Las cosas del querer

Dentro del "revival" que pareció vivir la copla española a finales de los años ochenta, el decorador Gerardo Vera se dispuso a debutar como director cinematográfico con esta Las cosas del querer. Al final desistió, habrá que decir afortunadamente, a la vista de cómo le ha ido con su primera película, Una mujer bajo la lluvia.

Aquel proyecto lo retomó entonces un sólido profesional del cine español, Jaime Chávarri, autor de películas muy personales, como El desencanto y El río de oro, pero también un cineasta competente capaz de cumplir en encargos como Las bicicletas son para el verano.

Las cosas del querer se ambienta en los años inmediatamente posteriores a la Guerra de España, cuando por una pieza de pan se hacía cualquier cosa, vender el cuerpo incluido. En ese ambiente de miseria y miedo se conocen tres personas, una chica y dos hombres. Ella y uno de ellos están enamorados entre sí, y el tercero lo está del otro varón.

Aunque Chávarri juró y perjuró que no tenía nada que ver, es imposible no ver un trasunto de las vidas de Lola Flores y Caracol (a lo que ayuda incluso la parecida morfología de los intérpretes, Ángela Molina y Ángel de Andrés López, respectivamente), por un lado, y de Miguel de Molina (aquí ciertamente el parecido de Manuel Bandera con el gran cantaor es nulo...), por otro, todo ello en un cóctel un tanto explosivo de coplas, coreografías intencionadamente "kitsch" y pasiones desatadas.