A veces hay películas cuya nacionalidad es una sorpresa: el caso más paradigmático debe ser la magnífica “Faraón” que Jerzy Kawalerowicz dirigió en 1966, de temática plenamente egipcia (del antiguo Egipto de los faraones, se entiende), pero de inmaculada nacionalidad polaca (de la época comunista, para ser exactos). Pero esta “La marca del lobo” no le anda muy a la zaga: dirigida por una alemana, protagonizada por una norteamericana pero de origen ruso-húngaro, con el resto del reparto en el que abundan los ingleses, franceses (de origen español, como Olivier Martinez, única estrella que alumbra el filme), alemanes y rumanos, está rodada en el país de estos últimos, a veces con la impresión de estar patrocinado por el Ministerio de Turismo de la patria de Drácula. Pero no: resulta que ésta que parece la típica “macedonia europea” es en realidad de nacionalidad exclusivamente USA. Cosas veredes…
Entrando en la cuestión, lo cierto es que la película de Katja von Garnier (de escasa filmografía, a pesar de que empezó hace ya más de veinte años en la realización) no aporta nada al género de terror, como no sea una variante más del toque “de diseño” que se estila ahora (véase Artículo de Fondo titulado “Vampiros de diseño: génesis y apoteosis” en CRITICALIA), bebiendo sin recato en escenas y personajes ya utilizados por otros: la discoteca donde se reúnen los licántropos recuerda poderosamente a la de los vampiros de la iniciática “Blade”; los hombres-lobo saltando y trepando como acróbatas parecen formar parte del díptico de “Underworld”; la objeción de conciencia de la protagonista, que es licántropo (por favor, no “licántropa”…) pero no ejerce como cazadora, procede claramente del vampiro semihumano de la trilogía de “Blade”; el apareamiento al que parece abocada la protagonista con el jefe de la manada recuerda la coyunda incestuosa que salvaría a la de “El beso de la pantera”, y así sucesivamente.
Pero no hay verdadera creatividad en esta historia con chica lobo que se enamora de un humano, al que tendrá que salvar de su poderoso pretendiente y del felón hijo de éste, y a la vez convencerle de que no es la bestia sedienta de sangre que parece.
Cine de usar y tirar, uno de sus escasos alicientes es recordar que hay otros escenarios, tan exóticos y potables como la Rumanía hodierna, que bien merecen ser testigos de historias de cine, aunque sean tan inanes como ésta…
La marca del lobo -
by Enrique Colmena,
Jun 13, 2007
1 /
5 stars
La licántropo objetora
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