Pelicula:

CINE EN SALAS

Charles Aznavour (1924-2018) fue uno de los grandes cantantes y autores de la canción francesa; también se desempeñó como actor en varias decenas de películas. Para la gente joven quizá sea un desconocido, pero para quienes peinamos canas (o no peinamos nada...), Aznavour es un mito, una leyenda, un hombre de voz personalísima y absolutamente reconocible, de “performances” inolvidables en su clasicismo, de canciones que, en su voz, sonaban distintas, bellísimas: La bohème, Venecia sin ti, She, Quién… 

Sobre su azarosa vida se ha rodado esta Monsieur Aznavour, un film para el que no se ha reparado en gastos, con un mastodóntico presupuesto de 26 millones de euros, que ciertamente lucen en pantalla, con costeadas reconstrucciones, movimientos de masas y muy vistosa una ambientación de época. Los responsables han sido el director Mehdi Idir y el fundamentalmente poeta y cantante slam Grand Corps Malade (nombre artístico de Fabien Marsaud). La relación entre ambos, profesional, procede de ser Idir el director de la gran mayoría de los videoclips musicales de Grand Corps Malade; ambos han codirigido desde entonces tres largometrajes para cine, siendo este el más ambicioso, habiendo tenido notable repercusión en su estreno en Francia, con 2 millones de espectadores en salas.

La película sigue la vida de Aznavour desde su infancia en París (a donde habían emigrado sus padres, armenios), con los problemas económicos de la familia, que regentaban un restaurante sin éxito (el padre era más bien manirroto…). El pequeño Charles despunta desde pequeño por su vena artística; durante la ocupación, los Aznavour (que realmente se llamaban Aznavourian, utilizando el joven Charles una apócope para afrancesar su apellido) ayudaron a grupos de judíos a escapar de las garras de los nazis. Tras la liberación, Charles intenta triunfar en la canción, pero lo tiene difícil con su baja estatura y su voz no especialmente buena; conoce a Édith Piaf, y esta se lo lleva como telonero, también por Estados Unidos…. Pero el éxito tarda en llegar, y solo lo hará cuando consiga cortar su cordón umbilical con la temperamental diva…

Estructurada en capítulos, la película va siguiendo la vida y milagros de Aznavour, desde sus difíciles principios hasta que triunfa en los años cincuenta, convirtiéndose en un mito. Nos parece un biopic interesante, aunque podría haberlo sido más de no haber tenido encima la presión de la familia (mayormente a través de Mischa, uno de los hijos de Aznavour, que actúa como albacea artístico), de haber podido hacer su propia versión, no necesariamente autorizada, con sus luces y sombras: estas últimas apenas aparecen, cuando es obvio que en toda vida (y más siendo tan larga y fecunda como la del divo) siempre hay zonas oscuras, como sus problemas fiscales, sobre los que no se comenta nada, cuando estuvo involucrado en varios controvertidos juicios por tal motivo. Pero, a pesar de tener que ser una biografía autorizada para contar con la colaboración de la familia, el resultado es agradable, una visión quizá parcial pero plausible de la vida de uno de los grandes personajes franceses de la segunda mitad del siglo XX.

Mehdi Idir y Grand Corps Malade se revelan como directores fiables y solventes, con una puesta en escena clásica pero personal, jugando con habilidad con el montaje y los flashbacks de la vida del mito, en una película que, como queda dicho, está muy bien ambientada en las diversas épocas en las que se desarrolla, desde los años treinta de la infancia del pequeño Charles hasta casi finales de siglo, convertido ya Aznavour en una leyenda. 

Hay momentos ciertamente brillantes, como esa primera actuación del pequeño Charles en un teatro, en la que el niño armenio-francés experimentó por primera vez la fascinación del espectáculo, con las luces que lo bañan todo, los rostros del expectante público, la creciente tensión del artista; pero, sobre todo, la que nos parece formidable es la “performance” que nos ofrecen los directores para presentar La bohème, quizá la canción por excelencia de Aznavour, dada con una vistosa y espectacular panorámica circular alrededor del divo, en la que iremos viendo distintas versiones, distintos escenarios, distintas épocas, solo con Tahar Rahim como Aznavour desgranando los versos de la preciosa canción. 

Buscan los directores, o así nos lo parece, más un cierto retrato impresionista, con relevantes momentos de su vida que nos explican su existencia, su arte, que un biopic al uso, y ciertamente se agradece: de pulquérrimas biografías estamos ya un poco hartos… Es cierto que, como hemos dicho, es un biopic mayormente sin aristas; eso sí, aparece con rotundidad el estajanovismo del cantautor, un hombre que luchó tanto por triunfar que, cuando lo hizo, no supo parar (“si paro, me muero”, dice en una emotiva escena), cuando ya no era necesario que mantuviera ese ritmo frenético que le llevaría a morir con 94 años mientras realizaba su enésima gira mundial. Un estajanovismo que le hizo perder de vista lo realmente importante, como era, por ejemplo, su relación con su hijo Patrick, al que se lo dio todo, menos lo que el joven necesitaba, cariño y cercanía, por lo que el chico se suicidó con veintipocos años. El hecho de que Aznavour, tras el funeral, se fuera a cantar al Olympia confirma que lo suyo no era normal: y es que era un “workahólico” de manual, un irredento adicto al trabajo.

Es cierto que, aparte de esa adicción laboral, la película no penetra demasiado en el alma de Aznavor; aunque sea un biopic agradable y bien hecho, en realidad no terminamos de saber cómo y quién era, de verdad, el artista. 

La película también pasa como de puntillas por la larga carrera de Aznavour como actor, recreando solo unos momentos del rodaje de uno de sus primeros éxitos, el “polar” Tirad sobre el pianista, de Truffaut, que aparece (con los rasgos de un actor) en pantalla. 

Tahar Rahim no se parece demasiado a Aznavour, pero es cierto que, con la adecuada caracterización, sobre todo cuando lo interpreta ya de mayor, hay momentos en los que lo clava. En cualquier caso, es una esforzada y loable composición, para la que el actor franco-argelino aprendió incluso a cantar, interpretando algunos de los inmortales temas de Aznavour (eso sí, cuando canta el auténtico, no hay color…).


(01-11-2025)


Monsieur Aznavour - by , Nov 01, 2025
2 / 5 stars
El divo estajanovista