Pelicula: Era de temer: las dos primeras entregas de esta trilogía (que será tetralogía a poco que esta tercera parte funcione como las otras) pusieron el listón muy alto, y a veces el éxito no es la mejor de los estímulos para el talento. En efecto, casi las dos primeras horas de esta kilométrica cinta se van en fuegos de artificio, con una primera secuencia en tierras chinescas que sí mantiene el tono anterior, para después entrar en un vaivén de sinsorgadas, de palabrería hueca (cuando a la franquicia lo que se le pide es acción, y fantasía, y diversión), que dura demasiado tiempo. Menos mal que en el último tramo, la última hora, el realizador Gore Verbinski y sus guionistas recuperan el pulso y nos dan lo que se espera de esta saga, con imágenes poderosísimas, como esos veleros corsarios batallando mientras casi cabalgan a lomos del vórtice de un gigantesco, impresionante “maelstrom”, en el confín del mundo al que hace alusión el título, con los protagonistas en funciones de acróbatas imposibles, en una delicia que recuerda lo mejor de la serie. Qué decir entonces de la que para mí es la mejor, la más cinematográfica escena, que procuraré no destripar para no contar nada del final (aunque se pueden imaginar cual es, ¿no?), con ese lord almirante, una vez perdida toda esperanza, bajando majestuoso desde la puente de su nao capitana, mientras a su alrededor todo vuela en mil pedazos, sin que nada le alcance ni siquiera un rizo de la perfecta peluca. Recuerda (salvando las distancias que sean de menester, por supuesto) la intangibilidad evocada por el pasaje bíblico de la resurrección de Cristo y sus famosas tres palabras: “noli me tangere”, no me toques. Por lo demás, los personajes siguen manteniendo el tipo y siendo igual de divertidos y curiosos, aunque es cierto que, pasada la primera sorpresa del primer segmento de la saga, ya tienen menos capacidad de impacto. Aquí se vuelve a lucir, sobre todo, Johnny Depp, reforzando su personaje de pirata buscavidas, lenguaraz, un poco carajote, un mucho pagado de sí mismo; Orlando Bloom quizá está más desvaído, máxime teniendo en cuenta la penosa misión que habrá de asumir al final; el rol de Keira Knightley es de más peleona que de costumbre, y sus encantos son más los de la bragada (con perdón…) guerrera que las de la señorita de pitiminí (que nunca fue, es cierto); el resto brilla a la altura habitual: ese capitán Barbosa, delicioso en su villanía; los epígonos del Gordo y el Flaco en espeso, haciendo de las suyas; el capitán Jones, que aquí demuestra que, aunque literalmente no tiene corazón dentro de su caja torácica, figuradamente sí que guarda uno, y tan transido, atravesado de amor. En fin, que, o mucho me equivoco, o dentro de un par de años, o tres, veremos a estos piratas del Caribe buscando la Fuente de la Vida…

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173'

Año de producción

Piratas del Caribe: en el Fin del Mundo - by , May 27, 2007
2 / 5 stars
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