Las noches salvajes

Tal vez si Cyril Collard no hubiera muerto tres días antes de la concesión de los Premios César, la Academia del Cine Francés no le hubiera otorgado cuatro de los más importantes (Película, Opera Prima, Actriz Promesa y Montaje). Si no tratara la enfermedad del sida y hubiera sido el propio autor de la novela, convertido en guionista, director, autor y cantante de cuatro de las canciones, tampoco estaríamos, posiblemente, hablando de esta película. Una cinta que es más importante por la valentía que ha derrochado su autor que por los logros cinematográficos que pueda tener, que a nuestro juicio no son muchos.

Collard toca el tema de un chico que es seropositivo, bisexual, con una historia de amor loco con una joven a la que no comunica su condición de enfermo de sida, a pesar de lo cual ella lo ama a muerte, pero no tolera sus andanzas con otros jóvenes de su mismo sexo.

Collard se repite en muchos momentos de la cinta, le da vueltas y vueltas a lo mismo, por lo que se podía haber contado en menos tiempo y decir igual de fuerte las cosas de las que se habla con coraje en su cinta. Ése es su mayor valor, la denuncia que hace sobre el tema, pero no debería haberse complicado la vida queriendo encima sacar una película con una estética perfecta, lo que no logra, con escenas de corte muy literario, con momentos logrados y otros desiguales. Al mismo tiempo denuncia otros temas como la emigración, la violencia neofascista o el placer por la violencia. En este sentido es un documento ciertamente impresionante.