Enrique Colmena

Concluimos con esta novena entrega el serial que hemos venido dedicando a las escritoras de fama mundial que han visto sus vidas llevadas a la pantalla, grande o pequeña. Este último capítulo, clasificado también como los anteriores por países o zonas geográficas, se cierra con lo que podríamos llamar una miscelánea, un surtido variado de escritoras de latitudes muy diversas, distantes entre sí miles de kilómetros.


Escandinavia

Como un círculo, esta serie de artículos se cerrará por donde empezó: cuando iniciamos el serial comentábamos que el pase en la Sección Oficial del Festival de Cine Europeo de Sevilla del film español Karen (2020), de María Pérez Sanz, sobre la escritora danesa Karen Blixen, nos daba pie a hablar de las autoras y cómo el cine y la televisión habían reflejado sus vidas.

Karen Christentze Dinesen (Rungsted, 1885 – Ibid., 1962), que tomó el nombre de Karen Christence Blixen-Finecke tras su matrimonio con el barón Bror Von Blixen-Finecke, alcanzó la fama con el seudónimo de Isak Dinesen. Miembro de una familia de clase alta de Dinamarca, casó en un matrimonio de conveniencia con un noble con el que se instaló en Kenia, comprando la pareja una plantación de café en ese país africano y afincándose ambos allí desde mediados de los años diez del siglo XX. A principios de los años veinte, Karen, a la que su marido le había contagiado la sífilis, se separa del marido, cansada de sus infidelidades, haciéndose cargo en solitario del cafetal. Karen mantendría durante esa época un apasionado romance con Denys Finch Hatton, un cazador inglés. A principios de los años treinta, con la fuerte caída de los precios en los mercados mundiales del aromático producto tras el Crack del 29, Blixen, arruinada, tiene que vender su propiedad y volver a Dinamarca. A partir de entonces comienza a escribir, en buena medida rememorando los años que vivió en África, un período que la marcó vitalmente. Aunque su obra es amplia y diversa, su texto más conocido y al que debe probablemente la inmortalidad literaria es la novela Out of Africa, publicada inicialmente en inglés en Estados Unidos en 1937, una evocación autobiográfica de su vida en Kenia, en la que narra nostálgicamente los años del cafetal, su tempestuosa relación con su marido y la pasión romántica con el cazador inglés, trágicamente fallecido en accidente de avioneta.

Sobre ese libro, Sydney Pollack dirigiría Memorias de África (1985), seguramente la última gran obra audiovisual de este notable cineasta norteamericano, un film justamente apreciado que ganó siete Oscars, entre ellos los de Mejor Película y Mejor Director. El film se inscribe desde entonces en el imaginario colectivo como un relato idealizado del África negra, una tierra vista a través de la mirada de una europea enamorada del continente, un film en el que el envoltorio formal (la lujuriante fotografía de David Watkin, la inolvidable partitura de John Barry, ambos reconocidos con el Oscar por estos trabajos) convertían la visión de Memorias de África en un sugestivo espectáculo, con la siempre estimulante composición actoral de Meryl Streep, que para la ocasión modificó su inglés para conferirle un acento danés, además de contar con Robert Redford como el cazador que fue su amante, y con el austríaco Klaus Maria Brandauer como el esposo.

María Pérez Sanz, ya en este siglo XXI, ha tenido la osadía de acercarse a la vida de Blixen en su film Karen (2020), en lo que es cualquier cosa menos una biografía. De hecho, la directora ha definido su película como un “antibiopic”, en la que se nos narran algunos momentos en la vida de Blixen en su cafetal de Kenia, en los tiempos en los que la evolución de los mercados iba marcando ya el declive del producto y señalando la futura salida del continente de la danesa. Hecha a base de momentos cotidianos, de conversaciones aparentemente intrascendentes con su fiel empleado aborigen, la película está rodada en Extremadura (tierra de origen de Pérez Sanz) como si fuera la sabana africana... y lo curioso es que da perfectamente el pego... La cantautora y actriz Christina Rosenvinge, curiosamente de ascendencia danesa, interpreta a la escritora.


