Pelicula:

Argumento de la pieza teatral de los Álvarez Quintero

Los hechos suceden en el pueblo andaluz denominado Las Canteras, donde existe un viejo convento regido por las Hermanas del Amor de Dios, Carmen, Dolores, Consuelo y Piedad; allí viven seis ancianos; entre ellos, Barrabás, más hortelano que jardinero, y Martín, hoy ciego y antaño volteador de campana. De visita, llega Malvaloca, a quien los autores describen como mujer bella, de cara risueña y comunicativa, de cuerpo gentil y ligero, y de cabellos negros, rizados y cortos, al tiempo que, de nerviosa actividad en la cabeza, llena de fantasías y disparates…; pendientes, sortijas y pulseras no faltan en su atuendo. Viene a ver a Salvador, antiguo amante, que ha sufrido quemaduras en la fundición (llamada “La niña de Bronce”), de la que es copropietario con su amigo Leonardo. Se recupera de sus lesiones en el convento, al cuidado de las religiosas, y a la vera de la empresa.

Las conversaciones entre unos y otros facilitan el conocimiento de personajes y situaciones tanto principales como secundarios. Malvaloca explica que se llama Rosa, aunque recibe ese mote por su disipada vida, cuyo honor quedó en entredicho hace mucho tiempo, ante la despreocupación de sus padres. Salvador aporta que es una cara bonita y una cabeza loca donde hay hambre… una novela muy larga… con cuatro años se le murió la chiquilla. Y, expone, respecto a Leonardo, que es asturiano, las razones de su carácter.

Mariquita, una de las asiladas, llora porque a su hijo lo mataron “en el moro” y, por ello, querrá que las pertenencias del soldado las fundan con la Golondrina, la campana que va a ser reparada. Otros personajes son Teresona y Juanela, criada y hermana de Leonardo respectivamente; Lobito, joven operario de la fundición; Jeromo, tío de Malvaloca y operario de los talleres, vago, tramposo, mamarracho, mala gente… será expulsado del trabajo.

El diálogo entre Leonardo y Salvador pone a las claras la situación anímica del primero desde que conoció a Malvaloca y, al tiempo, la distancia que empieza a surgir entre los dos socios, los dos amigos. Leonardo asegura que a “la pecadora” la perdonarán todos, la respetarán todos, todos olvidarán lo que fue… La copla popular se deja caer: “Merecía esta serrana/ que la fundieran de nuevo/ como funden las campanas”. La fiesta religiosa, la procesión del Cristo por las calles, va poniendo las cosas en su sitio. Frente a las habladurías de las biempensantes, Malvaloca entrará con paso propio en casa de Leonardo, Salvador entenderá que lo mejor para el futuro de la pareja es que él se vaya del pueblo, la Golondrina ha vuelto a sonar con su tañido renovado, la imagen sagrada entra en la Iglesia tras haber recibido pétalos de rosa de la feligresía… Fue estrenada en Madrid el 7 de abril de 1912. Los tres principales protagonistas, Malvaloca, Leonardo y Salvador fueron interpretados por María Guerrero, Fernando Díaz de Mendoza y Emilio Thuillier, respectivamente.

La cinematografía española la ha llevado a la pantalla en tres ocasiones; anotamos la fecha de realización seguida del nombre del director y de la protagonista principal: 1926: Benito Perojo. Lydia Gutiérrez. 1942: Luis Marquina. Amparito Rivelles. 1954: Ramón Torrado. Paquita Rico


Malvaloca. 1926. Versión de Benito Perojo

El cineasta Benito Perojo se inició como personaje cómico con imitaciones de Max Linder  y Charlot con el nombre artístico de “Peladilla”. Posteriormente, trabajó como actor en Italia y Francia, antes de fundar con el dramaturgo Benavente una productora que llevó a la pantalla algunos textos de Don Jacinto, Para toda la vida y Más allá de la muerte, rodados, al menos en parte, en estudios parisinos. A continuación, efectuó adaptaciones literarias de obras famosas de Insúa, Luca de Tena, Blasco Ibáñez, etc., que le aportaron éxito y popularidad, además de permitirle rodar en estudios alemanes y franceses; acaso, por ello, se ganó la fama de “director cosmopolita”. Fueron muchas las actividades llevadas a cabo por Perojo tanto en el cine mudo como en el sonoro, tanto en el extranjero como en el español. En la última etapa de su vida, ejerció como productor de cine comercial y popular. El exhaustivo libro de Román Gubern, “Benito Perojo. Pionerismo y supervivencia”, explica con rigor y detalle los avatares de un cineasta que lo fue en el más amplio significado de esta profesión.

