En este octavo capítulo completaremos la mirada sobre la repercusión de la obra de Serafín y Joaquín Álvarez Quintero en el audiovisual en el extranjero, tras haber comentado en la anterior entrega los títulos correspondientes a Portugal, Reino Unido e Italia.
EUROPA (II)
Holanda
Los flamencos de los Países Bajos, quizá porque durante casi siglo y medio pertenecieron a la Corona de España, también han adaptado a los hermanos Álvarez Quintero. En los años sesenta la compañía de televisión neerlandesa Vrijzinnig Protestantse Radio Omroep (VPRO) graba Een zonnige morgen (1962), literalmente “Una mañana soleada”, adaptación del sainete Una mañana de sol, una pieza cómica quinteriana de divertidos diálogos entre dos antiguos enamorados reencontrados varias décadas después en un parque madrileño. Con 24 minutos de duración, la pieza televisiva estuvo guionizada y dirigida por Jack Dixon, en el blanco y negro consustancial a la época.
Yugoslavia
Antes de que el país balcánico por excelencia (con permiso de Grecia y Bulgaria), la Yugoslavia de Tito, implosionara a principios de los años noventa tras la caída del Muro, el país de Kusturica también adaptó, sandungueramente, ese mismo título, Una mañana de sol, en este caso con el título en serbio Suncano jutro (1968), literalmente (si el traductor “online” que hemos usado no miente...) “Mañana soleada”, en la que de nuevo veremos a los dos viejos enamorados reencontrados tantos años después, en una telecomedia de 24 minutos que formó parte del espacio TV Teatar, longevo contenedor teatral primero yugoslavo y después serbio que, iniciado en 1958, todavía emitía productos hasta fecha tan reciente como 2020 (igualito que en España, donde el teatro ha sido erradicado hace décadas de las parrillas televisivas...). La realización de esta telecomedia de 36 minutos, emitida en blanco y negro, correspondió a Jovan Konjovic, veterano profesional de la Radiotelevizija Beograd, la televisión pública yugoslava de la época, después transformada en Radio-televizija Srbije, la emisora estatal de Serbia, una de las repúblicas en las que se escindió, con frecuencia de forma traumática, el país de Tito.
AMÉRICA
Argentina
Dado que el teatro de los hermanos Álvarez Quintero gozó de gran popularidad en el país del Río de la Plata, parecía lógico que fuera la República Argentina el estado que con más asiduidad versionara a los escritores utreranos, como así ha sido. Tenemos censadas hasta cinco obras audiovisuales que fueron producidas bajo pabellón argentino, con materia argumental proveída por los talentosos hermanos.
A principios de los años cuarenta encontramos la primera adaptación quinteriana. El formato será el cinematográfico, con el título Novios para las muchachas (1941), versión porteña de Las de Caín, comedia de los utreranos sobre una familia con cinco hijas casaderas y las divertidas peripecias paternas para encontrar novio a tanta fémina en edad de merecer... De la dirección se encargó Antonio Momplet, gaditano exiliado en Argentina, quien años más tarde, ya de regreso a España, rodaría otra versión de la comedia de los Quintero, entonces ya con el título de Las de Caín (1959). En la versión argentina que comentamos, filmada en blanco y negro y con una duración de 70 minutos, el guion fue escrito por René Garzón, corriendo la producción de cuenta de Establecimientos Filmadores Argentinos (EFA).
Saltamos a finales de esa década de los cuarenta para encontrarnos con ¿Por qué mintió la cigüeña? (1949), versión al cine de la comedia quinteriana en tres actos Nido sin pájaros, una historia que, digámoslo pronto, tiene cierto parecido con la famosa comedia de Edoardo de Filippo Filumena Marturano, aunque hay que decir enseguida que la de los hermanos Álvarez Quintero es cronológicamente muy anterior a la del dramaturgo italiano. De la dirección de esta versión argentina se encargaría el polémico Carlos Hugo Christensen, autor de una filmografía de lo más peculiar, un avanzado a su época, y el guion, sobre el texto quinteriano, fue de Juan Corona. Producida por Lumitón, su duración, en blanco y negro, alcanzó los 77 minutos (puede visionarse esta película pinchando en el enlace al final del artículo).
El mundo del espectáculo fue el nombre de un espacio contenedor del Canal 13 bonaerense iniciado en 1967, que incluía tanto teledramáticos como films. Uno de los primeros que se emitieron dentro de este espacio fue, precisamente, El genio alegre (1968), adaptación de la comedia homónima, con dirección de Pedro Escudero y guion de Gregorio Santos Hernando, sobre la obra de los hermanos utreranos.
