Hubo un tiempo en que el cine inglés recuperó el terror de la Universal americana a través de la Hammer y lo hizo realmente bien. Desde entonces el género es tratado con cierta categoría, con garantía de que una película realizada por el cine británico no resultara ser un petardo.
Eso se vuelve a cumplir con este film cuya acción sucede en 1921 en Inglaterra, en donde Florence, tras perder a su marido, se dedica a desmontar presuntos fenómenos sobrenaturales. Está dispuesta a dejarlo cuando es llamada para que descubra lo que sucede en el internado de Rookford, sobre las apariciones de un niño fantasma, y acepta una vez más el reto. Cuando descubre la broma infantil decide quedarse. Los niños se han ido de vacaciones navideñas y han empezado a aparecer presencias extrañas. Solo quedan Maud, la mujer que le mandó llamar, Tom, un niño que no han recogido sus padres, y Mallory, un hombre que luchó en la guerra.
La cinta tiene un planteamiento serio, con una notable ambientación, un guion bien templado con unos personajes bastante definidos, pero lo que más llama la atención, a cualquier buen aficionado al cine, es la estupenda planificación, lo bien estudiados que están los planos, los encuadres y una excelente fotografía de la que es responsable el catalán Eduard Grau. El único borrón del argumento está en el tramposo final que queda un tanto ambiguo; para darles una pista, tiene semejanza con Los otros, de Alejandro Amenábar, por lo que han de estar atentos al último tercio del metraje.
Por supuesto no es una película efectista que trate de asustar a base de golpes, ni truculentas pesadillas, aunque los personajes tengan sus traumas interiores, debido al vacío dejado por la Primera Guerra Mundial, sus miedos y soledades, pero al final trata de explicar lo que es indemostrable.
No sería justo dejar pasar la mención que merece el buen trabajo del reparto encabezado por una notable Rebecca Hall, actriz de gran talento, y una sobria Imelda Staunton, algo habitual en esta excelente intérprete británica.
Una dirección muy contenida en la puesta en escena de Nick Murphy, un director proveniente de la televisión que ensaya sus primeras armas en un largometraje de ficción como el presente y ciertamente que no lo hace nada mal, con una presentación más que solvente del producto.
La maldición de Rookford -
by Francisco Casado López,
May 10, 2012
2 /
5 stars
Ambigüedad final
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