Pelicula:

CINE EN SALAS

Elena Manrique es una productora de larga y prestigiosa carrera como tal (El laberinto del fauno, El orfanato, Celda 211, Kiki, el amor se hace, El salto...) que, alcanzado el medio siglo de edad, ha pasado también a la dirección, debutando con esta interesante, peculiar dramedia de evidente estirpe berlanguiana, Fin de fiesta, una película que abunda, con variantes, precisamente en la temática de la inmigración de uno de sus últimos films como productora, la mentada El salto, de Benito Zambrano, que planteaba su historia desde la perspectiva del inmigrante africano en España, devuelto a su país por no tener papeles, y la odisea que habrá de pasar para volver a nuestro país, donde le espera mujer e hija recién nacida.

Manrique, sobre guion propio, nos presenta su historia desde el momento en el que un inmigrante, que parece tener apenas 20 años, consigue llegar en patera a una costa andaluza (la peli está rodada en la provincia de Huelva), donde consigue refugiarse en el cobertizo de una casa solariega; frente por frente a la casa está el cuartel de la Guardia Civil, así que tiene complicado poder salir sin ser visto. Pero pronto es descubierto por la dueña del casoplón, Carmina, una rica divorciada que pasa sus días entre juergas con los amigos, en ese “dolce far niente”, “no hacer nada”, en el que son campeones mundiales los señoritos andaluces. Aunque de entrada Carmina se asusta con la presencia del chico, le sale la vena caritativa y la mantiene en el cobertizo, sin decirle nada a Lupe, la criada que todos los días va a su casa a hacer las tareas domésticas. Aunque el chico le dice a la señora que quiere marchar a Francia a encontrarse con su primo, la mujer le pone todo tipo de pegas, porque se ha encontrando con un juguetito con el que entretener sus muchos ratos de ocio. Cuando Lupe descubra también al joven africano, la cosa se complicará...

El tratamiento que ha dado Manrique a esta su ópera prima, como decimos, es muy berlanguiano, y de hecho ella misma lo ha declarado así en alguna entrevista; y, ciertamente, no le quitamos la razón: sin llegar, evidentemente, a las cimas del mejor Berlanga (Plácido, El verdugo, La escopeta nacional, Bienvenido Mr. Marshall...), el tono de su película recuerda agradablemente ese estilo, en una comedia irisada de drama, con muy frecuentes toques de humor negro, casi siempre proveídos por el personaje de la rica, Carmina, un auténtico bombón desde el punto de vista interpretativo, un rol del que Sonia Barba (actriz ya madura de hasta ahora escaso recorrido) hace toda una creación, ese personaje a la vez odioso pero con un punto de ternura quizá impostada, que lo tiene todo pero, en el fondo, no tiene nada, ese personaje al que todos adulan por su dinero y su poder, pero al que realmente nadie ama. Ese personaje, también, y quizá principalmente, que en el fondo no deja de ser una persona mezquina, miserable, que interactúa con los demás exclusivamente mirando su propio beneficio, ya personal, ya afectivo, ya emocional.

Por el contrario, el personaje de la empleada del hogar, Lupe, se plantea justamente en las antípodas: donde en la ricachona había interés por mantener a su lado a lo más parecido, para ella, a una mascota, solo que le da conversación, en la mujer del pueblo lo que habrá será auténtica generosidad, ayudándola en todo lo que está en su mano y, en última instancia, jugándose el pan de su casa, al facilitarle el camino para poder reunirse con su familia en Marsella. Tendremos entonces la caridad mal entendida (porque la caridad de verdad no es esa, por supuesto) versus la auténtica solidaridad de clase.

El hecho de que el joven africano guarde cierto secreto (que no debe ser desvelado para no hacer espóiler) aportará una sutil perspectiva a este curioso triángulo, la rica, la pobre y la persona inmigrante, cuyas interacciones estarán sazonadas (para mal) con la hez de los amigotes de la señora, igualmente podridos de dinero (y, sobre todo, podridos en su alma...), a los que la cacique mostrará a “su” inmigrante como si fuera un mono de feria; todo ello supondrá el nudo de esta historia humilde, modesta, pero hecha con verdad, aunque también con frecuencia (y se agradece...) con toques de sátira, cuando no de parodia e incluso de caricatura.

Con diálogos frescos, naturales, con una realización pulcra y un buen ritmo narrativo, con una puesta en escena que nadie diría es la de una novata (el hecho de que la sevillana Laura Alvea, ella misma bragada directora, haya intervenido como ayudante de dirección, ha debido influir en ello...), Fin de fiesta tiene un título, eso sí, algo endeble, como amorfo; anteriormente se barajaron otros como “Una luz al mediodía”, demasiado poético para el tono del film, y “Se acabó la fiesta”, del que finalmente hubo que desistir cuando ese nombre fue el que adoptó el propalador de bulos Alpiste (uy, perdón, Alvise...) Pérez para su “no-partido” para concurrir a las elecciones europeas del año 2024.

Muy buen trabajo interpretativo del trío protagonista; glosada Sonia Barba, nos queda Beatriz Arjona, muy bien, muy contenida, muy en su papel, una mujer de clase baja que sabe lo que es la solidaridad entre los que apenas tienen nada, incluso con riesgo de perder el “pane lucrando”; y Edith Martínez-Val, a quien ya vimos, y nos gustó, en El salto, donde Manrique (que ya hemos visto la coprodujo) ya le echó el ojo para incluirla en el reparto de esta su primera película como directora. Citaremos, entre los secundarios, a ese actor segurísimo que es el sevillano José Manuel Seda, que aquí compone impecablemente al más bellaco de los amigotes de la caprichosa cacique del pueblo.

(07-02-2025)


Dirigida por

Género

Nacionalidad

Duración

103'

Año de producción

Trailer

Fin de fiesta - by , Feb 07, 2025
3 / 5 stars
Comedia negra de estirpe berlanguiana