Tras el rodaje de Boy, según la obra del P. Coloma, Perojo, inicia para la productora Goya Films, la preparación y el rodaje de la comedia “Malvaloca”. Tal como diremos, la adaptación tuvo una especial aportación en su estructura por parte del director (al margen de que en la redacción de los rótulos colaboraran los autores de la obra original) y, del mismo modo, el rodaje, incluyó determinadas secuencias que sorprendieron al espectador de la época.

Cuando Goya Films emprende la producción, otras “editoras” prestigiosas como “Patria” y “Atlántida”, habían llevado al cine las quinterianas obras “La dicha ajena”, “La reina mora” y “Cabrita que tira al monte”, además de las versiones extranjeras ya mencionadas de “El genio alegre” y “El centenario”, realizadas en Italia y Portugal, respectivamente. La productora y el director pusieron especial empeño en seguir el texto de los comediógrafos, pero, al tiempo, dotarlo de singularidades que aportaran subrayados propios y originalidad cinematográfica a la popular obra literaria.

Los tres actos del original se resolvieron en cinco (rollos, en terminología cinematográfica), de tal manera que los dos primeros se ofrecen a modo de exordio sobre los antecedentes familiares de Malvaloca (apelativo popular a su nombre, Rosa, interpretado por Lydia Gutiérrez). La copia que hoy podemos consultar, tiene prácticamente perdido este bloque, aunque, entre algún fragmento y ciertos rótulos conservados, pueden seguirse los hechos.

El comienzo del film se inicia con la atracción que la belleza de la joven ejerce sobre el paisanaje masculino y los machistas lugareños, pero será, sobre todo, en el hogar de Malvaloca donde se presente a un padre alcoholizado y a una madre que hace caso omiso de sus obligaciones domésticas. La metáfora del gato intentando cazar al pájaro enjaulado y la leche hervida derramada en el suelo, son claros ejemplos del anárquico funcionamiento familiar; si a ellos se añaden las lascivas miradas del padre a la hija cuando ya no queda vino en la botella y el rótulo precisa que “el alcohol ha desnudado un pensamiento innoble que dormía en la conciencia atrofiada del borracho”, estamos ante situaciones propias del clásico naturalismo de Zola donde el determinismo de la situación social marcaría la vida de la persona. Por eso, al final, Leonardo (Manuel San Germán), enamorado perdidamente de Malvaloca, la defiende ante su hermana Juanela (Erna Becker) diciéndole: “ella no tuvo como tú quien velara por su pudor, sino quien por desconocerlo lo profanara y lo vendiera”. Desde este comienzo, pues, el posicionamiento de Perojo ante la obra, matiza el carácter de la misma y, al tiempo, nos lleva a ciertas escenas de la Avaricia de Stroheim, de la que Perojo parece haber recibido ejemplar influencia.

Otros aspectos, más allá del “aireamiento” de la obra original, es, de una parte, los elegidos exteriores de Málaga y Sevilla que, en función de sus específicas peculiaridades, aportan naturalidad al contexto arquitectónico y social en el que la obra original quiere desarrollarse. Del mismo modo, el efecto “documentalista” se deja ver en las escenas de la fundición, al parecer, la misma que inspiró a los hermanos Quintero (en la sevillana calle Bécquer) y, de ahí, el dicho del segundo acto que encierra la síntesis deseada tanto en la obra como en el personaje: “Meresía, esta serrana, que la fundieran de nuevo, como funden las campanas”. Del mismo modo, dicho efecto, se evidencia en las escenas que Perojo dedica a la guerra de Marruecos, con secuencias tanto de desfile militar como de combates en el frente, versión iconográfica de las palabras de una madre, Mariquita, a cuyo hijo “mataron en el moro” y, por ello, quiere que sus recuerdos personales se fundan también con la campana.
          
Cuando Salvador (Javier de Rivera) ha decidido abandonar el pueblo y Leonardo ha declarado su amor, se establece el paralelismo entre Malvaloca, en su nueva situación social aceptada por la sociedad biempensante, y la vieja campana “la Golondrina”, fundida y renovada; el final feliz le llega a esta maltratada mujer tras un itinerario vital lleno de complicaciones sociales y personales.

Puede verse en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=uJLZcHnaR9Q


Malvaloca (1926) - by , Oct 03, 2023
3 / 5 stars
Una personal adaptación de Perojo