Que Resnais parece conocer una segunda juventud (o tercera…) no parece que quepa duda; entre sus últimos títulos destacan los sutilísimos On connaît la chanson y Asuntos privados en lugares públicos (en el original francés, Coeurs), que mostraban a un cineasta octogenario pero plenamente lúcido, con una frescura que para sí quisieran muchos directores jóvenes. En este su nuevo empeño, Las malas hierbas, no se puede decir que se haya perdido frescura ni levedad, pero sí que la historia, e incluso su resolución, no está a la altura de sus anteriores (y tan buenos) títulos. Es conocido que uno de los temas recurrentes en Resnais, al menos en su primera época, la de El último año en Marienbad o Hiroshima, mon amour, era la memoria; ahora parece que el cineasta bretón opta, con el paso del tiempo y la sabiduría que ello habitualmente conlleva (no siempre, es cierto: hay viejos que siguen siendo igual de tontos que de jóvenes), por el tema del azar, la carambola, que juega siempre a favor, o en contra, de sentimientos que nacen “ex nihilo” pero se desarrollan con una voracidad tal vez digna de mejor causa. En este caso será la obsesión mutua que desarrollarán un hombre y una mujer desconocidos entre sí, ambos maduros, cuando el primero encuentra la cartera robada de la segunda y la entrega a la Policía. A partir de ahí, y del contacto telefónico para los agradecimientos y ritos de rigor en estos casos, se plantea casi una historia de paranoia: ni contigo ni sin ti, tienen mis males remedio, cantaba la conocida canción española, y algo así hay en esta historia de azares que desembocan (con esa bragueta abierta que encabeza como titulillo esta crítica) en el desenlace final. Pero no es el mejor Resnais: sus últimas películas antes mencionadas tenían, dentro de su contexto argumental, una cierta lógica, a veces un punto inverosímil, pero creíbles. En este caso, la obsesión recíproca de estos dos cincuentones resulta demasiado forzada, ocurre porque así lo demandan los demiurgos, para la ocasión el director, además del novelista original y su adaptador al cine. Pero incluso la ligereza, la excentricidad resnaisiana, requiere de ciertas dosis de coherencia, dosis que, digámoslo ya, no se dan en esta por lo demás tan deliciosa muestra de cine de uno de los grandes maestros de la cinematografía francesa y mundial. “Chapeau” (nunca mejor dicho…) para la pareja protagonista, Azéma y Dussollier, tan resnaisianos que la colaboración de ambos con el cineasta bretón data de hace más de un cuarto de siglo. Lástima que la congruencia no sea la mejor de las virtudes de esta, sin embargo, hermosa, irónica película.
Las malas hierbas -
by Enrique Colmena,
Mar 24, 2012
2 /
5 stars
Una bragueta (accidentalmente) abierta
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