Pelicula:

Se ha dicho que este filme holla la misma senda de Erin Brockovich, la exitosa película de Steven Soderbergh que le encumbró en el cine comercial, permitiéndole esa ambivalente carrera que desde entonces cultiva, con filmes dentro de los esquemas habituales de la industria de Hollywood (aunque siempre con un toque “de qualité”) y empeños más arriesgados, también más baratos, que cubren su faceta de artista.


Hombre, no seré yo el que niegue que hay puntos en común entre ambas películas: las dos tratan de un sucio asunto en el que una multinacional ha perjudicado gravemente la salud de muchas personas, planteandose pleitos muchimillonarios por semejante barbaridad, y siendo los personajes que empujan esos litigios contra las megaempresas sendos pintamonas; también se puede considerar similitud el hecho de que Soderbergh actuara en Erin… como director y en Michael Clayton como productor ejecutivo, lo que confirma su implicación en este proyecto; el hecho de que en ambos casos los protagonistas sean estrellas jolivudenses (Julia Roberts y George Clooney, respectivamente) acentúa los paralelismos.


Pero, una vez llegados a este punto, hay que decir que hay también varias diferencias sustanciales entre ambos filmes. El primero y fundamental es su calidad: mientras Erin… era un producto comercial al uso, con algunas irisaciones de estilo que recordaban la marca de fábrica de Soderbergh, Michael… es un complejo filme que, sin renunciar lógicamente a la taquilla, busca fundamentalmente contar una historia de forma novedosa, al margen de las narrativas cronológicas habituales, y a veces incluso con un premeditado cripticismo que, al menos durante la primera media hora, sume en la perplejidad al espectador más avezado, aunque éste es consciente de que, a lo largo del metraje de la película este “maledetto imbroglio” (gracias, Germi) terminará por desenredarse.


Así las cosas, pronto descubrimos que mientras en Erin… la protagonista era una profana en leyes que, a fuerza de tesón, doblega al Goliat de turno, aquí el David de la historia sí tiene conocimientos, y superlativos, de leyes, aunque lleve años desperdiciando su talento como solucionador de problemas de su bufete, encargo que, en esta ocasión, le llevará más lejos que nunca, demediado entre su lealtad al amigo muerto y la resolución de sus dificultades económicas.


Tony Gilroy, el director, debuta en la dirección con este estimulante filme. Su anterior trabajo como guionista (en títulos como la trilogía de Bourne, Pactar con el diablo o la kingiana Eclipse total) ya preveía que era un hombre dotado de talento, y aquí lo demuestra, con escenas percutantes a fuer de surrealistas, como este hombre del siglo XXI absolutamente fascinado por la bucólica escena de una pequeña manada de caballos en una campiña tan cercana a la civilización, tan lejana sin embargo en su animalidad sin límites. Es cierto que Gilroy, con frecuencia, parece más interesado en la alambicada forma de la película, con su relato en “flashback” que ha de explicar la rocambolesca media hora inicial, que en el meollo del filme en cuestión, con la denuncia de la inescrupulosidad tanto de las grandes multinacionales como, ¡ay!, de los bufetes que supuestamente sirven a la ley y la justicia. Pero se le puede consentir, porque Michael Clayton resulta finalmente brillante, y el último golpe de tuerca va en la línea de reponer lo que no debió ser nunca orillado.


Gran trabajo el de Clooney, empeñado, y al parecer con éxito, en una carrera que, como la de su cuate Soderbergh, combina con acierto productos más comerciales con otros como éste, en el que el astro de Hollywood se comporta como el actor que, en el fondo, siempre ha sido, más allá de la rutilante estrella que se ha visto abocado a ser. El resto del reparto no es moco de pavo: Tom Wilkinson, tan bien como siempre, aunque es cierto que el papel le resulta un tanto extraño; Tilda Swinton, inenarrable jefa del bufete, una profesional entregada absolutamente a su trabajo y cuya vida gira inexorablemente en torno a él; Sydney Pollack confirma que, con el tiempo, es ya mejor actor que director, faceta en la que, por cierto, últimamente se prodiga más bien poco.


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119'

Año de producción

Michael Clayton - by , Aug 13, 2014
3 / 5 stars
El solucionador de problemas