Todos lo hacen

CINE EN PLATAFORMAS
DISPONIBLE EN NETFLIX

Hugo Martín Cuervo (que firma solo como Martín Cuervo; Madrid, 1987) es un director, guionista, actor y músico español que, en 2009, con solo 17 añitos, empezó a rodar cortos, debutando en ese formato con Final, que estuvo nominado al Goya y consiguió un premio del público en la Seminci. A ese corto le siguieron otros, hasta que en 2021 debutó en el largometraje con la comedia irisada de intriga Con quién viajas, a vueltas con un itinerario compartido a través de la popular aplicación Blablacar, seguido de este Todos lo hacen, habiendo realizado con posterioridad otros dos largos en 2024, también en clave de peculiar comedia, titulados La bandera y ¿Quién es quién?, este último en torno al ya bastante manido tema del intercambio de personalidades en cuerpos disparejos.

Como peculiar es esta Todos lo hacen, que podríamos definir, como titulamos esta crítica, como un Cluedo fiscal en clave de comedia negra, aunque también de enredo (no nos cabía tanto en el titulillo…). La acción se abre, en nuestro tiempo, con un prólogo en el que vemos a una pareja de tortolitos, Sergio y Laura, ambos recién casados y en plena celebración de su boda en un hotel situado en una zona montañosa y nevada. 4 años después los vemos de nuevo llegando a ese mismo hotel; ya no están tan amartelados, pero sigue viéndose como una pareja unida. Alguien los ha invitado, “gratis total”, a pasar una noche en ese mismo hotel donde celebraron su boda; allí se encuentran con otras dos parejas, formadas por Alejo y Sonia (él politicastro de pueblo, ambos en proceso de separación) y Juan Carlos y Mariví (él segurata con poco seso, ella con una barriga hasta la boca, su segundo hijo), además de con una viuda (negra), una inquietante Bea de perenne turbante como de faquir. Todos han sido invitados igualmente a esa noche, sin saber por qué… Más tarde aparece su enigmático anfitrión, Manuel, quien les habla de que ha sido objeto de una inspección de Hacienda y que las tres parejas y la viuda pagaron sus banquetes con dinero negro, así que les pide que declaren en su favor para exonerarle de las posibles sanciones, o si no, irá a las autoridades fiscales con el libro de contabilidad donde figuran sus nombres, dineros pagados en B, etcétera…

El cine de enredo, y más en clave de comedia negra, puede ser bastante atractivo, siempre que se haga medianamente bien. En este caso nos parece que el guion escrito por las fogueadas escritoras cinematográficas Irene Niubó y Marta Sánchez (nada que ver con su tocaya cantante…) está bastante pillado por los pelos, con situaciones en general previsibles e incurriendo en tópicos habituales de este tipo de intrigas del “who-do-nit”, del “quién-lo-hizo”, con evidentes reminiscencias del popular juego del Cluedo (hasta el punto de que, en un momento dado, incluso se hace alusión al mismo…). Los personajes son estereotipos, algunos con más gracia que otros, como el segurata que hace Joaquín López, un descerebrado que se cree muy inteligente, aunque es un lerdo (y no “de Tejada”), habiendo otros más indefinidos, como el que interpreta Salva Reina, del que, aparte de lo nervioso que se pone por todo, no sabemos mucho más (ni, seguramente, nos hace falta…). 

Así las cosas, la trama se va desenrollando con cierta amenidad, buscando en puridad lo que es, un entretenimiento inofensivo que, si tiene algo peculiar, es precisamente que el motivo por el que todos quieren la cabeza del anfitrión (o, en su defecto, su libro de contabilidad B) es un tema fiscal, esa inveterada costumbre del españolito de a pie de pagar en negro, algo que “todos lo hacen”, como se repite varias veces en el film, quizá para que quede claro el motivo de su título. En ese sentido, no hay tampoco una mirada ni cómplice ni renuente hacia la evasión fiscal, aunque el hecho de que el único dispuesto a afrontar el tema (aunque sea porque el marrón se lo tendrá que comer su suegro…), el segurata, sea más obtuso que una piedra, quizá podría hacernos pensar que por parte de Martín Cuervo (y sus guionistas) tampoco ven con demasiada acritud semejante cosa; pero eso, por supuesto, es pura especulación, porque ya decimos que en ningún momento se hace ningún tipo de pronunciamiento ni a favor ni en contra del cumplimiento de las obligaciones fiscales.

Rodada aseadamente pero mayormente también sin personalidad, la película se deja ver como el entretenimiento inocuo que es, resultando quizá lo más llamativo la pareja que componen Toni Acosta y Víctor Palmero, como guardas forestales que se ven metidos en el fregado de investigar aquel supuesto asesinato, con la particularidad de que ambos son… madre e hijo, permitiendo algunas divertidas escenas a vueltas de la relación entre ambos por ese parentesco y los uniformes que portan.

Trabajo actoral correcto, en general, aparte de los forestales, ya comentados, que son de lo mejor del film; por cierto que, contra toda lógica, el hotel en el que se rueda la película, ambientado en un gélido paisaje nevado, está rodado en…. las muy subtropicales Islas Canarias…

(18-06-2025)