Enrique Colmena

06-05-2025

Esta sexta entrega de la amplia (que no exhaustiva...) revisión sobre las adaptaciones que se han hecho al audiovisual sobre la obra de Julio Verne (en el 120 aniversario de su fallecimiento), se va a centrar en aquellas novelas que conforman casi un “corpus” específico dentro de la bibliografía del escritor nantés, las historias que tienen como protagonistas a jóvenes, niños o adolescentes, bien de forma exclusiva, bien compartida con adultos, implicados de una u otra forma, a lo largo de las tramas, en aventuras de corte robinsoniano; es decir, aventuras en las que tendrán que sobrevivir en entornos naturales salvajes o alejados de la civilización, a la manera en la que Daniel Defoe describió el arquetipo del náufrago superviviente en su novela Robinson Crusoe, que gozó de gran popularidad desde su publicación en 1719.

Las novelas vernianas que podríamos llamar incluidas en el ciclo “narraciones sobre robinsones juveniles” serían Escuela de Robinsones, Dos años de vacaciones, Un capitán de 15 años y Los hijos del capitán Grant. En todas ellas, no de forma monográfica, pero sí evidente, habrá peripecias en las que los jóvenes protagonistas tendrán que afrontar los peligros de las tierras salvajes. El audiovisual las ha llevado en mayor o menor medida a la pantalla, grande o pequeña; aquí veremos algunas de esas adaptaciones que nos han parecido relevantes por distintos motivos.

Sinopsis de la novela Dos años de vacaciones: La historia comienza en 1860, con un grupo de escolares de entre 8 y 14 años a bordo de una goleta llamada Sleuth, amarrada en Auckland, Nueva Zelanda, preparándose para unas vacaciones de seis semanas. Con la excepción del mayor, Gordon, yanqui, y Briant y Jack, hermanos franceses, todos los chicos son británicos. Mientras la tripulación de la goleta se encuentra en tierra, las amarras se sueltan en circunstancias desconocidas y el barco va a la deriva, siendo sorprendido por una tormenta. 22 días después, los chicos se encuentran en la orilla de una isla inexplorada, a la que llaman "Isla Presidente". Viven numerosas aventuras y capturan animales salvajes mientras intentan sobrevivir. Permanecen allí durante dos años hasta que un barco se hunde cerca de la isla. El barco había sido tomado por amotinados que intentaban traficar esclavos. Con la ayuda de dos miembros supervivientes de la tripulación original, los chicos logran derrotar a los amotinados y escapar de la isla, que descubren está cerca de la costa chilena... (Fuente: Wikipedia).

De esas novelas sobre robinsones juveniles hay una que destaca por el número de adaptaciones, Dos años de vacaciones, de la que la IMDb censa 11 versiones en cine o televisión. Lo curioso es que, siendo una novela muy versionada, sin embargo la primera tardó bastante en hacerse: hay que llegar hasta los años sesenta para encontrar la primera adaptación, titulada precisamente Dos años de vacaciones (1962), y cuya peculiaridad, además de ser la primera versión, estriba en su nacionalidad, una coproducción hispano-mexicana, dirigida por Emilio Gómez Muriel, realizador de largo recorrido, que sobre todo se desempeñó rodando melodramas; en este caso se apartó de su género favorito para  filmar esta aventura verniana; entre los protagonistas destaca un niño que era todo un ídolo, Pablito Calvo, el prota de Marcelino pan y vino, de Ladislao Vajda. Además del pequeño Pablito y otros niños actores aparecía un adulto, Luis Induni, actor italiano afincado en España, que se hizo todo los “wésterns-chorizo” habidos y por haber... Como curiosidad, de la música se encargó el exquisito Xavier Montsalvatge, uno de los grandes compositores españoles del siglo XX, que también tuvo una interesante carrera dentro de las bandas sonoras de películas.

Es curioso, porque si la novela tardó más de seis decenios (desde el comienzo del cinematógrafo) en ser adaptada a la gran pantalla, en una misma década, esta de los sesenta, se harían otras dos, a cual más exótica. Porque exótico es que la cinematografía turca versionara la novela verniana, con el título Iki sene mektep tatili (1964) (literalmente “Dos años de vacaciones”), con dirección de Yilmaz Atadeniz. Claro que puestos a ser exóticos, no se queda atrás el largometraje titulado Ukradená vzducholod (1967) (literalmente, “Aeronave robada”), coproducción de la entonces Checoslovaquia comunista y, minoritariamente, Italia, con dirección del mítico Karel Zeman, uno de los grandes cineastas del “cartoon” europeo del siglo XX, en un film que combinaba con gran creatividad la imagen real con animación y otras técnicas, como el virado de colores con filtros, todo lo cual confería al film una rara sensación como de sueño, en una versión libérrima, de la que de Verne queda poco más que el hecho de que la aventura la desarrollan cinco niños.

