Enrique Colmena

En el primer capítulo de esta serie de artículos sobre las monarcas británicas y cómo las ha tratado el cine, titulado Reinas británicas, el poder en femenino (I). Isabel I, hablábamos de aquella soberana, la última de la dinastía Tudor, que ha sido llevada de forma profusa a la gran pantalla, y también a la pequeña. Sin llegar a esos elevadisímos volúmenes de recreación de su vida y milagros (valga la expresión...), el cine y la televisión también han llevado con mucha frecuencia la vida y reinado de otra de las grandes monarcas británicas, en este caso Victoria, soberana que, hasta hace relativamente poco (cuando Isabel II la superó), fue la reina o rey de más largo mandato en las Islas Británicas.

Victoria nació en 1819 y murió en 1901, por lo que vivió 81 años. Su reinado abarca desde 1837 hasta su muerte, en total 63 años. Su larguísima permanencia en el trono de San Jorge da nombre incluso a una época, la victoriana, generalmente identificada como un tiempo en el que las formas lo eran todo, en el que un puritanismo rampante ascendió al grado de valor supremo; también se caracterizó por una pujante industrialización, y por la anexión al Imperio de la India, además del comienzo del conflicto irlandés. En lo personal, Victoria casó muy joven con su primo Alberto de Sajonia Coburgo, con el que tuvo nueve hijos, siendo el segundo de ellos, Alberto (al que la reina llamaba afectuosamente Bertie), el que le sucedería con el nombre de Eduardo VII.

Curiosamente, Victoria es la primera monarca británica que aparece ella misma en el cine, no siendo interpretada por nadie. Así, a finales del siglo XIX, la reina es filmada en una serie de cortos documentales con títulos tales como Queen Victoria arrives at a Royal Garden Party (1898) (para verlo pinchar aquí), o Queen Victoria in Dublin (1901) (para verlo pinchar aquí), en los que aparece la soberana británica en sendos actos protocolarios, uno en el Royal Garden de Londres, como indica el título, y el otro en una visita a Irlanda. También el cine documentó, a las rudimentarias maneras de la época, los honores fúnebres a la monarca cuando falleció en 1901 en títulos como Queen’s Victoria Funeral (1901), de la casa Pathé (para verlo pinchar aquí).

La primera vez que, según nuestros datos, aparece la reina Victoria del Reino Unido interpretada por una actriz será curiosamente en un film no dedicado a ella, sino a uno de sus primeros ministros más famosos. El título se corresponde con el nombre del premier, Disraeli (1916), film inglés dirigido por Charles Calvert y Percy Nash, que se centra lógicamente en la figura del famoso político británico, que dirigió el gobierno de Su Graciosa Majestad entre 1874 y 1880, siendo uno de los primeros ministros más cercanos, tanto política como personalmente, a la reina Victoria, que en este film estará interpretada por Mrs. Henry Lytton, mientras que Disraeli fue encarnado por Dennis Eadie. Todavía en el cine mudo tendremos otro título, The yankee clipper (1927), film norteamericano dirigido por Rupert Julian y con costeada producción de Cecil B. de Mille, película de aventuras en la que la reina Victoria aparece de forma incidental, siendo interpretada por Julia Faye.

Ya en el cine sonoro, de nuevo la monarca aparecerá como personaje secundario en un nuevo biopic de su premier favorito, titulada también Disraeli (1927), film norteamericano dirigido por Alfred Green, en el que la soberana fue interpretada por Margaret Mass y el político por el entonces muy famoso George Arliss. En los años treinta la cinematografía británica rueda un díptico con muchas concomitancias entre ellos, con dos films (estos sí) centrados en la figura de la monarca: son La reina Victoria (1937) y su continuación Sixty glorious years (1939), ambos dirigidos por Herbert Wilcox, con Anna Neagle en el papel de una joven Victoria, en los primeros años de su reinado, cuando casó con el príncipe Alberto y tuvo que afianzarse como una monarca de remarcada personalidad frente a los que quisieron manipularla por el hecho de ser mujer. En esa misma década, aunque en un personaje episódico, Victoria aparecerá de nuevo en pantalla en La princesita (1939), vehículo norteamericano a mayor gloria de la entonces popularísima Shirley Temple, con dirección de Walter Lang y siendo la reina interpretada por Beryl Mercer.

