Pelicula:

Miguel Ángel Vivas en un guionista y director sevillano que tiene ya una trayectoria de cierta consideración. Es el autor de los largometrajes de ficción Reflejos (2002), Secuestrados (2010), Extinction (2015) e Inside (2016), estas dos últimas en coproducción con Estados Unidos y otros países; además, en televisión tiene ya también una carrera interesante, siendo el responsable de realización de varios capítulos de exitosas series como La casa de papel, Mar de plástico y Vivir sin permiso. Sus películas se inscriben siempre en el thriller y a veces en el terror.

Con Tu hijo se acerca al fenómeno de la venganza, aunque ciertamente su película está lejos de incardinarse en los mismos terrenos del inane género que en tiempos popularizó como protagonista Charles Bronson y después, consecutivamente, cultivarían (por decir algo...) actores como Steven Seagal, Jean-Claude Van Damme o Jason Stathan.

Sevilla, en nuestro tiempo. Jaime Jiménez es un reputado cirujano, casado con Carmen, y con dos hijos adolescentes, Marcos y Sara. Su vida parece la de un hombre normal de clase media-alta, hasta que su hijo, con el que tiene una excelente relación, aparece gravemente herido tras una brutal paliza infligida por varios individuos. Cuando las pesquisas policiales se muestran infructuosas, el doctor que salva vidas a diario se planteará buscar él mismo a los culpables y hacer justicia por su cuenta (más o menos...).

Tiene Tu hijo varios factores de interés: la elegancia formal, en la que Vivas aparece como un virtuoso: la ciudad de Sevilla está filmada casi siempre en planos nocturnos, huyendo de la urbe de postalita, de la ciudad turística, apareciendo casi siempre simplemente las calles iluminadas, o los puentes, o los aparcamientos subterráneos, a pesar de lo cual el cineasta consigue hermosos planos de esa ciudad alejada del tópico. Por otro lado, temáticamente, Vivas y su coguionista Alberto Marini juegan con el espectador haciéndole creer, en principio, que está ante el típico film de venganza, cuando poco a poco veremos que no todo es lo que parece, y que además el prototípico vengador de otros films, aquí, aunque sediento de hacer justicia, sin embargo no es capaz de ejecutarla por sí mismo y, en principio, ha de utilizar vicarios que actúen en su nombre. Con un estilo seco, austero, de largos planos en los que solo suena una música de saxo mientras el doctor rumia en silencio sus planes para vengar a su vástago, Vivas parece haberse dejado influir por el estilo sin subrayados, callado, del “noir” francés, del “polar” de Melville, de Clouzot, de Becker.

De esta forma, estamos ante una sutil variante del mito del Padre Coraje, el hombre que lo arriesga todo para hacer justicia para su familia; porque aquí el supuesto vengador tiene miedo de actuar, y cuando resulta que las cosas no son como pensaban, dejará que la consanguinidad se imponga sobre cualesquiera otras razones de indudable mayor rango ético. Denuncia en tono menor de la doble moral de una clase que, cuando le vienen mal dadas, actua sin fisuras en defensa de su prole, aunque sepa de la felonía de esta, Tu hijo recuerda, en ese sentido, a otro cineasta francés, Claude Chabrol, experto, en sus pelis de los años sesenta y setenta, en exponer las alevosías del hombre corriente, del hombre de la calle, cuando se siente hostigado.

Buen film, resulta a ratos quizá algo premioso, pero ciertamente le conviene ese ritmo; como curiosidad formal, Vivas opta, en momentos de rabia de algunos personajes (el propio doctor Jiménez, el nuevo novio de la ex de su hijo), por acelerar las imágenes, de tal manera que el subidón de adrenalina tiene una puesta en escena muy adecuada, como si ese fenómeno fisiológico se plasmara en una aceleración impostada pero acertada para el fin que se pretende.

Tu hijo nos confirma la valía de Vivas como realizador, y su buena mano para la dirección de actores: tenemos escrito que Jose Coronado es un actor excelente cuando está bien dirigido, pero puede ser nefasto si no lo está; aquí estamos en el primero de esos casos, con una bien gestionada interiorización de su personaje a través de gestos, miradas y rostros sutilmente desencajados. Ana Wagener, que es una extraordinaria actriz, aquí la verdad es que tiene un papel de poca chicha, al centrarse la historia abrumadoramente en el personaje de su marido, el doctor. De los secundarios nos quedamos con el siempre estupendo Luis Bermejo, en un papel con dos caras bien diferenciadas, que él, como es habitual, borda.


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103'

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Tu hijo - by , Jan 25, 2019
3 / 5 stars
Sutilmente distinto a un Padre Coraje