Rebecca Zlotowski es una cineasta francesa (París, 1980) que tiene ya una apreciable carrera como directora, con cinco largometrajes y una miniserie, Los salvajes (2019) que presentaba una circunstancia por ahora improbable, el hecho de que un afrofrancés llegue al Palacio del Elíseo como presidente de Francia, y otro mucho más posible, y que de hecho se sigue dando, la fanatización de jóvenes de raza árabe, envenenados en las mezquitas salafistas.
En Los hijos de otros Zlotowski nos cuenta la historia de Rachel, mujer francesa en torno a los 40, profesora en un instituto, que está iniciando una relación sentimental con Ali, afrofrancés, quien tiene una hija de 4 años, Leïla, del matrimonio ya roto con Alice. La relación de Rachel con Ali es estupenda, compenetrándose los dos de forma excelente, y la mujer además tiene muy buena química con la pequeña Leïla. Cuando conoce a Alice, ambas se comportan como seres absolutamente civilizados y todo va sobre ruedas... Paralelamente, Rachel siente la (última) llamada de su reloj biológico, y desea a todo trance quedarse embarazada y tener un bebé, pero la cosa no va a estar fácil... paralelamente, su hermana menor sí que se queda encinta...
Resulta curioso que Zlotowski, evidentemente con toda intención, utiliza aquí con profusión un recurso que fue muy usado por algunos de los directores de la Nouvelle Vague (aunque no lo inventaron ellos, desde luego...), el fundido en negro cerrando en círculo; quizá el que más lo utilizó fue François Truffaut, y la cita no nos parece ociosa porque esta Los hijos de otros quizá podría haber sido una película truffautiana, con sus relaciones sentimentales que van y vienen, con sus amantes que hablan mucho, más que hacer el amor (bueno, aquí, dado los tiempos que corren, tampoco se cortan en este aspecto...), con sus situaciones cotidianas a las que el llorado cineasta francés siempre le sacaba un punto de humor.
El tema central del film, no obstante, nos parece que es el de las maternidades, así, en plural: la maternidad sobrevenida a Rachel, la de la pequeña Leïla, de la que ella misma, en un momento dado, se declara “madrastra”, una maternidad que no es maternidad física pero, de alguna forma, sí (senti)mental; la maternidad anhelada de Rachel, ese último minuto de la copla de Juanita Reina, en una mujer que, de todas formas, se reafirma (con toda la razón del mundo) en que no por no ser madre es una mujer incompleta; la maternidad ficticia con uno de sus alumnos adolescentes, a los que los demás profesores pretenden pasar de él por su bajo rendimiento, pero por el que Rachel luchará para evitar su caída en la inanidad, para conseguir que tenga un futuro; la maternidad de la hermana, que supondrá para Rachel lo más parecido a ser madre sin serlo.
Nos ha interesado el film de Zlotowski, bien contado, con ese tono truffautiano sin duda tan agradable, una dramedia en general bien construida en la que, sin embargo, encontramos que tiene un desenlace erróneo: no es de recibo que (sin destripar la trama) haya un giro de guion final en el que lo que hasta entonces conocíamos de la relación de Rachel y Ali, con Leïla en medio (de sándwich, como dice la cría...), cambie de forma tan radical e injustificada, en un golpe de timón en absoluto coherente con lo que habíamos visto de la pareja y, en concreto, del hombre. Ese viraje nos parece que hace un daño profundo a la credibilidad de la historia, aunque se entiende que Zlotowski quiere dirigirlo hacia ese final, con epílogo, en el que todas las “maternidades” de Rachel se van encadenando y resolviendo, en un sentido u otro.
Película de interés, entonces, con una resolución que, sin embargo, nos parece equivocada de raíz, lo que hace, inevitablemente, que nuestra conceptuación de la obra de la cineasta parisina se vea disminuida.
Excelente trabajo de Virginie Efira, convertida en la mejor de su generación entre las actrices francesas cuarentonas. Bien también Roschdy Zem, quien en la mentada miniserie Los salvajes, de Zlotowski, encarnaba a ese improbable presidente de la República Francesa de etnia árabe. En los roles secundarios destaca, en un breve pero luminoso papel, Chiara Mastroianni, la hija del gran Marcello y la no menos grande Catherine Deneuve.
(04-11-2022)
104'