Pelicula:

Kevin Smith se reveló en cine con Clerks, aquella comedia deslenguada que, inevitablemente, ha reaparecido en su carrera a lo largo de los últimos veinte años, ya sea literalmente o de forma camuflada. Ya escribíamos, a raíz de su ¿Hacemos una porno?, que Smith debería buscar otros caminos, otras fórmulas, porque las comedias de sexo oral (hablado, se entiende…) ya las tenía bastante sobadas (con perdón por el término, dado el tema…).

Pero parece que el camino que ha emprendido con esta Tusk no es precisamente el más adecuado. Se podría denominar como una comedia negra de terror, o un terror con claves de humor, o un thriller medianamente romántico con irisaciones de comedia y horror… en fin, varias cosas, y me temo que en el fondo ninguna.

Además, recuerda tan poderosamente la línea argumental de Misery (novela de Stephen King y película de Rob Reiner) que inevitablemente el espectador puede pensar que, agotada la verborragia smithiana, lo que le ha quedado ha sido hacer una versión libérrima de aquella historia kingiana que hacía que un escritor famoso fuera secuestrado por su fan número uno, cuando el escritor (un indisimulado alter ego del propio Stephen) decide terminar con su serie más famosa. Aquí será un podcaster (lo que quiera que sea eso: parece que sería un señor que se dedica a compartir contenidos de audio o vídeo hechos por otros, con cáusticos comentarios ad hoc) con una rara capacidad para ser un bocazas irredento, quien, buscando a un “friki” que se cortó en directo una pierna mientras hacía el majadero, se encuentra con otro “friki”, para la ocasión un asesino en serie que se dedica a… bueno, mejor lo dejamos aquí, para no incurrir en “spoilers”…

Tusk tiene momentos interesantes, como toda la primera parte cuando el carajote del protagonista encuentra a su ulterior secuestrador, y en la que éste (un Michael Parks excelente) despliega todo su encanto de hombre de mundo, de flemático caballero que esconde un esqueleto (un ciento, para ser más exactos) en el armario, con una infancia como para borrarse de la Humanidad. Pero a partir de que las cartas se ponen sobre la mesa, la historia entra en una vorágine de disparates, con metamorfosis imposibles y en la que la verosimilitud es la primera víctima.

Así las cosas, ni la aparición de un Johnny Depp cuasi irreconocible (y eso que lleva la cara lavá, y recién peiná, recién peiná…), en uno de esos papeles secundarios de “friki” que de vez en cuando le gusta hacer al astro, mejora el filme, que termina naufragando con un final de los peores que recuerdo en bastantes años.

Entre los intérpretes habría que comentar la aparición de un ilustre ex niño prodigio, Haley Joel Osment, quien tras encandilarnos con sus espléndidas actuaciones en filmes como El sexto sentido y A.I. Inteligencia Artificial, cayó en un marasmo de drogas y alcohol del que recién parece estar saliendo. Eso sí, ha salido con cuarenta quilos de más, que sería cuestión de quitarse de encima, más que nada para que no parezca que se ha comido crudo al niño que fue…

También habrá que destacar, por motivos muy distintos, a una chicana, Genesis Rodríguez, una actriz de Florida de sugestivo rostro, que puede dar mucho que hablar (al margen de su singular nombre de pila, se entiende…).

Kevin Smith busca caminos. Que se equivoque es otra cosa. Tusk no es un buen filme, y no es una senda apropiada para seguir hollándola. Será importante que, al menos, se haya dado cuenta de su error. Su batacazo en taquilla debería ser suficiente para ello. Esperemos…


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102'

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Tusk - by , Feb 22, 2015
1 / 5 stars
Camino equivocado