Pelicula:

Corea del Sur, en nuestro tiempo: una madre separada de su marido vive con sus hijas, Jin, de 6 años, y Bin, de 3. La mujer, que pasa por dificultades económicas, está intentando reconciliarse con su marido, para lo que habrá de trasladarse a otra ciudad. Deja a las niñas al cuidado de su cuñada, la hermana de su esposo, una mujer huraña y con excesiva tendencia a la bebida. La madre entrega a sus hijas una hucha de plástico con forma de cerdito y les dice que, cuando esté llena de monedas, ella volverá; les dice que la tía de las niñas que las va a cuidar les irá dando calderilla conforme vayan portándose bien y obedeciéndola. Las niñas, sobre todo la mayor, más consciente de la situación, se opone, pero finalmente no le queda más remedio que aceptar. Ambas ven marcharse a su madre en el autobús desde un promontorio de tierra cercano a su nuevo domicilio...

El cine surcoreano sigue dando muestras de pujanza. Es, junto con el de Japón, y probablemente incluso por encima del chino, el más pujante de los cines orientales. Kim So Yong es uno de sus nuevos valores. Nacida en Busan en 1968, con este Treeless mountain esta cineasta hizo su segundo largometraje, tras lo cual fue fichada por el cine norteamericano y el resto de su carrera se viene desarrollando en el país de las barras y estrellas, tanto en cine como en televisión.

Treeless mountain (literalmente algo así como “montaña sin árboles”, en referencia al montículo pelado desde el que las niñas otean la parada del autobús esperando que su madre vuelva) es un drama familiar que se centra en la estoica espera de estas dos niñas de muy corta edad, que viven todavía en ese limbo de la infancia en el que todo es posible, incluso que su madre, como les dijo, vuelva cuando la hucha se llene de monedas, aunque para conseguir tal cosa tengan que incurrir en ingenuas trampas como la de llenar la alcancía con monedas pequeñas. Pero, claro está, la madre no volverá tan fácilmente, y las niñas seguirán esperándola con paciencia como de Job, o de Séneca, primero con la tía borrachuza, después, más dichosamente, con la abuela afable y cariñosa, que les devuelve momentáneamente al cálido terreno de la felicidad materna, aunque sin madre.

Film que tiene sus mejores bazas en la inmisericorde radiografía de los rostros infantiles, rodados en primerísimos planos que cuentan sin contar su historia de callada infelicidad alejadas del regazo materno, Treeless mountain vuelve a incidir, como tan frecuentemente ocurre en el cine oriental (en Japón, sobre todo, con cineastas como Hirokazu Kore-eda, especializado en el tema), sobre el lacerante asunto de la infancia abandonada, postergada o periclitada, la infancia que todo lo soporta, todo lo sufre, todo lo padece, aunque, como en este caso, no sea culpa de nadie: en todo caso, de la vida, tan injusta a veces, como para que una mujer, con todo el derecho del mundo, quiera volver a sentirse como tal, quiera volver, quizá contra toda esperanza, con el hombre que ama.

Por supuesto, la película se apoya fundamentalmente en el trabajo intuitivo de las dos niñas, tan pequeñas que, por supuesto, no actúan sino que se dejan llevar, siendo mérito de la directora, Kim So Yong, extraer de ellas las emociones, los sentimientos, de quienes se sienten de alguna forma abandonadas por el pilar sobre el que pivota sus vidas, abocadas a esperar a un Godot de ojos rasgados y sexo femenino, un Godot que les dio la vida y, en un momento dado, intentó recomponer la suya.


Dirigida por

Género

Nacionalidad

Duración

89'

Año de producción

Treeless mountain - by , Jan 14, 2019
3 / 5 stars
Las niñas estoicas