Max Manus

El cine ha llevado con fruición a la pantalla, grande y pequeña, las luchas bélicas de la Segunda Guerra Mundial, pero generalmente lo ha hecho desde la perspectiva norteamericana, inglesa o francesa (los tres aliados, junto a la Unión Soviética, que ganaron la conflagración), o, del otro lado, desde la perspectiva alemana, como vencidos de aquel inhumano conflicto. Pero la guerra tuvo otros muchos escenarios, y pocos son los casos en los que estos han sido llevados al cine. Uno de ellos es esta Max Manus, que nos cuenta la verídica historia del personaje que da título al filme, un joven noruego que, tras luchar en el frente finlandés contra los rusos, al volver a su tierra se opondrá, desde la clandestinidad, a la ocupación nazi.

Joachim Ronning y Espen Sandberg son dos directores que, como los hermanos Taviani, siempre trabajan juntos (en su caso tiene más mérito, pues no tienen relación familiar alguna). Su carrera está marcada por el eclecticismo: se estrenaron en el largometraje de ficción con Bandidas (2006), lamentable intento de actualizar las aventuras de ¡Viva María!, de Louis Malle, con unas Salma Hayek y Penélope Cruz que hacían lo que podían con los infumables papeles que les habían endosado. En 2008 hizo esta Max Manus, y años más tarde harían su mejor filme hasta el momento de escribir estas líneas, Kon-Tiki (2012), sobre la verídica peripecia del aventurero Thor Heyerdahl, que cruzó el Pacífico en una balsa de madera; en 2016 los cineastas escandinavos se encuentran en fase de post-producción de un blockbuster yanqui, la quinta parte de la franquicia iniciada por Piratas del Caribe. La maldición de la Perla Negra (2003).

Antes de todo eso tocó hacer esta hazaña bélica noruega, para enaltecer al también verídico héroe (está visto que a esta pareja escandinava le van los héroes, aunque no lleven mallas ni capas para volar…) Max Manus, un hombre obsesionado por liberar a su país del yugo nazi, mediante sabotajes de toda laya, pero también traumatizado por la muerte de varios de sus mejores amigos y colegas en la resistencia, y enamorado de la mujer que no debía, casada con otro hombre y con una vida ya encarrilada. El filme está adecuadamente conseguido en su parte de acción y aventura, con bien planificadas escenas de desigual combate callejero entre los partisanos noruegos y los miembros de los diversos cuerpos de élite alemanes, pero en la parte más personal nos parece que no termina de cuajar, quizá como consecuencia de haber elegido a un protagonista, Aksel Hennie, con escasa capacidad para transmitir emociones. Tampoco Ronning y Sandberg parecen ser los reyes del cine de sentimientos, así que entre unos y otros, la casa por barrer.

Queda entonces un entonado filme bélico e histórico, costeado y correctamente realizado, pero con pocos asideros para un espectador neutral, que no se sienta concernido por la vertiente patriótica que, evidentemente, existe en este tipo de productos.

Se ha comentado la endeblez de Hennie como protagonista. Mejor que él está Agnes Kittelsen como la enamorada que no quería serlo, con mucha mayor capacidad para mostrar sus emociones y con gran economía de medios.