Pelicula:

El madrileño Carlos López del Rey, por nombre artístico Carlos Vermut, llamó poderosamente la atención hace unos años con Magical girl (2014), potente drama entreverado de thriller, una historia distinta que el Festival de Cine de San Sebastián supo ver premiándola con su galardón máximo, la Concha de Oro. En los Premios Goya, sin embargo, donde estuvo nominada a siete estatuillas (o “cabezones”, como vulgarmente se conoce al busto goyesco), solo consiguió el de Mejor Actriz Protagonista para una inconmensurable Bárbara Lennie; bien es verdad que aquel fue el año en el que La isla mínima (2014), del sevillano Alberto Rodríguez, arrasó con todo merecimiento en la ceremonia, pero también es cierto que el film de Vermut se hubiera merecido algo más que ese exiguo galardón.

España, en nuestros días, en una historia que se ambienta alternativamente en Málaga y Rota (Cádiz), en Andalucía. En la primera vive retirada Lila Cassen (¿trasunto libérrimo, quizá, de Ana Torroja?), una cantante de moda en los años noventa que, sin embargo, lleva diez años retirada, desde que murió su madre; prepara junto a Blanca, su mánager y amiga de confianza, el regreso a los escenarios. Sin embargo, un día Blanca encuentra a Lila en la playa, dentro del agua, inconsciente; consigue reanimarla, pero, cuando despierta, Lila se ha olvidado de quien es. Para evitar que esa amnesia llegue a ser de conocimiento público y poder seguir con los planes de regresar a los escenarios, Blanca idea contratar a una humilde cantante de karaoke, Violeta, fan número uno de Lila y excelente imitadora de ella, que trabaja en un bar de Rota haciendo el número de su ídolo; la tarea de Violeta consistirá en enseñar a Lila a cantar como Lila, a moverse como Lila, a ser Lila...

Se esperaba con enorme expectación su siguiente proyecto, esta notable Quién te cantará, que, como todo su cine (también su inicial largometraje, la irregular pero brillante a ráfagas Diamond Flash), tiene un considerable voltaje dramático y una enorme capacidad para generar ideas. Ese quizá sea su (relativo) talón de Aquiles, el hecho de que Vermut haya acumulado una tal cantidad de signos, significantes, símbolos, símiles, metáforas, alegorías... que esa acumulación juega en su contra. Eso no quiere decir, ni mucho menos, que Quién te cantará sea una mala, ni siquiera una regular película; al contrario, el cine español está falto de artistas como Vermut, con esa capacidad creativa, con esa facultad para poner en pie historias extrañas, esquinadas, un punto artificiosas, aunque plenamente consciente de ello.

Quién te cantará se constituye, entonces, en una historia en la que dos mujeres, en principio tan distintas, irán confluyendo en una suerte de ideal transferencia de personalidad, una historia en la que conceptos como vampirismo o parasitismo, y sobre todo simbiosis, no son ajenos, aunque tampoco se pueden usar en sus estrictos sentidos habituales: la absorción de personalidad no será voluntaria, no habrá un proceso perverso de fagocitación, sino que el devenir de los hechos irá determinando el desarrollo de los acontecimientos.

Las buenas ideas visuales se amontonan: la tablet con la foto de Lila que se apaga y queda el reflejo de la propia cantante mirándose, sin saber quién es realmente ella, qué es ella, por qué se retiró, qué oscuro secreto la obliga no solo a mantenerse alejada de los escenarios sino también a no ser capaz de hacerlo y buscar la salida fácil pero tan dura de abandonarse a la muerte; los enfrentamientos entre Violeta y su hija Marta, de una dureza insoportable, una mujer que es un barquito de papel (sí, como los que fabrica incesantemente la mánager Blanca, en otra hermosa alegoría) en manos de una veinteañera caprichosa, nihilista y con tendencias autoaniquiladoras; la penúltima escena en la casa de Violeta y Marta, cuando la madre tendrá que tomar la más dura de las decisiones posibles para evitar la catástrofe; el último plano, que cierra el círculo inicial, donde se termina el proceso de identificación de Lila y Violeta, que incluso en sus nombres no dejan de ser variantes de un mismo color, el morado.

Película notable, cuajada de buenas ideas, la parte inicial quizá peca de una cierta morosidad que afecta al ritmo; una vez que el personaje de Violeta entra en escena, todo fluirá con el tono que debería haber tenido todo el relato. Buena película Quién te cantará, aunque para nuestro gusto baje un punto con respecto a la esplendorosa, sobrecogedora Magical Girl. Pero, por supuesto, Vermut se confirma como uno de nuestros cineastas más interesantes. Su juventud (cuando se escriben estas líneas tiene 38 años) nos hace esperar de él muchas más muestras de su talento, un talento poliédrico (es, además de director y guionista, historietista, faceta en la que destacó con varios premios en la década de los años cero de este siglo). Esta hermosa, doliente Quién te cantará confirma su capacidad creativa, y nos hace esperar de él muchos buenos momentos.

Gran trabajo interpretativo de las dos protagonistas absolutas, tanto Najwa Nimri, que está espléndida en su complicado papel, como, sobre todo, una deslumbrante Eva Llorach (que a pesar de ese apellido es de Murcia...), actriz fetiche de Vermut, habiendo intervenido hasta ahora en sus tres largometrajes. También está estupenda, como siempre, la linarense Natalia de Molina, en una nueva y compleja composición de un personaje que podría pensarse es un estereotipo, pero que ella dota de carne y sangre, de aliento, de entrañas, estando absolutamente perturbadora en esa última escena con su madre, cuando el mundo, metafóricamente, se hunde bajo sus pies.



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125'

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Quién te cantará - by , Nov 03, 2018
3 / 5 stars
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