Serie: Si lo hubiera sabido

Estreno en Netflix.


Ece Yörenç (Estambul, 1962) es una guionista turca que comenzó a escribir textos para cine y, sobre todo, televisión, en 2004. Desde entonces, con mucha frecuencia en comandita con Melek Gençoglu, otra veterana guionista otomana, ha desplegado una amplia labor como libretista de series generalmente con temática de telenovela o culebrón, productos audiovisuales descaradamente comerciales que desde hace poco más de un año está arrasando en algunas televisiones privadas españolas, singularmente Antena 3, que ha descubierto un filón que arrasa en las audiencias, productos de larguísimos argumentos, con decenas e incluso centenares de capítulos que le permiten captar y casi secuestrar a los públicos medios no especialmente exquisitos, los públicos que bien por economía, bien por formación, no acceden a la oferta de las plataformas de “streaming”.

El año pasado, en plena eclosión del fervor popular de las televisiones generalistas españolas por los culebrones turcos, se fichó a Ece Yörenc, junto a su hasta entonces casi inseparable Melek Gençoglu, para escribir los guiones de Alba, serie de moderada duración (“solo” 13 capítulos...), que gozó del favor del público en Antena 3 y posteriormente en la plataforma de la cadena, Atresmedia Player. Era un formato adaptado a la sociedad española, procedente del culebrón Fatmagül Suçu Ne?, estrenada en España en su versión turca simplemente como Fatmagül. La potente Boomerang TV (El tiempo entre costuras, La otra mirada, Mar de plástico, entre otras producciones), que ya fue la compañía productora de Alba, vuelve a contratar a Yörenç, ahora ya en solitario, para la aún más poderosa Netflix, para que actúe como creadora de esta serie, Si lo hubiera sabido, que se desarrolla en España, en concreto en Sevilla, donde transcurre casi toda la trama. Curiosamente, la idea original de Netflix era que se grabara en Turquía, pero en el país otomano hubo reticencias por parte de las autoridades al incluir la trama de la serie un personaje homosexual (ya se sabe que el gobierno de Erdogan no es precisamente “gay-friendly”...), así que se trasladó la acción a la mucho más liberal España...

La acción se inicia en el año 2018; conocemos a Emma, joven profesional treintañera, casada con Nando desde hace 10 años; ambos tienen dos hijos mellizos, niño y niña, en torno a los 9 años. Emma está harta de su matrimonio: el marido no le hace caso alguno, se llevan fatal, los niños son insoportables... con Deme, un amigo íntimo, se sincera: si lo hubiera sabido 10 años antes, no hubiera aceptado la propuesta matrimonial de Nando... En esos días se prevé que ocurra un raro fenómeno conocido como “luna de sangre”, en el que el satélite terráqueo aparece teñido de rojo. Esa noche, Emma, tras llegar a su restaurante favorito donde ha quedado con Nando y sus amigos, se siente rara y poco después se da cuenta de que, sin saber cómo, ha dado un salto atrás y esa noche es justamente aquella en la que 10 años antes Nando le pidió que se casara con él. Emma, entonces, se da cuenta de que tiene la oportunidad de enderezar su vida, sabiendo lo que sabe y también lo que va a suceder en el próximo decenio...

Historias de viajes en el tiempo, en sus muchas variantes, se han rodado (para cine) y grabado (para televisión) cientos de ellas, quizá miles. La de esta serie española de inspiración turca es ciertamente un tanto peculiar, fiando (en apariencia...) a uno de esos raros fenómenos meteorológicos que todavía se emparentan con conceptos tales como magia, telurismo, superstición. Pero lo cierto es que, en nuestra opinión, Si lo hubiera sabido no ha aprovechado la oportunidad de haber jugado con esta historia en la que una mujer (y algunos hombres también...) tienen por delante la posibilidad de modificar su futuro conociéndolo de antemano. Así, la premisa inicial, entre la magia y la fantasía, veremos finalmente que tendrá una resolución bastante más prosaica, pero ese no es seguramente lo que falla en la historia (ya se sabe que con frecuencia tramas curiosas terminan siendo desperdiciadas en finales que no están a la misma altura, como es el caso), sino que ese conocimiento del futuro, tanto para Emma como para los varios varones (y cómplices mutuos todos ellos, en diversos grados) que lo comparten, se pierde en buena medida fundamentalmente en la infructuosa búsqueda de ella de no perder lo único que quiere de ese pasado ahora volatilizado, sus hijos, aunque cuando los “disfrutaba” estaba de los niños hasta la punta del pelo... Pero todo se va en salvas de a ver cómo hago para, sin perder lo bien que estoy ahora, recupero a mis niños... Eso además de algunas endeblísimas tramas paralelas, como la del agente secreto, que parece sacado no sé si de James Bond o de Mortadelo, o la del aparcacoches que pasa, por mor de esa presciencia que la luna de sangre, supuestamente, le ha regalado, a algo así como un Bill Gates con acento de Sevilla, con unos malos de guardarropía que persiguen al pánfilo tanto en la época anterior como en la nueva (que ya es mala suerte...); eso sin contar con que ese personaje, el del guardacoches venido a más, es el tópico sevillano “grasioso” que a los aborígenes de esta tierra nos repatea...

El conjunto es manifiestamente mejorable, con una moraleja que viene a enunciar que nunca se está a gusto con la vida que se tiene; se podría decir que su tema es la insatisfacción permanente de algunos (no sé si muchos...) mortales, y qué harían si, fantasiosamente, pudieran realmente reiniciar sus vidas, resetearlas como se hace con un disco duro. Pero los diálogos son endebles, la historia está descaradamente alargada, en un producto audiovisual convencional aunque resultón por tema y factura, en el que la trama se estira “ad nauseam” para cubrir los 6 capítulos contratados con Netflix, una trama insustancial que, ciertamente, aprovecha poco el arranque inicial, el comienzo peculiar y atractivo de ese inexplicable salto temporal que permitiría, contra toda esperanza, empezar de nuevo, pero sin perder un ápice del conocimiento acrisolado en esos diez años a los que ahora se le pone el contador a cero.

Lástima también porque la serie cuenta con preciosos paisajes urbanos, fundamentalmente de Sevilla, más concretamente de los aledaños del río Guadalquivir y, en especial, del puente de Triana, y aún más en concreto de cierto restaurante de postín ubicado en la margen del antiguo arrabal, restaurante que aparece en pantalla más que las casas de los protagonistas...

A Megan Montaner, la protagonista, la vemos bastante exagerada, con frecuencia sobreactuada, lejos desde luego de los matices y la personalísima actuación que nos regaló en su inolvidable personaje de la partera de El secreto de Puente Viejo, la serie que la dio a conocer y, a nuestro entender, el audiovisual por el que pasará a la Historia. Del resto de actores y actrices mejor no citamos a nadie: nos parece evidente que todos tienen cara de “cuando se cobra aquí, que me las piro”...



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Si lo hubiera sabido - by , Dec 28, 2022
1 / 5 stars
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