En los años cuarenta será de nuevo la figura de Disraeli la que nos permitirá ver a Victoria en pantalla. Se trata de The prime minister (1941), producción británica dirigida por Thorold Dickinson, con el gran John Gielgud como el legendario político, y Fay Compton como la monarca. Tendremos que saltar ya hasta los años sesenta para encontrar nuevas apariciones de la reina en pantalla grande o pequeña; así, para esta última se graba, en país tan exótico como Australia, The Young Queen (1963), dramático para televisión sobre la obra teatral de Laurence Housman, con Lola Brooks en el papel de la monarca, un telefilm sobre los primeros años del reinado de Victoria, sus pretendientes y su boda con Alberto. En esos mismos años sesenta, pero ya en un tono muy distinto, se rueda Chiflados del espacio (1967), film inglés dirigido por Don Sharp, en una historia tirando a disparatada con evidente inspiración en la novela De la Tierra a la Luna, de Jules Verne, en la que la reina, con el rostro de Joan Sterndale-Bennett, aparecerá de forma episódica.

En los años setenta, fiel al espíritu desprejuiciado de la época, Victoria aparecerá, también como personaje de fondo, en dos films muy distintos pero ciertamente poco protocolarios: El hermano más listo de Sherlock Holmes (1975) fue una disparatada comedia dirigida e interpretada por Gene Wilder, aprovechando el tirón de la entonces popularísima El jovencito Frankenstein (1974), de Mel Brooks, que el propio Wilder había escrito y protagonizado poco antes; en esa comedia delirante ambientada en la Inglaterra victoriana la reina tendría los rasgos de Susan Field. Por su parte, Great (Isambard Kingdom Brunel) (1975) será un cortometraje de animación sobre un famoso ingeniero de la época (el Isambard del título) que fue el autor de varias de las grandes obras de ingeniería de la época victoriana, como el Túnel del Támesis; a la figura dibujada de la monarca le pondrá voz Barbara Moore. En esa misma década, pero ya en tono más serio y tradicional, la serie televisiva británica Disraeli (1978), con dirección de Claude Whatham, pone de nuevo en escena al famoso primer ministro, con el rostro de Ian McShane, mientras que la reina, ya en edad madura, será interpretada por Rosemary Leach.

Victoria como personaje al fondo aparecerá de nuevo, con tintes de aventura, en la versión al cine de la novela de Jules Verne La vuelta al mundo en 80 días (1989), costeada miniserie televisiva con el norteamericano Buzz Kulik a los mandos, aunque se trató de una coproducción europea. El papel principal, el de Phileas Fogg, estará interpretado por un Pierce Brosnan que entonces conocía las mieles de la popularidad con la serie Remington Steele, muy lejos todavía de encarnar al agente 007; la reina, en un personaje secundario, estará interpretada por Anna Masey.

La década de los años noventa nos trae una de las más interesantes aproximaciones a la reina en Su Majestad Mrs. Brown (1997), con dirección de John Madden (sí, el director de Shakespeare enamorado), la historia de la relación ambigua entre la monarca y su favorito el escocés John Brown, excelentemente servidos por Judi Dench, en la primera (que no será la última) vez que encarne a Victoria, y Billy Connolly, en un film que narraba los años en los que la soberana y Brown fueron íntimos, hasta el punto de que, malévolamente, a la reina se la llamara “Mrs. Brown”, haciendo ver que era, “de facto”, la esposa del escocés. Dench consiguió la primera de las 7 nominaciones al Oscar que hasta ahora tiene, habiendo conseguido la estatuilla en una ocasión.