En cuanto a Alta comedia, fue el título genérico bajo el que se emitieron, desde principios de los años setenta, una serie de teleteatros en el Canal 9 Libertad de Buenos Aires. Dentro del mismo se programó una versión de los Álvarez Quintero, en concreto Cinco lobitos (1970), sobre el original homónimo de los escritores andaluces. Dirigió Alejandro Doria, prestigioso cineasta que alternó cine y televisión. El guion, sobre el texto quinteriano, sería obra de Horacio S. Meyrialle, habitual en esas tareas en ese espacio Alta comedia.
La última vez que se versionó a los Quintero en el país de Borges y Cortázar sería en esa misma década de los setenta, dentro del espacio Teatro de Pacheco, que emitió fundamentalmente telecomedias durante el año 1973, a través del Canal 9 de Buenos Aires. El texto quinteriano adaptado sería El centenario (1973), sobre guion de los (también) hermanos Guillermo y Horacio Pelay, bajo la dirección de Carlos Berterreix, avezado realizador televisivo de larga carrera.
México
Corresponde al país de Emiliano Zapata y de Frida Kahlo el honor de ser el que primero llevó a los Quintero a la pantalla, en este caso grande; aparte de España, se entiende, que ya lo había hecho en fecha tan temprana como 1909 en Las aventuras de Pepín, breve versión de Las de Caín. Se trata de El amor que triunfa (1917), versión de la zarzuela El amor que huye, original de Julio Pardo y el maestro Torregrosa, a su vez inspirada en la comedia de tres actos y un prólogo La dicha ajena, de los hermanos Álvarez Quintero. Producida por Cirmar Film, productora radicada en el Yucatán, será en ese mismo estado mexicano donde se ambienta la película, que estaría rodada a las órdenes de Manuel Cirerol Sansores y Carlos Martínez de Arredondo, encargándose este último de la dirección de fotografía, y siendo ambos propietarios de la mentada productora. El papel principal lo encarnó la actriz catalana María Caballé, en aquellos años en su aventura americana, en la que rodó varios films en México.
La segunda ocasión en la que el cine azteca se fijó en los Quintero sería a principios de los años cincuenta. Doña Clarines (1951) versionaría la comedia homónima de los hermanos andaluces, con producción de Manuel Altolaguirre, el famoso poeta malagueño exiliado en el país de las enchiladas, para la empresa Producciones Isla, con dirección del vasco Eduardo Ugarte, también exiliado, que fuera colaborador de Lorca en La barraca. En el reparto algunos nombres famosos del cine mexicano de la época, como Ángel Garasa y Gustavo Rojo (éste, aunque uruguayo, realizó casi toda su carrera en México). La producción se realizó en blanco y negro y su metraje alcanzó los 78 minutos (puede verse esta película en el enlace situado al final de este artículo).
Canadá
Tampoco es que en las frías, anglosajonas (con permiso de los “québécois”...) y cuadriculadas tierras canadienses fuera previsible que los Quintero dejaran su huella en el audiovisual, pero así fue. A principios de los años sesenta, dentro del espacio televisivo Shoestring Theatre (literalmente “teatro de bajo presupuesto”), programa que se mantuvo en antena entre 1959 y 1964, a través de la emisora pública CBC Television Network, se emitió A sunny morning (1960), evidente adaptación de la quinteriana Una mañana de sol, que ya hemos comentado con anterioridad. Estos teleteatros tenían una duración de media hora y eran producidos con presupuestos muy ajustados (como ya advertía el título del espacio...) en la francófona Montreal, aunque se grababan en inglés. El director del episodio fue Roger Racine, cuya profesión era la de director de fotografía, aunque en este caso, y en otros episodios, se encargó de la realización. El guion, sobre la obra de los Álvarez Quintero, lo escribió Abe Crelinsten.
-Puede verse ¿Por qué mintió la cigüeña? (1949) pinchando aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=VkYfXrZEp84
-Puede verse Doña Clarines (1951) pinchando aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=CfYYBMTVxYA&t=33s
Ilustración: Una imagen de ¿Por qué mintió la cigüeña? (1949), de Carlos Hugo Christensen, versión argentina al cine de la comedia Nido sin pájaros, de los hermanos Álvarez Quintero.