Lo cierto es que a los países de detrás del Telón de Acero parece que esta peripecia verniana les atraía notablemente; así, en los años setenta será la Rumanía de Ceacescu la que adaptará la novela que comentamos, y lo hará en dos partes: la primera titulada Piratii din Pacific (1975) (lógicamente, “Piratas del Pacífico”) y la segunda Insula Comorilor (1975) (literalmente, “Isla del tesoro”), dirigidas por Sergiu Nicolaescu y Gilles Grangier; el segundo formaba parte del exiguo equipo aportado por la minoritaria producción gala, siendo la mayor parte del resto del equipo de origen rumano.

Claro que si los antiguos países de la órbita soviética mostraron su interés en esta novela, lo mismo o incluso más se podría decir de Japón, cuya industria de animación ha recurrido varias veces al texto verniano. Solo citaremos un par de ellos, por parecernos relevantes e incluso, en un caso, más que llamativo... El primero de estos títulos es Ginga hyôryû Baifamu (1983-84) (literalmente, “Vagabundo intergaláctico”), serie de 46 episodios basados libérrimamente en la novela de Verne, de tal manera que los protagonistas, que, eso sí, siguen siendo niños, se encuentran en el espacio interestelar y tendrán que trabajar juntos para volver a la Tierra, en una lectura muy “galáctica” (la sombra de la entonces reciente trilogía iniciada por La guerra de las galaxias era alargada...) del texto verniano.

Pero la segunda adaptación japonesa que citaremos es todavía más... digamos peculiar... con 15 Bishoujo Hyouryuuki (2009-11) (literalmente “15 hermosas chicas a la deriva”) nos encontramos con una serie de 3 episodios, con Kazuya Kuroda y Takahiro como creadores, en la que tendremos a un chico en plan robinsón, y a 15 bellas zagalas con las que el hombre muy aburrido no estará, no... en un producto muy subido de tono, dentro del anime soft (o directamente hard...) que, ciertamente, es llamativo que se fijara en la novela de Verne (a la que se alude directamente en los créditos) como más bien vaga inspiración de la serie.

Sinopsis de la novela Los hijos del capitán Grant: Conocemos la historia de la búsqueda del capitán Grant del buque Britannia. Después de encontrar una botella que el capitán había arrojado al océano tras el naufragio de su barco, Lord y Lady Glenarvan de Escocia contactan a Mary y Robert, los hijos del capitán Grant. El gobierno se niega a lanzar una expedición de rescate, pero los Glenarvan deciden hacerlo por sí mismos. La principal dificultad es que las coordenadas de los restos están casi borradas. La botella fue recuperada del estómago de un tiburón, por lo que es imposible rastrear su origen por las corrientes. Las pistas restantes consisten en unas pocas palabras en tres idiomas. Se reinterpretan varias veces a lo largo de la novela, pareciendo probables varios destinos, como Chile, Argentina, el extremo sur de Australia, y en algunos momentos Nueva Zelanda. Los Glenarvan emprenden la búsqueda de Grant, junto con los hijos del capitán y la tripulación de su yate, el Duncan. Un pasajero inesperado, el geógrafo Jacques Paganel, se une a la búsqueda. El yate explorará la Patagonia, la isla de Tristán da Cunha, la isla de Ámsterdam y Australia, entre otros territorios... (Fuente: Wikipedia).

La novela Los hijos del capitán Grant (tan popular en su tiempo que incluso dio lugar a una zarzuela claramente inspirada en ella, Los sobrinos del capitán Grant) fue publicada por Hetzel, el habitual editor de Verne, entre 1867 y 1869. La IMDb censa hasta seis películas o series televisivas que se han basado, rigurosa o libremente, en este texto verniano que forma parte del ciclo de “robinsones juveniles” tan caro al autor nantés. Citaremos algunas de ellas, las más relevantes por una u otra causa. Por ejemplo, por su antigüedad: en pleno cine silente se haría la primera versión, con el título Les enfants du capitaine Grant (1914), mediometraje francés de 55 minutos, obviamente en blanco y negro, y mudo, para lo que hizo falta tres directores, Victorin-Hyppolite Jasset, Henry Roussel y Joseph Faivre, una adaptación que contaba como curiosidad el hecho de que el propio hijo de Verne, Michel, participó como guionista, adaptando la obra de su padre, en una versión lógicamente muy próxima al original verniano, teniendo en cuenta quién escribió el guion... (al final de este artículo situamos enlace para poder visionar el film).