Dentro de Escandinavia, concretamente en Suecia, hablaremos de Selma Lagerlöf, escritora que, entre otros méritos, ostenta la cualidad de ser la primera mujer en conseguir el Premio Nobel de Literatura. Selma Ottilia Lovisa Lagerlöf (Värmland, 1858 – Ibid., 1940) fue conocida internacionalmente como Selma Lagerlöf. Su vocación literaria data de su primera infancia, y tras convertirse en maestra y publicar su primera novela, La leyenda de Gösta Berling, salta a la fama y se constituye en uno de los nombres fundamentales de la literatura sueca. El Nobel le da aún mayor proyección social, y su obra, que rehúye el realismo de la generación anterior, se involucra también en temas como el semitismo y el feminismo, siendo muy activa en la lucha por el sufragio femenino. En su obra, popularísima en su momento, destacan títulos como Los milagros del Anticristo, ambientada en Italia, los cuentos agrupados bajo el título de Jerusalén, inspirados en su visita a la ciudad judía, y El maravilloso viaje de Nils Holgersson, de corte didáctico, con influencias del microcosmos kiplingiano.

Curiosamente, las dos veces que la vida de Lagerlöf se ha asomado a las pantallas lo ha hecho bajo pabellón español. Así, Narciso Ibáñez Serrador, ya entonces muy popular en España por obras televisivas como Historias para no dormir o Historias de la frivolidad, graba para Televisión Española (TVE) el episodio La saga de Selma Lagerlöf (1968), dentro de la serie dramática El premio, con Lola Herrera como la escritora. En la década siguiente, de nuevo TVE producirá, dentro de su entonces famoso espacio Novela (que se emitía en la sobremesa de lunes a viernes tras el Telediario), el dramático titulado Selma Lagerlöf (1974), otra vez con Herrera como la autora danesa.


Astrid Anna Emilia Ericsson (Vimmerby, 1907 – Estocolmo, 2002), más tarde al casarse Astrid Anna Emilia Lindgren, y conocida en su obra literaria simplemente como Astrid Lindgren, es famosa sobre todo por la serie de libros dedicados al personaje infantil Pippi Calzaslargas (Pippi Langstrump en su original en sueco), que conoció una popularísima adaptación a la televisión que se vio en todo el mundo, un personaje sin duda adelantado a su tiempo, una niña auténticamente libre, de una imaginación desbordante, plena de fantasía, con una filosofía vital que podría calificarse como libertaria.

La vida de Lindgren, al menos en sus primeras décadas, no fue precisamente feliz. Embarazada de un hombre casado, tuvo que dejar a su hijo en adopción provisional en Dinamarca, esperando que su pareja pudiera finalmente divorciarse y casarse con ella. Esos años son los que retrata la única vez que, según nuestros datos, se ha llevado la vida de Lindgren a la pantalla, en el film Conociendo a Astrid (2018), coproducción sueco-danesa dirigida por Pernille Fischer Christensen, que cuenta con Alba August (la hija del director Bille August y de la actriz Pernille August) como la escritora; la película ciertamente no fue ninguna maravilla, y más allá de poner en pantalla los primeros años de la que después sería popularísima autora de Pippi Calzaslargas, carece de mayor relevancia.


Oceanía

En el quinto continente encontramos a dos autoras, ambas neozelandesas, que han visto llevadas sus vidas a la pantalla. Kathleen Mansfield Beauchamp (Wellington, Nueva Zelanda, 1888 – Fontainebleau, Francia, 1923), de casada Kathleen Mansfield Murry, conocida artísticamente como Katherine Mansfield, fue una poetisa y cuentista de corta vida (solo 34 años, muriendo de tuberculosis). Esa menguada existencia, sin embargo, fue de lo más intensa: casó en dos ocasiones, pero además tuvo varios amantes, hombres y mujeres: de nuevo se da en Mansfield la constante, tantas veces confirmada, de vidas airadas y relaciones absolutamente libres en mujeres escritoras. Su obra, tanto poética como narrativa, se caracteriza por su afilada mirada hacia la realidad, hacia la cotidianidad, hacia lo normal tras lo que ella buscaba siempre significados ocultos, con un estilo exquisito y deslumbrante. Políticamente progresista, Mansfield fue una ardiente defensora de los derechos de los aborígenes de su tierra, los maoríes, pero también, en general, una antirracista convencida.

