Recuerda mi nombre

Alan Rudolph, director y guionista nacido en la californiana Los Ángeles, conseguiría fama y prestigio con su película Elígeme (1984), que reveló un peculiar talento para el cine romántico un tanto esquinado, en el que los amantes suelen tener algún problema (suave...) de “coco”, vale decir alguna psicopatología no peligrosa que les afecta emocionalmente, y en la que el azar y las carambolas juegan a lo largo de toda la cancha, por usar un símil del basket.

Seis años antes de aquel gran éxito (que tendría continuidad con su posterior Inquietudes, aunque la luna de miel con el público y la crítica no duró mucho más), Alan Rudolph, que fuera discípulo de Robert Altman, realiza con esta Recuerda mi nombre una de sus primeras y todavía irregulares producciones.

Se trata de un filme que, como casi todos en su carrera, combina elementos tales como romanticismo, intriga y azar. En este caso una mujer, que acaba de salir de la cárcel, comienza a asediar a su exmarido, a pesar de que éste se ha vuelto a casar.

Aunque Rudolph no había conseguido todavía la solidez de trabajos como las mentadas Elígeme o Inquietudes, o de la también estimulante Los modernos, la película tiene un cierto encanto y un estilo ya bastante perfilado. La pareja protagonista es de lo más atípica y ciertamente cinéfila, nada menos que Geraldine Chaplin, hija del gran Charlot, y Anthony Perkins, “hijo” de la señora Bates que nos aterrorizó en Psicosis... Por cierto que Geraldine consiguió el premio a la Mejor Actriz en el Festival de París. La producción corrió a cargo de Robert Altman, que por aquel entonces actuaba como maestro y mentor de Rudolph, hasta que este ya pudo volar solo.