Pelicula:

El cine con relaciones incestuosas madre/hijo, o asimilados, tiene, por supuesto, una larga tradición, desde El soplo al corazón (1971), de Louis Malle, a La luna (1979), de Bertolucci, pasando por Los timadores (1990), de Ridley Scott, entre otras muchas. La cineasta danesa (con raíces egipcias por su padre, de quien toma el evidente apellido árabe) May el-Toukhy, nacida en 1977, lleva haciendo cine desde 2001, fundamentalmente cortometrajes, debutando en el largo de ficción con su anterior película, Lang historie kort (2015), inédita en España, una comedia romántica que no parecía presagiar el voltaje dramático y sensual de esta Reina de corazones.

Dinamarca, en nuestros días. Anne y Peter son un matrimonio de clase media alta, ambos profesionales reputados, ella abogada especializada en casos de violencia de género, socia de un reconocido bufete, él médico de prestigio; tienen en común dos niñas gemelas o mellizas, como de ocho años. Al clan familiar se une Gustav, un adolescente, probablemente frisando ya la mayoría de edad, hijo de Peter de una anterior relación, de origen sueco, un chico problemático que inicialmente tiene problemas para integrarse en la familia. Pero Anne empieza a sentir algo que no es precisamente maternal hacia Gustav...

Reina de corazones es una película escandinava en todos los sentidos: seca, gélida, donde los sentimientos y emociones se muestran como en sordina. Estamos, desde luego, ante un drama de irisaciones sensuales, cuando una mujer que teóricamente lo tiene todo (buena posición social, prestigio en su profesión, que le gusta, marido e hijas bien avenidos) se siente revivir eróticamente con la convivencia día a día con su hijastro. Anne se irá percatando entonces de sus carencias no ya afectivas, sino sensuales, carnales, e irá flirteando, primero de forma más o menos inocente, después de forma más evidente, con el hijo de su marido, en una espiral de calentura que no se ve capaz de detener.

Con una puesta en escena elegante, sobria, sin subrayados, la directora y guionista May el-Toukhy nos presenta el drama de dos seres humanos desarbolados por distintos motivos: ella, por la rutina conyugal, él, por su adolescencia rebelde y sin raíces, en un denso drama sobre sentimientos y necesidades sexuales, en el que unos y otros no necesariamente van de la mano.

Con escenas de una sutileza extraordinaria, como el primer contacto no familiar entre los amantes clandestinos, cuando están jugando al escondite con las niñas, la mera mano de él posada sobre el pequeño tatuaje que le ha hecho en el brazo a ella, Reina de corazones es, también, muy explícita en otros momentos, con escenas que parecen de sexo real, aunque es cierto que hoy en día es algo que se puede trucar con bastante facilidad. En cualquier caso, son escenas que vienen bien para explicar el voltaje erótico, la tórrida pasión entre estos dos seres que se encuentran y se dan mutuamente placer sin pensar en las consecuencias. Como le dice ella al chico en un momento dado, a veces pasa lo que no debería pasar.

El film, hecho en una evidente clave realista, no desdeña entrar en el terreno de la metáfora, como el cuento que madrastra e hijastro, indistintamente, cuentan siempre a las niñas a la hora de dormir, el clásico Alicia en el país de las maravillas, que se puede interpretar como la impremeditada entrada de la mujer en un reino maravilloso, aquí el del sexo con el adolescente, pero también sembrado de dificultades y problemas.

Película nada complaciente en su planteamiento, no juzga a su protagonista, ni siquiera cuando manipula al marido para salvarse (socialmente hablando: estamos es Escandinavia...), y presenta escenas de una gran intensidad dramática, como la conversación entre los cónyuges cuando se ha destapado el posible adulterio y (cuasi) incesto. Sin embargo, argumentalmente la parte final del film no es tan creíble, menos coherente y más deudora de los intereses particulares de las guionistas.

El conjunto es armonioso, duro e intrincado, con esa dificultad tan nórdica para gestionar bien los sentimientos y las emociones, con ese también tan humano deseo de salvar el pellejo cuando vienen mal dadas, se sea danés o sudanés, si vale la casi aliteración. May el-Toukhy se muestra como una cineasta competente y con cosas que decir, cosas que llegan al espectador y le remueven por dentro. Trine Dyrholm, uno de los grandes nombres de la interpretación escandinava, está eximia como la madre y madrastra, con una entrega absoluta como actriz; el joven Gustav Lindh apunta maneras pese a su juventud, aunque cuando comparte pantalla con Trine, evidentemente, queda en franca desventaja.

La película ganó 3 premios Robert (equivalente en Dinamarca a los Goyas), y fue galardonada también en festivales como Sundance, Gotemburgo y Philadelphia, en una carrera en la que está siendo justamente elogiada. Lo que no se termina de entender es su título en español, Reina de corazones, al parecer deudor del título internacional en inglés, Queen of Hearts. Sin embargo, el original danés, Dronningen, si los traductores en línea consultados no mienten, sería simplemente “Reina”. Lo cierto es que en español la expresión “reina de corazones” tiene significados que, evidentemente, nada tiene que ver con el tema de este intenso drama sobre el deseo, su consumación y las consecuencias que de ello se derivan.

(03-03-2020)


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127'

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Reina de corazones - by , Mar 03, 2020
3 / 5 stars
A veces pasa lo que no debería pasar