No están los tiempos, ciertamente, al menos en USA, como para convertir a un bagdadí musulmán como el mítico Simbad en un héroe moderno. Al menos así deben haber pensado en DreamWorks SKG, la productora de Spielberg, Katzenberg y Geffen, al actualizar este clásico de la literatura árabe. Así que, ni corto ni perezoso, han tomado el nombre y un cierto aspecto arabizante, pero a partir de ahí, como si fuera la mismísima Thetis con su hijo Aquiles en la laguna Estigia, le han dado un baño enterito (tal vez salvo el talón, como la diosa griega con su vástago...) de helenismo, y así nuestro héroe se enfrenta a mitos griegos clásicos tales como las sirenas de la Odisea, por cierto en una bellísima secuencia que denota la extraordinaria capacidad creativa visual del equipo artístico, que consigue las sirenas más delicuescentes jamás filmadas, puro líquido con curvas de vértigo, seductoras y vaporosas pero con más peligro que un tonto armado con un "kalashnikov". Algunas otras escenas, como la del barco lanzándose al abismo del fin del mundo (por cierto, bonita forma de incentivar en los críos la creencia bárbara de que el mundo es plano...; en fin, ya lo remediará ? aquí procede la carcajada helada ? nuestro sistema educativo...) es también deslumbrante en intriga y visualización. Es cierto que la historia suena a architópica, con el héroe que no sabe que lo es, que se reputa tunante, ladronzuelo y pícaro, pero que cuando conoce a la mujer de su vida saca afuera a ese hombre que sabe sacrificarse por el amigo, etcétera... Pero, claro está, no vamos a pedir ahora a la animación clásica (ya sabemos que las transgresiones a lo políticamente correcto sólo se permite, por una regla no escrita, a la animación digital, donde está actualmente la "créme de la créme" de los creadores del sector) historias nuevas y que remuevan cimientos estereotipados.
Y no se trata, como ha hecho un crítico de los madriles de un importante periódico español, de ver en esta película un panfleto antifeminista porque los roles de las mujeres sean supuestamente negativos (la diosa Eris, una estupenda villana a la altura de los mejores "malos" de Disney: aquí DreamWorks ha sabido estar a la altura de su rival; y Marina, la prometida del amigo que termina siendo la amada del protagonista). A estas alturas, si seguimos con estas vainas, terminaremos por descafeinar el cine, la literatura y cualquier arte narrativo que se atreva con los "sancta-sanctorum" inatacables de la supuesta progresía: aviados estaremos si empezamos otra vez, como en la época de Boileau, a establecer cánones en la creación que no se puedan transgredir...
Simbad, la leyenda de los Siete Mares -
by Enrique Colmena,
Jul 31, 2003
2 /
5 stars
Un Simbad helenizante
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