Ya en la época sonora nos encontramos con una de esas curiosidades que hemos comentado en otras entregas de este serial verniano: el cine soviético acomete a mediados de los años treinta la adaptación de este texto de Julio, con el título de Deti kapitana Granta (1936) (literalmente, “Los hijos del capitán Grant”), con dirección de Vladimir Vaynshtok y David Gutman, un film en blanco y negro que gustó mucho en su país, y cuya partitura, debida a Isaak Dunaevskiy, se hizo muy popular. Su huella debió ser tan profunda que cincuenta años después, ya con Gorbachov en el poder, y, por tanto, en los estertores del sistema comunista, se volvió a hacer esta misma historia, ahora en formato de miniserie televisiva de 7 capítulos, con el título de V poiskakh kapitana Granta (1986) (literalmente, “En busca del capitán Grant”), con dirección de Stanislav Govorukhin, en la que se utilizó de nuevo la partitura de Dunaevskiy, una serie en la que su primera parte estaba ocupada por una especie de biografía de Verne (de hecho, aparece interpretado por un actor, Vladimir Smirnov, como el vodka...) y de la génesis de la novela, y la segunda era la recreación propiamente dicha de la historia, en una costeada coproducción búlgaro-soviética (al final de este artículo situamos enlace para poder visionar el film).

Pero quizá la versión canónica, en la que todos pensamos cuando hablamos de esta novela, sea la que se hizo a principios de los años sesenta, de nacionalidad británico-yanqui, bajo los auspicios de Walt Disney, con el título Los hijos del capitán Grant (1962), con dirección de uno de los más afamados directores de la casa, Robert Stevenson, el cineasta de Mary Poppins. La versión disneyana, por supuesto, compartía los principios de la época: cine moralizante, aunque de tono aventurero, con niños más bien ñoños, pero el conjunto, como casi todo el Disney de los años sesenta en “acción real”, resultaba confortablemente cautivador. Con un muy interesante reparto, con Maurice Chevalier, Hayley Mills y George Sanders, y hecho a rebufo de las pelis sobre textos vernianos que entre 1954 y 1965 dieron la mejor cosecha en cine sobre el autor nantés (20.000 leguas de viaje submarino, de Fleischer, La vuelta al mundo en 80 días, de Anderson, Cinco semanas en globo, de Irwin Allen, La isla misteriosa, de Endfield), todas ellas convertidas en el imaginario popular como “la” versión por antonomasia de cada una de esas novelas, el film de Stevenson se sumó también a esa lista más o menos etérea de adaptaciones vernianas por excelencia.

La última adaptación de la novela que vamos a comentar es The children of captain Grant (1997), tumultuaria (por el número de estados implicados...) coproducción entre Alemania, Estados Unidos, Rusia, Canadá y Reino Unido, con dirección de Donovan Scott (que se reservó un papel) y con actores (más bien desconocidos...) originarios de cada una de las naciones productoras, en un film ciertamente olvidado, pero cuya curiosidad estriba en que se rodó en los míticos estudios Mosfilm de Moscú, en la época postcomunista, aunque antes de Putin.

Sinopsis de la novela Un capitán de quince años: Dick Sand es un chico de 15 años que sirve en el Pilgrim, un ballenero que navega por el Pacífico en busca de presas. La temporada de caza ha sido infructuosa; mientras planean volver a casa, cuatro personas solicitan pasaje a Valparaíso: la Sra. Weldon, esposa del armador; su hijo de 5 años, Jack; su anciana niñera, Nan; y su primo, Bénédict, entomólogo; el capitán acepta. Varios días después de comenzar su viaje hacia Chile, el Pilgrim se encuentra con un naufragio, con cinco sobrevivientes, todos de raza negra: Tom, Actéon, Austin, Bat y Hércules, además de un perro (Dingo), todos ellos subidos a bordo. Cuando se encuentran con una ballena, el capitán y la tripulación deciden cazarla para intentar sacar provecho de una temporada destinada al fracaso. El capitán Hull, a regañadientes, deja a Dick a cargo del barco en su ausencia, mientras el resto de la tripulación se acerca a la ballena en un bote más pequeño. Sin embargo, al defenderse, la ballena destruye el bote, matando a la tripulación y dejando a Dick a cargo de un barco sin marineros experimentados; solo los supervivientes del naufragio están lo suficientemente preparados para ayudarlo... (Fuente: Wikipedia).

