Pelicula:

El dramaturgo Antonio Buero Vallejo no ha sido demasiado adaptado a cine y televisión. Parece que, en vida del autor, este se sentía reticente por no estar de acuerdo con las primeras versiones que se hicieron de su teatro en cine. Sin embargo, esta Madrugada pasa, con razón, por ser una acertada trasposición del universo de Buero al cine.

Son las tres y media de la madrugada. Estamos en la casa de un rico pintor que muere tras una corta enfermedad. Su pareja, que tiene una lacerante duda sobre la opinión real que el hombre tenía de ella, decide convocar a los familiares (que no aprobaban la relación de ambos) para salir de dudas; durante hora y media tendrá que ingeniárselas para, contra toda esperanza, sonsacarles la verdad que quiere saber para estar en paz. Para ello, tendrá que mantener la ficción de que su hombre no ha muerto sino que aún está moribundo…

Madrugada funciona como un artefacto bien engrasado. Se trata de un “quién ha sido” (lo que en el mundo anglosajón se conoce como un “whodunit”), si bien la pesquisa no tiene connotaciones de crimen, sino que busca la autoría de una infamia vertida sobre la protagonista. En ese sentido, este drama funciona como una especie de thriller sin robo, asesinato ni violencia, solo una confrontación de inteligencias.

Perfectamente planificada y rodada por un cineasta meticuloso como Antonio Román, Madrugada resulta ser un film adulto, superior a la media de la época en el cine español, un cine que no insultaba a la inteligencia del espectador y que ponía en imágenes el mundo real, con sus parejas de hecho, sus envidias, sus celos, sus pasiones ocultas. Los diálogos, en su mayoría los mismos de la obra de Buero, son brillantes, con giros atractivos que mantienen el interés permanentemente. El autor, y con él los guionistas (el propio director y Luis Marquina), se muestra indefectiblemente junto a la protagonista, con la que hacen que el espectador se identifique, taimadamente, en la época en la que ser la amante de alguien, sin pasar por la vicaría, era anatema y, desde luego, no se proponía nunca como un ejemplo a seguir.

Podríamos decir, con Valle Inclán, que estamos ante un retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, en la que todos mienten para conseguir sus objetivos. También la protagonista, que miente incluso al espectador, en una pirueta ciertamente poco habitual en la época. El conjunto es sólido, armónico, un film muy estimable que hacía honor al texto de Buero.

Encabeza el reparto la actriz argentina Zully Moreno, que había emigrado recientemente de su país natal tras la caída de Perón como presidente de la nación. Entre los secundarios nos quedamos con un Luis Peña muy entonado, como casi siempre, y también con un Antonio Prieto que hace de su padre, aunque en la vida real solo le llevaba 13 años: eso es precocidad en la paternidad…

(23-08-2017)


 


Madrugada - by , Jan 02, 2023
3 / 5 stars
Un “quién lo hizo” psicológico