsay Crouse, una actriz que el cine no ha sabido aprovechar adecuadamente. La fotografía, espléndida, corresponde al gran Néstor Almendros, operador habitual de Benton.
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