Poco sabemos del cine irlandés, aunque de vez en cuando nos llega alguna de sus producciones en colaboración con otra cinematografía, pero esta vez viene sola y, aunque se nos presenta con cierto retraso, merece la pena recuperarla.
A Will se le concede la libertad condicional para cuidar a su sobrina Stacey que ha quedado huérfana tras la muerte de su madre, al no haber nadie que pueda quedarse con ella, pero cada día a las 8 de la tarde ha de llamar a su agente de la condicional allí donde esté. Mientras buscan un hogar en las midlands irlandesas, una serie de obstáculos les impide formar un familia normal. Stacey no es admitida en la escuela local debido a los riesgos de la enfermedad que padece, la narcolepsia que ha desarrollado en los últimos meses, y Will desobedece varias veces las obligaciones que le impone el disfrutar de la libertad condicional en sus intentos de ser una figura paterna responsable. A pesar de las dificultades, Will debe encontrar la forma de seguir juntos. No obstante ambos corren un riesgo; que a Will le retiren la oportunidad de dejar la cárcel y que Stacey tenga que ingresar en una casa de acogida.
Una pequeña película irlandesa con pocas pretensiones pero entrañable, que nos cuenta la íntima relación entre ambos, con un enfoque auténtico y realista, que se centra más en la evolución interna de los personajes que en las acciones que llevan a cabo.
Al principio es un estado de conveniencia, para él salir de prisión, para ella el no tener que ser adoptada y estar con alguien de la familia que la quiera. Poco a poco el acercamiento va siendo mutuo y, como apunta el dicho popular, "del roce nace el cariño". Juntos viven por último en una vieja caravana que tenía su madre en un camping en una región en la parte central de Irlanda, donde conocen a Emilie, una joven casada, con un chico de la edad de Stacey, que se ofrece a darle clases a la niña. Stacey es muy despierta para su edad, es malhablada y en el fondo muy madura, ya que a veces es más responsable que su tío. Mientras tanto la pequeña va descubriendo por qué estaba en prisión, al tiempo que lo conocemos los espectadores.
El guion desarrolla un drama intimista que mezcla bien los sentimientos de estos personajes que se ven obligados a convivir y formar una improvisada familia. El drama que viven está salpicado con unas gotas de humor que le vienen muy bien a esta modesta historia, que no se deja arrastrar al tópico final convencional.
Mark Noonan hace su primer largometraje tras haber realizado tres cortos y ejercido de productor, cámara y guionista. Para esta primera realización no se complica la vida, a pesar de trabajar con niños, y lleva el relato a buen ritmo.
Buena parte de la aceptación de esta historia es atribuible a la pequeña Lauren Kinsella, que hace un increíble trabajo actuando de forma bastante ingeniosa para sus pocos años, a la correcta labor de Aidan Gillen como su tío, y en menor medida a Erika Sainte como Emilie. Bien narrada, la cinta funciona, sobre todo por los actores debido a la química que se establece entre ellos.
Un film con buenas intenciones, que es agradable de ver aunque sea el tema tópico de niña con adulto y le falte originalidad, pero se agradece que nos lo cuenten con la duración exacta.
82'