Hay algunas películas en las que se trata de salir de un laberinto y para ello hay que encontrar la salida, y en Escape Room (2019) resulta algo parecido aunque no hay tal laberinto sino una serie de claves que hay que descubrir para poder salir.
Un grupo de seis personas, desconocidas entre si y en principio sin nada en común, reciben una misteriosa caja con una invitación para participar en un juego que está muy de moda en las grandes ciudades desde su creación en 2010, que son las salas de escape, de donde parte la idea de esta historia. De repente se encuentran encerrados en una habitación mortal en la que deberán cooperar unos con otros y usar su ingenio para resolver varios acertijos para escapar y poder sobrevivir, porque lo que está en juego, sin que lo sepan, son sus propias vidas.
Está dirigida por Adam Robitel, autor de Insidious: La última llave (2018), siendo su tercer largometraje tras debutar en la dirección con The Taking (2014) y de realizar varios documentales cortos.
Escape Room (2019) es una versión americana de esas famosas habitaciones de escape que ahora funcionan en todo el mundo, en un juego en el que los personajes entran pero que para salir han de buscar los códigos, descifrar enigmas y encontrar pistas, cada una más complicada que la anterior, que les vayan llevando de un lugar a otro o solucionando el problema planteado en cada ocasión y todo ello contrarreloj, siendo el hallazgo de alguna de ellas bastante casual o inverosímil. A los concursantes no se les permite acceder con un teléfono móvil para no poder fotografiar las soluciones, ni llamar para salir del juego. Aquí la situación es diferente ya que si no se halla la salida se encuentra la muerte, algo que no saben los concursantes, a los que se les promete 10.000 dólares para el ganador.
Es una producción barata, con un corto presupuesto y apenas dos docenas de actores, casi todos desconocidos, en la que los personajes que van quedando pasan por distintas habitaciones y cada una de ellas les ocasiona un peligro mayor y diferente. Es muy entretenida, pero los personajes son muy arquetípicos. El pasado de cada uno de ellos tiene algo que ver con el hecho de haber sido seleccionados, pero nunca se llega a conocerlos en profundidad, tan sólo se nos da algún que otro flashback como referencia y el motivo por el que ha sido escogido.
No es una película de terror sino más bien de suspense por saber quién quedará el último con vida, como suele ocurrir en este género, pero no da para mucho más. Es para un público muy determinado, que le gusta pasar miedo con el suspense de situaciones extremas ante la posible muerte si no se consigue salir del complejo juego mortal que son las distintas habitaciones, alguna de ellas bastante increíble.
En ciertos aspectos recuerda a títulos como los de la serie Saw, aunque sin tanto sadismo, o los de Destino final, en los que la muerte está siempre presente, con un giro último imprevisible, como así mismo resulta poco creíble que esos escenarios se den en un edificio de pisos, ni tampoco cómo termina, pero no queremos hacer spoiler.
99'