Pelicula:

CINE EN SALAS

¿Cómo afrontar exitosamente el llamado “síndrome de Adèle Hugo”? Sí, ya saben, el síndrome que toma su nombre de la hija de Victor Hugo, el gran escritor francés, abrumada por saber que, hiciera lo que hiciera, nunca podría estar a la altura de su prestigioso padre. Ese síndrome, que en el caso de Adèle tomó forma a través de una obsesión erótica por un militar, que la llevó a la locura, nos parece que es el que ha intentado vencer Halfdan Ullmann Tondel (Oslo, 1990), hijo de la afamada periodista y novelista Linn Ullmann, y nieto nada menos que de la exquisita actriz Liv Ullmann, y del gran maestro del cine y el teatro, Ingmar Bergman, uno de los iconos de la cinematografía y las artes escénicas.

Cuando vienes al mundo con estos ancestros, ¿qué haces para destacar? Pues nos parece que Halfdan se ha decantado por una vía no sé si muy inteligente, pero que, sin embargo, le ha dado réditos en términos de reconocimiento internacional. La vía, o así nos lo parece, es hacer un drama bergmaniano (dirá aquello de “de casta le viene al galgo” – aunque aquí más bien se queda en chihuahua...-), pero incluyendo una serie de ocurrencias y despropósitos que le haga parecer que tiene el talento del que carece...

La acción se desarrolla en nuestro tiempo, en algún lugar de Noruega, al final del curso escolar (en junio, aproximadamente, que es cuando cierran los colegios en el país de Ibsen). Vemos a Elisabeth, de profesión actriz, que ha sido convocada a un encuentro con profesores y padres de otro alumno en el centro donde su hijo Armand, de 6 años, cursa estudios de Primaria. Ya en el colegio, Elisabeth se entera de que su hijo es sospechoso de haberse propasado sexualmente con un compañero, Jon; ambos son, además, primos, porque Elisabeth estaba casada con Thomas (muerto hace algún tiempo en accidente de tráfico), hermano de Sarah, la madre de Jon. Ya en la reunión con profesores, tutores y padres del otro niño, en el que intentan llegar a algún tipo de acuerdo que satisfaga a todas las partes, Elisabeth no da crédito a lo que supuestamente ha hecho su hijo, al que llama y éste le confirma que no hubo tal cosa. A partir de aquí, la situación se irá haciendo más tensa...

Decíamos que el problema de la película, a nuestro entender, estriba en el hecho de que su guionista y director, el nieto de Liv y de Ingmar, a falta de otra cosa, ha decidido que su primer largo, tras tres cortos en los que se fogueó, sea una película pretendidamente bergmaniana (aunque a una distancia sideral, en fondo y forma, a la maestría de su abuelo), trufándola de ocurrencias y despropósitos, para, supuestamente, poner su sello personal. Pero esto es como mezclar agua y aceite, sevillanas y sardanas, Abascal y Pablo Iglesias (el malo, no el bueno...): tras una entrada más o menos sobria, con la primera parte de la entrevista entre los profesores y los progenitores afectados, a Halfdan le parece que podía funcionar darnos a Elisabeth con una sesión de risa floja durante ¿cinco minutos fueron? Por lo que nos exasperó, parecía media hora: una cosa, Halfdan, esto, ¿a qué venía? Cómo echamos de menos en ese momento un mando a distancia que nos permitiera avanzar la película hasta que Elisabeth dejara, por fin, de reírse... Pero no será la única ocurrencia banal, vacía. Después, como el personaje de la madre de Armand es actriz, al director le ha debido parecer el colmo de la originalidad que, en un momento dado, cuando se encuentra con el hombre de la limpieza (que fue quien descubrió en los lavabos al chico supuestamente agredido), se ponga a bailar con él... lo más normal del mundo (porque esto no es un musical, donde sería perfectamente aceptable). Habrá más excursos raros, como esa Elisabeth en lo alto de una mesa para que le dé el fresquito del aire acondicionado (¡en Noruega!), mesa a la que se sube su cuñado, que es evidente que siente una atracción sexual por ella; o los reiterativos sangrados de nariz de una de las profesoras, que no sabemos a qué vienen (me parece que Halfdan tampoco...); la parte final ya entra directamente en el terreno casi de la abstracción, con esos pasillos que recorren los personajes queriendo que parezcan, quizá, los del hotel de El resplandor, o esa especie de linchamiento metafórico y coreográfico de la protagonista, o la catarsis bajo la lluvia (sí, como en Cantando bajo la lluvia, pero sin cantar y en plan dramático...).

Todo esto en una película que se extiende cansinamente a lo largo de casi dos horas, cuando con la mitad, con la duración de un mediometraje, se podría haber contado igualmente esta historia que, al final, no es sino una tópica historia de odio, de resentimiento familiar.

En fin, ocurrencias y despropósitos que, sin embargo, le han hecho ganar la prestigiosa Cámara de Oro (que premia el mejor debut en la dirección) en el festival de Cannes. ¿Habrá sido a ello ajeno el hecho del pedigrí artístico de Halfdan? Nunca lo sabremos, me temo...

Los intérpretes hacen lo que pueden con sus personajes, lo que es ya todo un elogio... Especialmente difícil nos ha parecido el de la protagonista, Renate Reinsve (por cierto, lo que se parece esta mujer a nuestra compatriota Laura Pamplona, la despendolada Alicia de Aquí no hay quien viva...), porque su personaje da constantes bandazos incoherentes que hacen que su composición sea como de funambulista.

(18-02-2025)


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117'

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La tutoría - by , Feb 18, 2025
1 / 5 stars
Ocurrencias y despropósitos