Río Bravo

He aquí una obra maestra incontestable del género cinematográfico por antonomasia, el western, y una de sus últimas grandes películas, sin duda. Howard Hawks consiguió con este filme uno de sus mejores filmes, hecho en estado de gracia, que ha quedado como un compendio de las virtudes de la película del Oeste. Impecablemente narrado, plantea algunas de las situaciones más caras al género, que después se han repetido hasta la saciedad., pero que en Río Bravo obtuvieron su primera carta de naturaleza.

Hay que destacar especialmente la definición del personaje del sherif, un tipo borrachuzo que se humilla por un trago, y al que la búsqueda de la autoestima le redimirá en un duelo desigual contra los facinerosos de turno, en un filme clásico donde los haya. El sheriff de un pequeño pueblo detiene al hermano de un cacique local por asesinar a sangre fría. El potentado exige la liberación de su familiar; al negarse el sheriff, el conflicto está servido.

El reparto es magnífico, desde el carismático John Wayne, hasta un entonado Dean Martin, pasando por un jovencito cantante de “country”, Ricky Nelson, que entonces estaba en la cresta de la ola, aunque hoy no se acuerde nadie de él, la siempre espléndida Angie Dickinson y el veteranísimo e indiscutible Water Brennan.

No deja de ser curiosa la reiteración con la que el cineasta, sus productores e incluso los distribuidores en España, titularon los filmes de Howard Hawks con el nombre español Río. Así, tenemos este Río Bravo, pero también la posterior Río Lobo, ambos con ese mismo título original en inglés; además, hay que añadir Río Rojo, que en su original era Red River, e incluso Río de sangre, que en Estados Unidos llevaría el título de The big sky.