El periodista y escritor sevillano Francisco Reyero, Paco para los amigos, tras escribir sendos libros sobre Frank Sinatra y Donald Trump, acaba de publicar uno nuevo sobre la figura de Clint Eastwood, con el título de Eastwood. Desde que mi nombre me defiende, que completa su trilogía americana, editado por la Fundación José Manuel Lara.
En él no sólo habla de este actor que en su momento era un secundario de la mediocre y popular serie televisiva norteamericana del Oeste, Rawhide, que duró seis años en antena, y que trabajaba en ella por puro motivo alimenticio, siendo casi un desconocido, que tuvo la suerte de ser llamado en 1964 por el director italiano Sergio Leone para hacer un papel en una película spaguetti western que antes habían rechazado James Coburn y Charles Bronson entre otros, porque no se fiaban de poder cobrar. Leone vio en él la figura ideal para ser El hombre sin nombre para interpretar Por un puñado de dólares, un tipo sombrío, de pocas palabras, vestido con un poncho y un cigarrillo en la boca que, tras el éxito del film en Italia, puso de moda esa prenda mexicana vendiéndose masivamente.
En efecto la productora quebró, Clint estuvo a punto de no poder cobrar los 15.000 dólares que había firmado, finalmente lo hizo y la cinta terminó siendo subastada y comprada por Reizábal para su distribuidora ÍIacute;zaro Film, dando muchísimo dinero cuando fue estrenada en España.
Tras esa primera experiencia volvió para hacer la segunda, La muerte tenía un precio (1965), y una tercera, El bueno, el feo y el malo (1966), por las que cobró 50.000 y 250.000 dólares respectivamente, más un porcentaje de su recaudación en las carteleras americanas. Cuando se estrenó en Sevilla El bueno, el feo y el malo, en el Cine Cervantes, en la primera sesión de las 5 de la tarde, el éxito fue tan brutal que a los espectadores no les importó estar sentados por los pasillos con tal de poder ver el film.
Esos tres títulos dieron origen a su fama y su leyenda. Ello da idea de que durante tres años Clint Eastwood estuvo de moda en Europa con esas cintas, pero en Hollywood seguía sin tener trabajo. Hasta tal punto fue así que en el libro se cuenta la anécdota de Sofía Loren cuando, en un viaje promocional de una de sus películas dirigida por Vittorio de Sica, un periodista le preguntó quién era su actor italiano favorito en ese momento en su país, a lo que contestó Clint Eastwood, y el periodista le dijo que no lo conocía, que no tenía ni idea de quién era ese tipo. La Loren le aclaró: "¡Es la mayor estrella del cine italiano!".
Durante ese tiempo aprendió mucho y le confesó a Marianne Koch, que era la protagonista de Por un puñado de dólares, la única que hablaba inglés y con la que más se comunicaba, que cuando regresara a Estados Unidos fundaría su propia productora, la Malpaso, para hacer sus propias producciones. En efecto así fue y desde entonces vende sus films a la Warner Bross y pasó de ser un actor de serie B, intérprete de spaguetti-western, a convertirse en un director de culto y uno de los mejores de los últimos cuarenta años, que en la actualidad y, a pesar de ser ya un ochentón, sigue dirigiendo formidables cintas como algunas de las que figuran en su estupenda filmografía de entre las que se pueden citar ejemplo tan brillantes como Bird, Sin perdón, Los puentes de Madison, Mystic River, Million Dolar Baby o Gran Torino, con las que ha ganado cuatro Oscar como director.
Reyero recopila en este libro escrito con un estilo muy ameno, dividido en breves capítulos, una gran cantidad de anécdotas de todos aquellos que durante su estancia en Almería y otros lugares españoles tuvieron contacto con el actor. Desplazado el autor un tiempo a la ciudad de Carmel, donde Eastwood fue alcalde durante unos años, y donde ha encontrado su refugio lejos de Hollywood, investigó allí y habló con personas que lo conocen. Posteriormente rescató datos de los archivos americanos sobre las críticas que las películas que conforman la trilogía del dólar tuvieron en las más importante revistas americanas, que fueron bastante malas por cierto, ya que las consideraban una aberración del género western hechas por los locos italianos en paisajes españoles de Almería y otros lugares de nuestra geografía hispana.
De él decía Sergio Leone que "De Niro es un actor y Clint Eastwood es una estrella". Una estrella que conoce sus limitaciones como actor y también la técnica como director, aprendida de Leone y de Don Siegel, con el que hizo otro personaje que le dio nombre, Harry el Sucio.
El libro está muy bien escrito y editado, con portada en color ocre que representa la fotografía de un Eastwood joven, perteneciente a la serie Rawhide y con un número de páginas a todo color de los lugares de rodajes, afiches de los tres films en varios idiomas, de fácil lectura y que satisface plenamente la curiosidad del buen aficionado al cine que quiera saber de los orígenes de ese gran actor y director que es Clint Eastwood.