Pelicula:

Park Chan-wook es uno de los más reputados directores surcoreanos. Llamó la atención poderosamente a principios del siglo XXI con su Old boy (2003), multipremiado film que incluso consiguió el prestigioso Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes y que tendría su (nefasta) versión USA en Oldboy (2013), de Spike Lee; más tarde Park intentó la aventura norteamericana con Stoker (2013), brillantísimo ejercicio cinematográfico que, sin embargo, no fue bien acogido por el público yanqui, para volver a su país con la sorprendente y bellísima La doncella (2016).

Thirst es un film intermedio entre su época puramente coreana y la más internacional y cosmopolita de los últimos años. En clave fantástica, pero también romántica, dramática e incluso existencial, se inspira libremente en la novela de Émile Zola Thérèse Raquin, para contarnos la historia de un sacerdote en su Corea natal, un hombre entregado a los demás que, por esa entrega absoluta, se verá infectado por un virus que resulta ser el del vampirismo; a partir de ese momento, con los poderes cuasi omnipotentes del no-muerto, pero también sus sevicias (la sed de sangre, a la que alude el título internacional Thirst), que intenta gestionar recordando sus buenos sentimientos de la época de cura, se enamorará de una mujer que, a su vez, está casada con un hombre aburrido y amorfo. Ella finge malos tratos del esposo que inflaman al vampiro, renuente en principio, y de esta forma ambos conciben acabar con el obstáculo para su felicidad…

Con elementos que recuerdan poderosamente otros clásicos literarios como Crimen y castigo (cuyo tema está de hecho también en Thérèse Raquin), de Dostoievski, Thirst resulta ser una más que curiosa mezcla de géneros, en el que apenas prima alguno: el fantástico quizá sea su primus inter pares, esa historia de vampiro de buenos sentimientos que se alimenta de sangre embotellada o de comatosos a los que no quita la vida, pero también la romántica de la pareja, con una pasión torrencial que los consume, y el thriller de culpabilidad, con el marido como estorbo que será liquidado por la pareja de amantes adúlteros.

El tono, siendo con frecuencia desquiciado, es coherente, plausible, dentro de la extravagancia general del film. Park es un cineasta manifiestamente bien dotado para el cine, con una llamativa facilidad para decidir el mejor encuadre, que nunca, aunque sea estrafalario, resulta chirriante. Tiene su cine la fluidez de lo evanescente, aunque sus temas sean graves: el amor, claro está, pero sobre todo el amor inmortal; la bondad incluso en situaciones en las que esta parecería imposible; su envés, la perversidad absoluta, la que se regocija en hacer el mal, en cometer fechorías en las que se inflija dolor, tortura, muerte, incluso sin necesidad; la eternidad, ese instante.

Film grave dentro de su fantástico planteamiento, Thirst no llega a la altura sobrenatural de Oldboy o Stoker, pero es sin duda una gran, rara película, una pequeña joya de un cineasta del que, lamentablemente, no llega a Occidente todo lo que rueda. Protagoniza Song Kang-ho, habitual en el cine de Park, pero también de otros prestigiosos cineastas coreanos como Bong Joon-ho, en films como The host (2006) y Snowpiercer (Rompenieves) (2013).



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133'

Año de producción

Thirst - by , Jan 24, 2018
3 / 5 stars
El cura vampiro