Pelicula:

Esta película forma parte de la programación del Atlàntida Mallorca Film Fest 2021. Está disponible en Filmin por tiempo limitado.


Sabine Boss (Aarau, 1966) es una guionista y directora de cine y televisión suiza, además de directora escénica de teatro. Se graduó en la Zürcher Hochschule der Künste, la Universidad de las Artes de Zurich, en la Suiza germanófona, y desde finales del siglo XX viene ejerciendo una fructífera labor cultural y artística en cine, teatro y televisión. En pantalla grande ha obtenido resonantes éxitos en su país (aunque no se han visto en España) como Ernstfall in Havanna (2002) y Der Goalie bin ig (2014). Sus premios en cine, televisión y teatro son múltiples y de toda laya. Queremos decir que estamos ante una de las cineastas helvéticas de mayor prestigio y reputación, y la visión de esta sugestiva Temporada de caza no hace sino confirmar tal aserto.

La película se inicia con un extravagante plano cenital de rara angulación: como veremos, no es un capricho de la directora, sino el prólogo de la tragedia que, en flashback, se nos cuenta retrospectivamente desde entonces. La acción se desarrolla en Suiza, en nuestros días, fundamentalmente en las instalaciones de la empresa Walser, dedicada a la automoción, que ha sido recientemente protagonista de un feo caso de comportamiento irregular al falsear datos sobre la contaminación de sus motores diesel. La película se centra en Alexander Maier, CFO (por sus siglas en inglés, Chef Financial Officer, en español Director Financiero), un hombre metódico, ordenado, talentoso en lo suyo, pero que tiene a su familia un tanto abandonada, lo que ha supuesto la demanda de divorcio de su mujer y cierto desafecto de su hijo adolescente, que comprueba una vez tras otra como el trabajo de su padre está antes que él. A Walser llega como salvador, tras el escándalo del “dieselgate”, Hans Werner Brockman, un nuevo CEO (Chef Executive Officer, lo que ha sido toda la vida el Consejero Delegado), que pronto empieza a pisar callos. Maier no se arredra, porque cree que las decisiones de Brockman no solo perjudican a la empresa, sino también a su viabilidad y, sobre todo, costará centenares de puestos de trabajo...

Llama la atención en Temporada de caza el estilazo del que hace gala la directora, Sabine Boss: la puesta en escena es elegante, con clase, con una cámara con poco movimiento pero siempre fundamentado, sin adornos estériles. La fotografía es limpia, de iluminación clara y nítida, con una luz muy urbana, y en unos interiores en los que predominan los colores fríos, blancos, negros y azules oscuros; también abunda el acero y el vidrio, y las rectas ganan de calle a las curvas.

En ese paisaje funcional pero sin aliento humano, este alto directivo será el único que se apreste a plantar cara al nuevo “boss”, un tipo de pasado turbio al que este nuevo cargo le ha de servir para estar de nuevo en la cresta de la ola, cueste lo que cueste, aunque sea la propia viabilidad de la empresa y de sus empleados. Dice el protagonista en uno de sus diálogos: “el humanismo siempre ha sido anticuado”, cuando el propietario de Walser le reproche su apuesta por el mantenimiento de los puestos de trabajo a todo trance. Estamos entonces ante un retrato atípico: el cine moderno nos presenta habitualmente al directivo sin alma (o directamente desalmado, que parece el mismo concepto, aunque es evidente que no lo es), y aquí nos encontramos precisamente con lo contrario, con un alto cargo que, efectivamente, ha sacrificado su vida familiar en el sacro ara de su empresa, pero al que su devoción por la corporación, y sobre todo por la gente de a pie que la conforma, le aboca (y está dispuesto a asumirlo) a un sacrificio personal aún mayor.

Boss presenta también un interesante paralelismo entre el libro que le regala Brockman a Maier en las primeras escenas, Hagakure, el texto seminal de Yamamoto Tsunetomo que, en el siglo XVIII, en el Japón en el que aún existían los samuráis, compiló todo el saber y las normas sobre el honor del guerrero nipón y las relaciones entre el amo y sus siervos, constituyéndose en la base por escrito del Bushidô o “camino del guerrero”, el código de honor de los luchadores japoneses. La declamación en off de textos del Hagakure irá en paralelo a las peripecias que se sucederán entre Maier y Brockman, en la sorda pugna que librarán ambos por conseguir sus objetivos: la salvaguarda de la empresa y de los puestos de trabajo, el primero; la rentabilidad a todo trance y su propio impulso hacia puestos más importantes, el segundo. Ese paralelismo entre el antiguo texto nipón y la trama empresarial se muestra pronto como bastante más viable de lo que en principio pudiera pensarse, hasta desembocar en la escena culminante, en la que ambas líneas confluirán armónicamente.

Con una muy inteligente puesta en escena, un notable sentido cinematográfico y una interesante capacidad visual, Sabine Boss nos plantea esta tragedia moderna, la del hombre que quiso luchar por lo que creía, y contra quien pretendía llevarse por delante aquello que, objetivamente, era lo más importante de su vida, incluso por encima de su familia, en una escala de valores difícilmente asumible por la mayoría del género humano, pero que él adoptó como propia en el libre ejercicio de su albedrío.

El film parte de un punto de partida real, el escándalo que afectó al grupo alemán Volkswagen (VW) en 2015, cuando se descubrió que, durante años, había estado falseando en Estados Unidos los datos de contaminación de sus motores diesel, lo que le costó el descrédito mundial y sumas multimillonarias en multas e indemnizaciones. Sobre esa historia real se crea esta ficticia de un grupo suizo en el que hubieran acontecido unos hechos similares, aunque parece evidente que el desarrollo del film ya no se corresponde con lo sucedido en VW.

Gusta la película por su tono, progresivamente más oscuro, en una pugna que se intuye no puede acabar bien para el protagonista, lo más parecido a un ser íntegro y honesto que aparece en el film. Gusta por su narración fluida y buen ritmo, en una historia bien construida, sin subrayados, sutil, inteligente, que no transita por caminos trillados. Gusta, en fin, por el creciente tono como de thriller, por la percutante tensión de poder entre los dos hombres, cuando el que tiene la sartén por el mango resulta ser un tipo arbitrario y de los que parecen estar siempre al cabo de la calle de todo, saberlo todo, mientras los demás parecieran no saber nada.

Gusta, en fin, por presentar en pantalla un arquetipo diferente al que el cine, tópicamente, ha ensayado tantas veces: el protagonista, lejos de ser el típico ejecutivo lameculos y arrugado que el cine ha estereotipado “ad nauseam”, no es un miedoso ni un envidioso, sino que es un tipo capaz, talentoso, con criterio propio, que habrá de afrontar en clara desventaja al alevoso jefe que quiere llevárselo todo por delante, abocándolo a una espiral de autodestrucción.

Notable trabajo del dúo protagonista, Stefan Kurt, que compone un muy creíble Director Financiero, y Ulrich Tukur, que encarna al CEO, cuya sonrisa sibilina esconde la mala baba del que está dispuesto a sacrificarlo todo para su exclusivo beneficio personal: todo un clásico...

(12-08-2021)


 


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91'

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Temporada de caza - by , Aug 12, 2021
3 / 5 stars
“El humanismo siempre ha sido anticuado”