Protagonista casi al mismo rango de los divos Depardieu y Polanski, las persistentes goteras en la omnipresente comisaría de policía en la que se desarrolla la mayor parte de la trama del filme, juegan un papel fundamental en este thriller claustrofóbico que terminará siendo un ídem metafísico.
Pero tanta gotera en sentido estricto tal vez sea también una involuntaria plasmación de otras que resultan evidentes a los ojos del espectador; las goteras, en este caso figuradas, de un guión que hace aguas con más frecuencia de la que sería deseable, la historia oscura y tenebrosa del interrogatorio de un novelista de éxito, preso de sus fantasmas literarios y existenciales, a manos de un comisario intelectualmente exquisito pero policialmente implacable.
Aparte las goteras del guión, tampoco la realización está libre de esa pérdida de sustancia acuosa, vale decir talentosa. Ya que está Polanski en el reparto, cabría imaginar qué habría hecho el director polaco con esta historia tenebrosa y minimalista, un tema que tan bien le va y que ha cultivado en filmes como "Repulsión", "Cul-de-sac" y "El quimérico inquilino", por sólo citar los más evidentes. Pero el Tornatore de "Cinema Paradiso" no parece el más capacitado para explorar esos territorios movedizos del recuerdo, la culpa y la muerte. El duelo interpretativo entre Depardieu y Polanski se salda en tablas: el francés es más intuitivo, el polaco más sibilino. Su enfrentamiento es, con mucho, lo mejor de una película con demasiadas goteras.
Pura formalidad -
by Enrique Colmena,
Jan 25, 2001
1 /
5 stars
Demasiadas goteras
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