El siglo XXI se abre, a los efectos de la monarca Hannover en la pantalla, con una TV-movie de corte tradicional, Victoria y Alberto (2001), grabada en coproducción de la BBC con otras televisiones, con dirección de John Erman, y centrándose en la historia de amor de la monarca y su marido, con Victoria Hamilton como una joven reina y Jonathan Firth como el príncipe. En un tono muy distinto, ese mismo año el cine norteamericano rueda Desde el infierno (2001), con dirección de Albert y Allen Hughes, historia de terror finisecular a vueltas con los crímenes de Jack el Destripador, con la estrella Johnny Depp como el atormentado inspector que intenta atrapar al asesino y la reina Victoria en un papel episódico, interpretada por Liz Moscrop.

Como también episódica es la aparición de la reina en Los rebeldes de Shanghai (2003), film en clave de comedia entreverada de acción y aventura, con dirección de David Dobkin y con Owen Wilson y Jackie Chan en los papeles estelares, siendo la reina interpretada por Gemma Jones. Una nueva y costeada versión de La vuelta al mundo en 80 días (2004), con dirección de Frank Coraci, presentará al cómico Steve Coogan como Phileas Fogg y a, de nuevo, Jackie Chan como Picaporte (en el original Passepartout), y con la ya entonces muy popular Kathy Bates como Victoria.

Volviendo de nuevo al tono tradicional, La reina Victoria (2009), con dirección del canadiense Jean-Marc Vallée (cuya filmografía posterior, con títulos interesantes como Dallas Buyers Club o Demolición, nada tiene que ver con este cine “estirado”), pondrá de nuevo en imágenes los primeros años de la joven reina, en los tiempos en los que tuvo que afianzarse como monarca mientras se enamoraba del que sería su marido, Alberto, con una estupenda Emily Blunt como la soberana y Rupert Friend como el príncipe, además de un nutrido y estimulante elenco: Jim Broadbent, Paul Bettany, Miranda Richardson, entre otros.

Ya en la década de los años diez del siglo XXI, la reina aparecerá de forma episódica en el biopic que sobre el pintor británico Joseph Turner realizaría Mike Leigh en su Mr. Turner (2014), con Timothy Spall en el papel protagonista y Sinead Matthews como una joven monarca. La reina será de nuevo centro y eje en la serie televisiva británica Victoria (2016), creada por Daisy Goodwin, una historia que se centra también en los primeros años de la monarca, quizá los más atractivos desde un punto de vista de la ficción histórica, con Jenna Coleman como una sugestiva monarca y Tom Hughes como el príncipe Alberto, además de contar con otros notables intérpretes británicos, como Diana Rigg, Alex Jennings o Rufus Sewell, que interpreta a Lord Melbourne, primer ministro de la reina entre 1837 y 1841, con el que la monarca tuvo una especial afinidad.

Los últimos años de la reina serán contados en La reina Victoria y Abdul (2017), film de Stephen Frears que recreaba la relación entre la monarca y su favorito hindú Abdul, llamado “el Munshi”, que alegró la vejez de una mujer ya cansada de vivir y del trono. Judi Dench, de nuevo, está excelsa en un personaje al que ella dota de sutiles matices. Ese mismo año Victoria aparece como personaje secundario en El gran showman (2017), la historia de la génesis del circo Barnum, con dirección de Michael Gracey y con Hugh Jackman al frente del reparto, en el papel del fundador del famoso circo, mientras que el rol de la monarca lo hará Galye Rankin.

Por último, todavía por estrenar cuando se escriben estas líneas, Holmes & Watson (2019), con dirección de Etan Cohen (ojo, no confundir con el cuasi homónimo Ethan Coen, el hermano de Joel, los famosos y mucho más interesantes cineastas), es una comedia con los dos populares personajes creados por Arthur Conan Doyle, con toda la pinta de estar hecha en clave de humor “nonsense” o humor de tontos, con Will Ferrell y John C. Reilly en el papel del detective y su amigo el médico, y con la aparición incidental de la reina Victoria con la efigie de Pam Ferris.

Ilustración: Rupert Friend y Emily Blunt, en una imagen de La reina Victoria (2009).

Próximo capítulo: Reinas británicas, el poder en femenino (y III). María Estuardo, Ana, Isabel II