Una de las lacras del cine yanqui moderno es la del desaprovechamiento sistemático de buenas ideas. He aquí un ejemplo: un asesino en serie, que se cree ungido por Dios, pone en escena siete crímenes relacionados con los siete pecados capitales, todos con gran lujo de sadismo, al gusto de hoy. Dos detectives, uno al que le quedan dos telediarios para jubilarse y otro relativamente novato que alardea demasiado de serlo, habrán de encontrarlo.
Pero a esa buena idea, y a un final ciertamente brillante sobre el papel, no se le ha sabido dotar de un guión a la misma altura, que aparece desestructurado, falto de ilación, no sabiendo combinar adecuadamente los asesinatos con las relaciones entre los detectives, que prometían dar mucho juego pero se quedan en nada.
Ello por no hablar de la línea argumental con la mujer del policía joven, perfectamente prescindible. Además, los diálogos serían estupendos para besugos, no para personas adultas. Para rematar la faena, David Fincher, que no lo hizo del todo mal en Alien 3, parece aquí sin ideas, con una realización meramente profesional, sin personalidad. Así las cosas, no se entiende como este Seven ha sido uno de los grandes éxitos de la temporada en los USA. Se ha querido hacer un "thriller" a la manera de El silencio de los corderos, pero es evidente que la suela de los elegantes (aunque algo manchados de sangre, eso sí) zapatos del Doctor Hannibal "Caníbal" Lecter no han sido siquiera rozados por esta mediocridad.
(22-01-2002)
127'