Parece ser que nuestro cine se ha aficionado a hacer películas de ciencia ficción en los últimos productos facturados por la industria cinematográfica española, pero como todas sean de la misma calidad de la presente, estamos aviados.
En esta ocasión se ha elegido al mismo tiempo un argumento destinado al lucimiento de una estrella de la canción como es el caso de Marta Sánchez, que para que éste sea mayor se la hace incluso interpretar dos papeles, uno como una cantante, lo que es en su vida real, y como un robot construido al efecto para suplantar a la verdadera artista, llamada Supernova. Todo ello está maquinado por un malvado, como es propio de esta clase de argumentos, que curiosamente se llama el Conde Nado.
La película en cuestión se podría calificar de un simple tebeo cinematográfico que sin embargo poco tiene de cine, llevado a cabo por un realizador como Juan Miñón, que aún no siendo un director novel, sin embargo demuestra tener muy pocas ideas, máxime cuando se tropieza con un guión tan simplón y de tan escasa calidad.
La cantante Marta Sánchez demuestra tener muy cortos registros como actriz y encima se le da no uno sino dos papeles. Es algo así como el del dicho: si no quieres caldo… dos tazas.
Con Javier Gurruchuga se demuestra lo que puede dar de sí cuando tiene un director que lo sepa dirigir y sacar de él lo mejor, como sucedía en El rey pasmado, y no el personaje tan ridículo que hace en esta cinta.
En definitiva, un mal producto de una industria como la española, que nos quiere vender gato por liebre.
80'