La vida de Katherine Mansfield ha sido llevada a la pantalla en al menos tres ocasiones: las más antigua es la miniserie de televisión de 6 episodios A picture of Katherine Mansfield (1973), producción británica de la BBC con dirección de Alan Cooke y con la eximia Vanessa Redgrave como la escritora neozelandesa, en un producto audiovisual que mezclaba a lo largo de sus seis entregas la vida de la autora de La mujer de la tienda con fragmentos dramatizados de su obra.

Bajo pabellón neozelandés, en coproducción con Francia, se rueda Única obsesión (1985), film dirigido por John Reid, en una historia que se centra en el segundo (y último) marido de Katherine, John Mansfield Murry, situándose la acción más de tres décadas después de la muerte de la escritora y poco antes del fallecimiento del propio esposo, apareciendo, en “flashbacks”, la autora con el rostro de Jane Birkin, mientras que Murry está encarnado por un entonces ya anciano sir John Gielgud.

Y el tercer audiovisual sobre K.M. será la TV-movie Bliss (2011), también con nacionalidad neozelandesa, con Fiona Samuel a los mandos y Kate Elliott como la célebre escritora.

Otra autora nacida en Nueva Zelanda, Janet Frame, tendrá también su aparición en un producto audiovisual. Janet Patterson Frame (Dunedin, 1924 – Ibid. 2004), conocida internacionalmente como Janet Frame, fue una escritora cuya infancia y juventud la marcaron indeleblemente: diagnosticada erróneamente como esquizofrénica, vivió un auténtico calvario en diversos manicomios, estando a punto de ser lobotomizada, lo que no ocurrió al recibir unos días antes de la intervención un prestigioso premio literario (para que luego digan que los premios no sirven para nada...), que confirmó que lo suyo no era locura sino genialidad. Vivió, como casi todas las escritoras famosas, como quiso, mantuvo relaciones con quien quiso y fue autora de una numerosa obra que abarcó la novela, el relato corto, la poesía, la autobiografía, el artículo periodístico, la ficción infantil, el ensayo...

La vida de Janet Frame, en concreto los ominosos años de la locura, en los que fue reiteradamente internada en centros que lo que hicieron fue empeorar su supuesta insania, fue llevada a la pantalla por la cineasta neozelandesa Jane Campion en Un ángel en mi mesa (1990), versionando la segunda parte de la trilogía que compone las memorias de Frame, con igual título al film. La escritora estará interpretada por tres actrices, correspondiendo a Kerry Fox el rol adulto, mientras que Alexia Keogh se encargaba del rol en la edad infantil y Karen Fergusson era la Janet adolescente. La película dio a conocer mundialmente la dolorosa vida de la escritora, y además supuso la carta de presentación internacional de Campion como directora, lo que le valió para hacer poco más tarde su obra más conocida, El piano (1993), ganadora de 3 Oscars.


Israel

Finalizamos este serial glosando a la escritora israelí Yona Wallach (Kiryat Ono, Tel Aviv, Israel, 1944 – Ibid., 1985). Traumatizada por la muerte bajo tortura de su padre cuando ella contaba solo 4 años, sus años de infancia marcaron su carácter rebelde. Ya de joven experimentó con drogas y vivió airadamente; de carácter marcadamente bisexual, se expresó siempre libremente, actuando y viviendo como le vino en gana. Escribió una poesía revolucionaria, explícitamente sexual, cáustica, feminista, posmodernista, crítica.

El cine ha llevado la vida de Wallach a la gran pantalla en el film Yona (2014), bajo pabellón israelí, con dirección de Nir Bergman y con Naomi Levov como la autora de Shnei ganim.

Ilustración: Meryl Streep como Karen Blixen, en una imagen de Memorias de África (1985), de Sydney Pollack.