Publicada en 1878, como siempre en aquella época por su editor Hetzel, Un capitán de quince años ha sido llevada a la pantalla, según la IMDb, en cuatro ocasiones, todas ellas, por una u otra razón, relevantes, como veremos. Curiosamente será la cinematografía soviética, de nuevo, la que versionará una obra de Verne, con el título Pyatnadtsatiletniy kapitan (1946) (literalmente, “Capitán de 15 años”), con dirección de Vasily Zhuravlyov, un film en blanco y negro, en una esforzada adaptación bastante cercana al original verniano; y es que, en general, las versiones soviéticas sobre la obra de Verne no se caracterizaron precisamente por su carácter experimental o por tomarse libertades, no fuera a ser que el padrecito Stalin los mandara a un gulag en Siberia... (al final de este artículo situamos enlace para poder visionar el film)

Si curiosa era la versión soviética, por su origen y circunstancias políticas, también lo será, por otras razones, la titulada Un capitán de quince años (1973), franco-española, rodada por Jesús Franco, hecha en un interludio dentro de su etapa dedicada al cine de terror de serie Z (etapa de “cutre-terror” que, sin embargo, tiene un sorprendente predicamento en la crítica instalada...),  con el joven José Manuel Marcos, en su única aparición en pantalla, como el quinceañero capitán Sand, más algunos secundarios típicos de las coproducciones europeas de la época, como Edmund Purdom y Howard Vernon, con muchos “wésterns-chorizo” a las espaldas, en una versión bastante cercana al original, escasos medios y mucha, mucha cara dura...

Pues quizá resulte aún más peculiar la siguiente versión, titulada en este caso, muy “creativamente”, Los diablos del mar (1982), de nacionalidad hispano-mexicana, tercera adaptación que el director valenciano Juan Piquer hizo sobre novelas de Verne, aquí con el gibraltareño Ian Serra como el joven capitán, más un elenco hispano de exóticos nombres (a ver si colaba como producción USA...), como Patty Shepard (ésta sí era yanqui, pero se afincó en España de joven y ya no se marchó), Aldo Sambrell o Frank Braña, en una candorosa versión claramente dirigida al público infantil.

La Unión Soviética será la productora de la última versión hasta ahora rodada de esta novela, en este caso con el título Kapitan “Pilgrima” (1987) (literalmente, “Capitán del Pilgrim”), cuando la URSS se tambaleaba ya como estado y la caída del Muro de Berlín estaba a dos años vista. De la dirección se encargó Andrei Prachenko, en una versión de nuevo muy pulcra y escasamente creativa.

Sinopsis de la novela Escuela de robinsones: La historia comienza con la subasta de la (ficticia) isla Spencer, a 745 kilómetros de California. La isla está deshabitada y solo hay dos postores: William W. Kolderup, un acaudalado sanfranciscano, y su archienemigo, J.R. Taskinar, residente de Stockton, California. Kolderup gana la subasta y compra la isla Spencer por cuatro millones de dólares. Taskinar murmura "¡Me vengaré!". Godfrey, un joven ocioso, vive con Kolderup, su rico tío, y la ahijada de este, Phina, a quien Godfrey ama. Antes de casarse con Phina, Godfrey quiere conocer mundo. Accediendo al deseo de su sobrino, Kolderup lo envía en un viaje a bordo de uno de sus barcos de vapor, el Dream. Godfrey está acompañado por su maestro, conocido por Tartlet. Después de un tiempo en el mar, Godfrey se despierta una noche de niebla y se le dice que abandone el barco ya que el Dream se está hundiendo. Tras saltar al mar, Godfrey es arrastrado a la costa en una isla desierta, donde pronto descubre que Tartlet también ha sido abandonado... (Fuente: Wikipedia).

Publicada en 1882, como siempre por Hetzel, esta novela solo ha sido llevada a la pantalla, según la IMDb, en una ocasión y, curiosamente, lo ha sido bajo pabellón español, de la mano de uno de los cineastas que ya hemos citado, Juan Piquer, habiendo comentado que hizo tres versiones de relatos vernianos. En este caso llevó el título de Misterio en la isla de los monstruos (1981), de nuevo con el gibraltareño Ian Serra, que fue uno de sus actores fetiche en aquella época, pero sobre todo con los estupendos Terence Stamp y Peter Cushing, que conferían su clase actoral al film, a pesar de lo cual lo cierto es que fue bastante endeble, tomándose muchas libertades con la peripecia verniana, hasta hacerla casi irreconocible, además de unos efectos especiales de risa y un tono muy infantil, pese a lo que (o quizá precisamente por ello...) la película tuvo un apreciable recorrido comercial, no solo en España, sino también en otros países.

Enlace para ver Les enfants du capitaine Grant (1914):
https://www.youtube.com/watch?v=yZ3hIawUglY

Enlace para ver Deti Kapitana Grant (1936):
https://www.youtube.com/watch?v=uemMCDHHCA8

Enlace para ver Pyatnadtsatiletniy kapitan (1946):
https://www.youtube.com/watch?v=eRFHmvLySRc


Ilustración: Una imagen de Los hijos del capitán Grant (1962), de Robert Stevenson.

Próximo capítulo: 120 años sin Julio Verne: sus novelas más famosas en la pantalla. Miscelánea (y VII)