Hay un cierto tipo de cine que, visto desde la atalaya del siglo XXI, resulta de un envejecido casi insoportable. Algo de eso ocurre con buena parte de la filmografía de Marco Ferrari, un hombre del que, paradójicamente, lo que más nuevo se mantiene es precisamente lo más antiguo, “El cochecito” y “El pisito”, sus primeros filmes en España. “Liza” es una película inédita en España, pero adolece de los mismos defectos de la obra de este polémico realizador italiano, sobre todo de las películas de los años setenta: trascendentalismo petulante, ínfulas filosóficas del peor estilo “Reader’s Digest”, psicologismo barato de andar por casa.
Un hombre que vive aislado en un islote rocoso, tan solo acompañado por su perro Melampo, es visitado inesperadamente por una mujer, hastiada de su vida de molicie. El perro muere, y la mujer, inopinadamente, se empeña en ocupar su lugar. Como se ve, persiste en Ferreri el ánimo de epatar al espectador, de provocarlo con situaciones supuestamente escabrosas. La colaboración de Jean-Claude Carriere en el guión, el habitual coescritor de Buñuel, aporta una vena surrealista que Ferreri no está en condiciones de aprovechar, en este filme fallido y de escaso interés.
Lo mejor del filme es su trío protagonista, con Marcello Mastroianni y Catherine Deneuve, además en una época de su vida en la que compartieron algo más que la cabecera de reparto, y el gran Michel Piccolí. La música es de Philippe Sarde, el autor de “Tess” y “En busca del fuego”, entre otras muchas famosas partituras.
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