Enrique Colmena

Lo de perdón viene a cuento de que uno de los figurados tenores del título no es tal, sino una tenora, o mejor, una soprano (aunque por su aspecto más debería ser contralto o incluso mezzosoprano…). El éxito de Javier Bardem con sus últimas películas norteamericanas, “El amor en los tiempos del cólera” y, sobre todo, “No es país para viejos”, con Globo de Oro, Premio del Sindicato de Actores USA y nominación al Oscar (cuando se escriben estas líneas…), lo cierto es que el más talentoso de la saga de los Bardem, con permiso de su tío Juan Antonio, se ha convertido ya en la tercera pata de ese trípode o tríada que conforman él, como recién llegado, junto a Penélope Cruz y Antonio Banderas, siendo éste el más veterano del trío, al rodar su primera película en Estados Unidos allá por 1992, con “Los reyes del mambo cantan canciones de amor”, para después integrarse paulatina pero plenamente en el cine de Hollywood. Bien es cierto que, generalmente, su carrera se tomado cauces muy comerciales, y todavía tiene pendiente la asignatura de poder simultanear proyectos taquilleros con otros de mayor riesgo y calado intelectual. Claro que para eso a lo mejor hay que tener el caché de un Tom Cruise, que se puede permitir esas libertades…
Tras Antonio (“Anchonio”, pronuncia deliciosamente su mujer, Melanie Griffith…) llegó Penélope, la soprano, contralto o mezzosoprano a la que aludíamos; en 1998 hizo su primera incursión en el cine USA con “The Hi-Lo Country”, seguramente una de las peores películas de Stephen Frears, y la verdad es que, en general, la calidad media de su cine en aquellos pagos no ha mejorado mucho, con petardos como “La mandolina del capitán Corelli”; pero, curiosamente, sin ningún título relevante, ni en taquilla ni en la consideración de la crítica, la joven madrileña se ha hecho un hueco en el “star system” actual de Hollywood, y hoy día es ya una respetada actriz que rueda con asiduidad (aunque sean bostas de vaca…) en la llamada Meca del Cine.
Los comienzos de Javier Bardem en el cine yanqui son más recientes: fue en 2000, de la mano de Julian Schnabel, cuando le hizo protagonista de “Antes que anochezca”, la biografía del poeta cubano Reynaldo Arenas, para después hacer “Pasos de baile” para John Malkovich, en su debú como director. Algunos papeles episódicos en filmes de enjundia comercial, como el “Collateral” de su amigo Tom Cruise, le llevan a las dos películas citadas al comienzo de estas líneas, “El amor en los tiempos del cólera”, donde compone un personaje que no le va demasiado, el eterno enamorado “fou” Florentino Ariza de la novela de García Márquez, y “No es país para viejos”, lo último de los Coen, donde interpreta a un peculiar asesino en serie de imposible melena, que le está reportando los mejores réditos en reconocimiento artístico dentro de la industria norteamericana.
Otros intérpretes españoles recientes han intentado también la aventura americana, desde Aitana Sánchez-Gijón (“Un paseo por las nubes”, entre otras) a Paz Vega (“Spanglish”), pasando por Jordi Mollá (“Blow”, la nueva versión de “El Álamo”), y no sería ocioso recordar también a históricos como Sara Montiel, Carmen Sevilla o Antonio Moreno, que hicieron en su momento las Américas; pero ninguno de ellos, ni de los nuevos ni de los veteranos, consiguió lo que estos tres alegóricos tenores: ser considerados en Hollywood, siendo españoles, como uno más de ellos…